33. Tos nerviosa ( Manuela Balastegui)
Madre e hija, con ojos soñadores, esperaban en silencio. La hija, emocionada, apretaba la mano de su madre. La luz se apagó. Empezó el espectáculo. La orquesta tocaba el vals «El lago de los cisnes». Embelesadas acompañaban la música con el movimiento de sus cabezas. A la madre se le escapó un carraspeo seguido de tos nerviosa. La hija sacó un caramelo. La madre comenzó la operación de desenvolverlo sigilosamente, pero el sonido del plástico (del caramelo) parecía oirse por encima de la música ¡ Qué apuros para silenciar la operación! Pero por fin el caramelo en la boca amortiguó la tos justo cuando hacía su aparición la bailarina. Frágil e imperiosa. Con el pelo regio, recogido en un moño adornado con flores. Sus zapatillas de satén brillantes. El tutú blanco vaporoso. Con postura en relevè ( pies en puntillas). Empezó la danza. La hija escondió las manos al acecho del aplauso. Cuando minutos después la orquesta terminó, la bailarina se postró ante su público. La madre escondió una lágrima en su pañuelo. La hija se puso de pie y aplaudió con energía.
«La bailarina necesita dormir como tú «, dijo la madre cerrando la tapa del joyero.
Me has hecho bailar en un mar de emociones y tristeza. Un bico.