10. TRABAJO COMPLETO (Ángel Saiz Mora)
La caseta en la que se vendía mi libro presentaba una cola kilométrica, la envidia de la feria.
Me puse al final de aquella hilera, pese a ser el verdadero autor. Un tipo sin talento alguno lograba reconocimiento gracias a unas supuestas memorias que yo le escribí, tras convertirme en su negro literario. Las vivencias eran fruto de mi fantasía, pequeñas historias aderezadas con dramatismo, ternura o humor.
Me había comprometido a cumplir lo firmado en el exigente acuerdo editorial. Un escritor de microrrelatos necesita comer, aunque encumbrar a un personaje así requiere enormes esfuerzos, incluso extraliterarios.
No supo reconocerme bajo la capucha de mi sudadera. Le arrebaté una estilográfica que utilizaba para las dedicatorias; también era mía, hasta de eso se había apropiado. La utilicé para clavársela repetidas veces. Su mirada de perdonavidas se transformó en otra de sorpresa. Los ojos, congelados en un rictus de asombro, se agrandaron al máximo. Habían escogido al tipo ideal, tan engreído como para convencerse de ser quien no era, e incapaz de asimilar todos los términos de un contrato.
Las ventas baten récords. Hasta los críticos más exigentes destacan ahora la coherencia singular de la obra premonitoria «Morir de éxito».
La manipulación del talento, el afán desmedido de las editoriales por vender y un títere sin escrúpulos con sorpresa final. Todo ello lo encontramos en este estupendo relato. Enhorabuena, Ángel. Un abrazo y suerte.
La figura del escritor en la sombra, que se gana la vida como puede, pero de cuya gloria, si la obtiene, se aprovecha otro, es uno de los papeles más frustrantes que deben de existir. Las empresas quieren, legítimamente, obtener beneficios, pero todo tiene un límite. Esta pequeña historia juega con todo ello, como bien dices, llevándolo a extremos que tratan de sorprender.
Muchas gracias, Salvador.
Un abrazo
Estupendo relato Ángel. Algunos no muestran escrúpulos para lograr el éxito, incluso a la hora de adueñarse del talento ajeno.
Suerte y un abrazo
A nadie debería extrañarle que la falta de escrúpulos y de respeto, solo puede dar lugar a hacer bueno el refrán de «quien siembra vientos recoge tempestades».
Muchas gracias, Blanca
Un abrazo
Muy buen relato, Ángel el de ese autor al que han arrebatado su obra.Por desgracia hay algunos que no dudan en apropiarse del talento ajeno. Un abrazo
Robar siempre es execrable. Apropiarse del talento ajeno, es, además, una humillación terrible y la peor de las bajezas.
Gracias, Gloria.
Un abrazo
Jajajajaja Campeón!!
Qué gran final, porque uno se espera alguna ironía, algún sarcasmo, algo surrealista o esperpéntico… Pero este humor negro, gore, visceral le da un giro al relato que lo hace maravilloso!!!
Un abrazo, Ángel!!!
😉
Sí que ha salido visceral. Quizá no sea difícil imaginar la sangre derramada sobre los libros de ese mostrador, en una historia que, para su remate final y comercial, requería teñirse de sangre.
Me alegra mucho que te guste.
Un abrazo, Marca
Vaya con el encapuchado y, es que cuando se trata de dinero, éxito o ambos, hay personas que sufren los temblores de la muerte cuando ven que a su alrededor otros triunfan.
Aquí hay 2 ambiciosos de distinta calaña, el que contrata, que explota al contratado y, el contratado que no cumple lo que firmó porque le puede la avaricia. Si antes te dije lo de Leonardo y Paula, tambien un negro literario se nombra en mi próxima novela. Te lo digo porque me ha hecho gracia.
Tu relato, genial, con el arte de siempre y el ingenio.
Abrazos y feliz noche.
El dinero es uno de los motores que mueve el mundo, eso nadie puede negarlo, aunque sí deberíamos saber compaginar esa realidad con otros aspectos no menos importantes de la convivencia humana que, por desgracia, pasan a segundo plano.
¿Has dicho nueva novela? Tu constancia y creatividad son dignas de elogio. Ya sabes dónde tienes un lector.
Muchas gracias, Mercedes.
Abrazos
Ángel,
Poco puedo añadir a lo que ya te han comentado, simplemente decirte que me ha encantado y creo que las tres últimas palabras «Morir de éxito» cierran el texto a la perfección.
Abrazos
Una frase hecha que tal vez motiva un poco a la reflexión. Quizá no sea mejor gozar de menos gloria y reconocimiento, pero seguir vivo.
Muchas gracias, Aurora.
Abrazos
Gran relato, me ha encantado. Creo que debería ir directo al libro. Me sumo a la mayoría de los comentarios. Creo que debes escribir más relatos negros.
Un abrazote y mucha suerte.
La verdad es que me suelen salir más del tipo tierno, emotivo y humanitario; por eso, cuando cambio de tercio parece que sorprende un poco, pero tienes razón, hay que intentar tocar todos los palos.
Muchas gracias y un abrazo, Pablo
Deduzco leyendo el texto que el falso autor era conocedor de los términos del contrato, si bien no había tenido la capacidad de asimilar todas sus consecuencias, como alguien que vendiera su alma al diablo pensando ingenuamente que nunca habría de llegar la factura. Me parece con todo un relato excelente, en el que no hay ningún bueno en cuanto todos los personajes sucumben al poder de la ambición sea cual sea su precio. Como en todos tus relatos, su lectura es un placer, con frases que narran una a una, eficaz y nítidamente, presente pasado y futuro. Fantástico remate con esas tres palabras del título. Mucha suerte con él y un abrazo, Ángel.
Hay muchas sorpresas en este relato,una, el final para nosotros, otra para los lectores del libro «Morir de éxito» al descubrir al ídolo caído, guardas cola para conocer al autor no a un sustituto de pega y finalmente otra para los de la cola, ante semejante suceso. Y sobre todo no dejará de asombrarnos la naturaleza humana, un enjambre de emociones capaces de disparar en cualquier dirección. Un relato con enjundia. Enhorabuena.
Cuántos supuestos autores no deberán gran parte de los ecos de su falsa creatividad a esforzados escritores que permanecen en la sombra. La apariencia, mucho más que la esencia, parece ser la que predomina en este mundo. Por otra parte y como bien dices, somos seres extremadamente complejos, de reacciones imprevisibles, aunque detrás de cualquier acto existe una motivación que tal vez desconocemos.
Muchas gracias, Ana.
Un abrazo
Me gusta mucho Ángel. La falta de ética a todos los niveles. LO encontramos en todos sitios como lo más normal, por desgracia y hasta nos habituamos a ello. El final me parece sublime.
Muchas felicidades y mucha suerte.
Besicos muchos.
Estamos tan habituados a las actitudes rastreras a todos los niveles, como bien apuntas, que, efectivamente, lo inaceptable nos parece normal.
Muchas gracias por leer y comentar, Nani.
Besos
Querido Ángel: al que aquí nombras como «negro literario» (término nuevo para mí) es lo que también se conoce como «Escritor fantasma»: escribe la novela para otro que le paga por hacerlo y desaparece… En este caso, está claro que no leyó la letra chica del contrato y, aún peor, no supo leer entre líneas: le tocaba a él cumplir su parte del contrato, es decir, «Morir de éxito»; para tener un «Trabajo completo». Si hay una enseñanza que deja el micro es ésta: el talento es algo no se puede comprar o vender…sin pagar las consecuencias.
Un micro de novela el tuyo, propiamente.
Cariños,
Mariángeles
Tu gran relato hace justicia a esos escritores que vierten su talento en la sombra mientras otros, con menos ingenio y más fama, «mueren de éxito». Como bien dices, el microrrelatista tiene que comer, gran punto, y debe aceptar trabajos que tal vez no son de su agrado.
Un relato lleno de ironía y con su pizca de humor negro.
Enhorabuena por tu éxito en la microbiblioteca, por este relato y mucha suerte con él, mi querido Ángel.
No es justo que unas personas se adueñen de los méritos de otras, incluso aunque se trate de algo pactado de antemano, no hay contrato que pueda compensar algo así. A cada uno, lo suyo.
El guiño a los microrrelatistas no lo he podido evitar.
Mil gracias por leer y comentar, Pablo.
Un abrazo
Recuerdo esa película y esa fan enfermiza que persigue al pobre autor. Con admiradoras como ella, es mejor dedicarse a otra cosa. Cada historia es un mundo, cada persona también, y las personas que escriben historias se sumergen, quizá sin darse demasiada cuenta, en otra derivada del proceso creativo, siempre interesante y hasta un tanto misterioso.
Muchas gracias, Juan
Un abrazo
Es que los escritores de microrrelatos también tenemos dignidad, aunque haya que pagar la hipoteca. Qué bueno Angel, un abrazo.
La necesidad es algo importante y acuciante, y el dinero un gran motivador, pero conceptos como la dignidad y el honor no pueden sustituirse ni comprarse con nada. Por otra parte, un contrato es un contrato y están para cumplirse.
Muchas gracias, Lucas.
Un abrazo
Un muy buen relato, Ángel, donde subyace la crítica y un humor irónico afilado como un bisturí. Nos llevas con el protagonista a esa cola donde el impostor impuesto firma un libro tras otro alimentando su ego con talento robado. Y con habilidad nos vas dando, sin desvelar nada, leves pinceladas del contrato hasta que nos descubres el título del libro, justo al final, y todo encaja como un guante. Un gran golpe el que hasta la pluma sea robada. Te felicito.
Mucha suerte y un saludo cordial.
Mal está, fatal, el hecho de robar el talento a otro, pero además llegar a creerlo como propio, ya supera cualquier comprensión que nos esforcemos en tener. Las empresas privadas, incluidas las editoriales en algunos casos, buscan beneficio, como es lógico, pero todo no vale, existen límites que nadie debería sobrepasar, consideraciones éticas que han de estar por encima, sin nada que las anule.
Agradezco mucho tu atenta lectura y tu comentario.
Muchas gracias, Domingo.
Un saludo
Hola, Ángel.
«Un escritor de microrrelatos necesita comer», ¡qué frase tan precisa!, jejeje.
Bueno, tal como yo lo veo este relato nos habla de sorpresa, pero también de otra emoción muy fuerte «la rabia». Debe ser tremendo que alguien se apodere del éxito que, por justicia, correspondería a otra persona. Siempre me parecido alucinante eso de que existan los negros literarios. El mundo tiene estas contradicciones, que triunfe como escritor alguien que no sabe escribir ni tiene talento literario.
Como siempre, espero que estés fenomenal. Te estimo, querido tocayo.
A los que nos pincha esta afición de ser cuentistas tenemos las mismas necesidades que los demás, aunque bien sabemos que hemos de vivir de otra cosa. El personaje del negro literario de esta pequeña historia actúa, como bien dices, por la rabia de que otro usurpe su creatividad, como también por cumplir las terribles condiciones de un contrato, por lucrativo que sea.
En cuanto a mí, no me puedo quejar, hasta estoy vacunado ya, y los míos están razonablemente bien. Espero que tú y los tuyos también. Ya sabes que la estimación es mutua.
Mil gracias y un abrazo grande, tocayo.
Hola, Ángel. Te dejo de nuevo este comentario, que se me había colado por ahí arriba por error. Un abrazo.
Deduzco leyendo el texto que el falso autor era conocedor de los términos del contrato, si bien no había tenido la capacidad de asimilar todas sus consecuencias, como alguien que vendiera su alma al diablo pensando ingenuamente que nunca habría de llegar la factura. Me parece con todo un relato excelente, en el que no hay ningún bueno en cuanto todos los personajes sucumben al poder de la ambición sea cual sea su precio. Como en todos tus relatos, su lectura es un placer, con frases que narran una a una, eficaz y nítidamente, presente pasado y futuro. Fantástico remate con esas tres palabras del título. Mucha suerte con él y un abrazo, Ángel.
Agradezco mucho tu lectura y tu comentario, Enrique, que, efectivamente, no había llegado a ver, ya lo siento.
Lo has interpretado muy bien. Las historias de nuestra infancia parecían marcadas por buenos y malos claramente definidos; esas fronteras, en la realidad, nunca son tan nítidas y los personajes no suelen ser almas del todo cándidas, porque nadie es perfecto, ya se sabe.
Mil gracias de nuevo y aprovecho para felicitarte también por aquí por esa merecidísima mención de la convocatoria anterior.
Un abrazo, Enrique
Muy bueno! Fina ironía en un relato noir, con tema literario y una buena sorpresa s final. Felicidades.
Me alegra que te guste, Pepe.
Muchas gracias y un abrazo
(Copio y pego el comentario aquí, me quedó más arriba, mal ubicado… perdón y 😘😘)😇😇
Querido Ángel: al que aquí nombras como «negro literario» (término nuevo para mí) es lo que también se conoce como «Escritor fantasma»: escribe la novela para otro que le paga por hacerlo y desaparece… En este caso, está claro que no leyó la letra chica del contrato y, aún peor, no supo leer entre líneas: le tocaba a él cumplir su parte del contrato, es decir, «Morir de éxito»; para tener un «Trabajo completo». Si hay una enseñanza que deja el micro es ésta: el talento es algo no se puede comprar o vender…sin pagar las consecuencias.
Un micro de novela el tuyo, propiamente.
Cariños,
Mariángeles
Soy yo quien debería disculparse por no haber visto tu comentario en su momento, que te agradezco infinito.
«Escritor fantasma» o «negro literario» son diferentes denominaciones de una misma figura, una actividad muy triste, desde luego, por bien remunerada que pueda estar, que puede que tampoco sea el caso. Por otro lado, los contratos son un compromiso que, una vez contraído, obliga legal y hasta moralmente, por eso hay que leerlos bien, incluida la letra pequeña.
De una forma o de otra, como bien apuntas, aún con acuerdo previo, el talento es algo muy personal, de lo que nadie debería apropiarse, salvo que quiera engañar y engañarse. Todo, por supuesto, lo que hacemos y lo que dejamos de hacer, tiene algún tipo de consecuencia.
Muchas gracias, Mariángeles. Leer tus relatos y tus palabras, quizá lejanas en distancia física, pero cercanas siempre, es un placer.
Un abrazo
En tu relato, al final se hace justicia poética a través de la venganza del verdadero escritor y los hechos son coherentes con el título. Aunque nadie debería apropiarse de las letras y el talento de otro, tal vez la forma de reivindicarse fue un pelín excesiva y delictiva.
Mucha suerte, Ángel.
Besos apretados.
La violencia de cualquier tipo siempre es excesiva, desde luego. No obstante, la literatura ofrece licencias. En este caso, el falso escritor fue tan atolondrado que aceptó firmar un contrato con la condición de que terminaría muriendo en beneficio de las ventas del libro.
Gracias, Pilar.
Un abrazo
Excelente relato, Ángel. Tiene de todo: metaliteratura, temática negra, explotación y venganza… Y me ha encantado la doble vuelta de tuerca final con el título del libro.
Un abrazo.
Las tres palabras del título justifican cuanto sucede. El intento de lograr un éxito de ventas a toda costa es lo que mueve toda la trama, algo intangible, pero muy presente.
Gracias, Carmen.
Un abrazo
Genial, Ángel. Nos traes una historia que atrapa de principio a fin. Podría ser el embrión del guión de una interesantísima película de cine negro. Seguro que se ha dado algún caso similar en la realidad, aunque posiblemente sin un final tan cruento. Pero como la ficción lo permite todo, te confieso que no me ha dado ninguna pena ese usurpador de imaginación ajena. El asombro y la sorpresa están perfectamente conseguidos y el título no puede ser más acertado. Felicidades y suerte. Un abrazo.
Lo que uno se compromete a hacer debe terminar, más si hay un contrato por medio. Partiendo de esta premisa, como bien dices, la ficción lo permite todo.
Mucha gracias por tu lectura y tus palabras, Juana.
Un abrazo