43. TRABAJOS SUCIOS (Rafa Olivares)
—El Padrino llega esta noche —dice Salvatore–, para entonces Charlie tiene que estar liquidado y alguien tiene que hacerlo.
Todos dirigen su mirada a Rocco. Tiene bien ganado prestigio por su precisión y pulcritud en este tipo de trabajos.
—¡Porca faena! —masculla con resignación y desgana sintiéndose elegido—, pero lo haré a mi manera.
Una nube de alivio ahoga cualquier mueca de objeción. De inmediato, toma el maletín de las armas blancas, lo abre y repasa su contenido. Se decide por un puñal de mango de resina y veinte centímetros de hoja. Lo introduce por la bocamanga derecha, pegado al antebrazo que baja para comprobar que la gravedad desliza suavemente la empuñadura hasta su mano.
Sin más dilación, se dirige al lugar de cautiverio de Charlie. Entra con ademanes suaves y serenos para ganar su confianza. Le da conversación, le ofrece algo de comer y tabaco, aunque sabe que no fuma. Cuando considera llegado el momento, toma la faca y se abalanza sobre su cuello.
Cuando el Padrino llega, Charlie, rosado, en el horno, con una manzana en la boca y rodeado de patatas, brócoli y una salsa de champiñones, está casi a punto.
He recordado los tebeos de Carpanta (aunque ahora hay que decir cómic), en los que siempre había una señora que le encargaba la dura tarea de sacrificar a un pavo por Navidad; el animal siempre terminaba vivo y él sin comer. Sin embargo, desde el inicio, y ahí reside buena parte del mérito, tu relato parece pertenecer al más puro género negro, y negro es, pero su humor en forma de antropofagia.
Eres un ejemplo, Rafa. Triunfas en todas las disciplinas y géneros, y bordas los textos humorísticos.
Te mando un abrazo y mi felicitación
Tú, Ángel, siempre tan generoso con tus comentarios. Esta vez el padrino Carpanta sí va a poder hacerse un festín.
Gracias y abrazos.
«Le ofrece algo de comer y tabaco, aunque sabe que no fuma» esa frase me ha cautivado. A pesar de ser un matarife profesional tiene buen fondo ese Rocco.
Excelente relato Rafa.
Un abrazo.
Y no es por falta de vicio por lo que no fuma, es que con las pezuñas no puede coger el cigarro.
Gracias, Virtudes. Felicidades por lo de Castellón.
Besos.
Ayyy, Rafa!!! ¿Qué te digo, pues? Me sigues encantando. Tienes esa vena de humor inacabable. Y eso que ya me estaba asustando, pero pues eres tú, mi amigo que nos sorprende siempre y nos deja sonrientes y felices. ¡Gracias por eso, mi querido amigo! Perfecto relato para lo que nos espera en las navidades: un pobre Charlie rodeado de brócoli y champiñones, jajaja! Besos y abrazos de tu fan numero uno del mundo mundial!!!
Número uno con diferencia, además de mi embajadora en México y todo el cono Sur. ¡Cuánto me alegra que te haya gustado!
Muchos besos.
je,je qué mafiosos tan tiernos y cómo nos engañas con la conversación y el tabaco.¡ Porca faena!
Los mafiosos también tienen Nochebuena. Complacido con tu sonrisa.
Besos, melliza.
Un trabajo sucio realizado de manera impecable. Un gustazo.
Abrazos.
Gustazo que comentes por aquí.
Gracias, María. Besos.
Que chanchada de trabajo, pero el fin justifica los medios, vale la sonrisa que nos dejas.
Un abrazo maestro y suerte.
Gracias, Moli. Vuestras sonrisas el mejor premio.
Abrazo.
Me has llevado al huerto desde el inicio de lo que parecía un relato de género negro; Charlie, finalmente, sacudió mi ingenuidad.
Chapeau, Rafa.
Abrazo grande.
Pues nunca se me ha dado bien llevar al huerto a nadie, pero bueno, nunca es tarde.
Gracias, Cristina.
Abrazote.
Coincido con nuestros compañeros. Nos conduces por lo que parece ser un relato negro, de la mafia de estados Unidos o Italia y acabamos en la mesa rodeados de champiñones.
¡Menudo final de traca! Eso sí, estos mafiosos deben de tener un horno industrial, por lo menos…
Un fuerte abrazo y enhorabuena por tus éxitos.
Gloria
Hola, Gloria. Tampoco necesita mucha mafia el cochinillo para terminar entre champiñones. Es su destino.
Muchas gracias y muchos besos.
¡Que bueno! Que bien llevado el asunto con ese giro tan simpático.
Un abrazo
Gracias, Javier, y felicidades por lo de ReC, tu relato me pareció fantástico, habría sido un muy digno ganador.
Abrazos.
Pobre Charlie, ya no se si hubiera preferido que fuera un mafioso como nos hacías creer.
Claro que si el Padrino iba a cenar, qué remedio había que comerse el cochinillo.
En fin un ingenioso relato que nos deja, nunca mejor dicho, un buen sabor de boca, un placer Rafa.
Está bien así, que los cochinillos formen parte de la fiesta. Me alegra que te haya gustado.
Besos.
Como siempre, el señor Olivares nos distrae, picamos y luego nos dibuja una sonrisa. Alguien tenía que hacerlo.Muchas gracias, también por la receta.
Las sonrisas reincidentes siempre tienen más encanto. No te fíes mucho de mis recetas.
Besos, María José.
¿Te puedes creer que hasta leer los últimos comentarios pensaba que metían al tipo en el horno? …con las verduritas y todo. (Supongo que por influencia de otro relato que leí hace tiempo)
La clave está en la palabra rosado, que a mí no me encajaba. Ahora todo cuadra. Vaya giro final, sorprendente como siempre.
Un abrazo.
Carme
También con lo de ¡Porca faena! y que no fumaba pretendía dar alguna pista. Pero no te preocupes que por ahí arriba alguien ha hablado de antropofagia, lo que sea que signifique esa palabra, que diría Millás.
Forta abraçada, Carme.
Rafa, juegas de maravilla con nosotros, ingenuos lectores, hasta el final. Suerte y saludos
Más que ingenuos, buenos lectores, que son los que se dejan llevar placenteramente.
Gracias, Calamanda.
Un beso.
¡Ay, pillín, pillín…! Que ya nos vamos conociendo y a mí ya no me engañas. 🙂 Aún así, me ha encantado.
Seguiremos intentándolo.
Gracias, Edita. Besos.
Rafa, qué relato de mafiosos donde nos engañas hasta el final. Pobre pavo!
¡Cochinillo, es un cochinillo! Al pavo no le cabe la manzana en la boca.
Gracias, Blanca.
Besos.
Tus trabajos son siempre impecables, aunque te disfraces en blanco y negro de padrino. Suerte Rafa y un beso.
Tampoco siempre, siempre, más bien casi nunca. Pero se agradece el ánimo.
Besos, Salamandra.
Exquisita receta. No me he dejado ni una coma en el plato.
Saludos, Rafa
Un placer haber compartido ReC con dos admiradas escritoras. Gracias por tu voto y tu comentario, estimulante como siempre.
Besos, Margarita.
Que imagen más autentica nos dejas, ese cerdito tan rosado y adornado de verduritas. Un relato para comérselo desde el principio. Un juego de letras que nos despista y nos conduce por un camino distinto al de la cocina. Humor estupendo que merece una segunda lectura para captar cada detalle y no dejarse ni uno.
genial como siempre y sorprendente.
Un abrazo Rafa.
Gracias, Mª Belén. Con comentarios como el tuyo uno no puede dejar de escribir, aunque cada vez con más sentido de la responsabilidad para no decepcionar. Ainss qué angustia. ¿Por qué no me habría dedicado a hinchar globos?
Besos, resalá.
Indudablemente, un relato muy bien escrito.
Recuerdo que cuando coincidimos en la microquedada que se celebró este año en Madrid, hubo un momento que comentamos los éxitos de algún compañero (creo recordar que hablamos de Asun Gárate) y convinimos que algunos están un escalón por encima del resto (o dos, apuntaste tú).
Pues bien, de un tiempo a esta parte he constatado que tú has alcanzado ese escalón superior y los éxitos que consigues últimamente lo atestiguan.
En fin, Rafa, me alegro por ti (y por nosotros).
Abrazos
Excesiva ponderación la tuya, Carles. Sí, Asun y cuatro o cinco más pertenecen al grupo Midas, que convierten en oro todo lo que escriben. A otros, a veces nos sale algo medianamente bueno y ahí estamos, intentando volver a repetir, que ya estaría bien.
Gracias por tus palabras y forta abraçada.
Astuta forma de narrar. Nos has tenido aterrorizados, por la suerte de Charlie, hasta descubrir que era un pavo, por cierto, muy de moda en la fiesta de Acción de Gracias y en Navidad.
Después de haberte leído, voy a dejar de ser vegetariana, hasta aquí me ha llegado el olorcito del asado, con chmpiñoncitos y todo! .
Un lujo de menú y de originalidad.
Cordiales saludos, Rafa
Una carne bien cocinada, con una buena guarnición, justifica desertar del vegetarianismo.
Abrazo fuerte, Mª Jesús.
Me vas a decir que soy un pesado, pero es culpa tuya. Me encanta tu imaginario. Me pasa contigo como con Towanda. Pagaba lo que fuera por dar un paseo más allá de las 200 palabras de ese riquísimo mundo interior que nos dejáis visitar cuando creáis. Gracias de nuevo por sacarme una sonrisa. Solo por eso ya es que no tienes precio, Rafa. Mucha suerte 🙂
Pues no te vayas a creer que tengo la cabeza buyendo historias, que cada una es todo un parto no exento de dudas y recelos. Eso sí, cuando alguien como tú dice que ha sonreído con su lectura ya no se precisan más halagos.
Gracias, Juan Antonio.
Un abrazo.
Era una apuesta segura. El cochinillo siempre deja buen sabor.
Gracias, Ana.
Un abrazo.
Definitivamente tu nombre a la cabeza o al pie de un relato es una invitación a la lectura, no se puede obviar. Me encanta tu capacidad para crear historias que nunca defraudan, como ésta. Muy bueno Rafa, ¡Suerte!
Saludos.
Bueno, bueno, Beto, no exageremos que me ruborizas. Genial que te gusten algunas de mis historias.
Un fuerte abrazo.
Nos engañas con un arte increíble. Como un ilusionista que te hacer creer que hay lo que no hay. Y el golpe de efecto del truco final es entonces asombroso y nos deja con la boca abierta.
¡Enhorabuena, Rafa! y Mucha suerte!!
Eso ocurre porque sois generosos lectores que venís con la mente abierta y exenta de suspicacias. Ante eso, los malvados sin escrúpulos nos aprovechamos,
Gracias, Patricia. Un beso.
La verdad es que conociéndote parecía poco probable que nos contases una historia típica de mafiosos sin sorpresa final. Ese desenlace te deja la sonrisa puesta. Besos y suerte, aunque no la necesitas, que estás en estado de gracia.
Aquí sí la necesito, que aún no tengo el billete para Cantabria, y es que esto está muy caro con tanta buena pluma.
Me quedo con los besos.
Abrazos.
Rafa, todavía me queda la duda de quien es Charlie. Ahhh! La ambientación muy bien conseguida. Un placer leerte. Un abrazo.
¡Porca faena!, no fuma, rosado, manzana en la boca, en el horno… he intentado dejar alguna cochina pista.
Gracias, Mar. Besos.