99. TRAFICANTES DE SONRISAS (M. Belén Mateos)
Todo cambió en el pueblo el día que apareció un mohíno marchante interesado en las sonrisas que se repartían en cada esquina de cada calle, en cada cafetería, en cada encuentro amoroso, en cada balcón cuajado de brotes de alegría.
El alcalde siempre había sido un amargado codicioso, un envidioso de las risas y los colores, un individuo gris, un payaso.
El siniestro y oscuro visitante le ofreció traficar con ellas, venderles a los tristes pueblos lindantes, una porción a precio de cosecha, de la que él se quedaría un 60% y el resto iría a su granero personal. El regidor aceptó encantado pero no contaba con la picardía del negociante, que en cada entrega se quedaba con el doble de lo dado y con las tierras de provecho.
Tras varios meses, ya no había límite entre unos campos y otros, entre los residentes y los próximos. Todo era un gran solar blanco y negro, todo era pesadumbre.
Ahora, sólo el sonido de la guillotina, en la plaza principal, hacía sonreír a los lugareños y convecinos.
El final pone la guinda a la creatividad anterior, un tanto surrealista.
Una guinda que no endulza si no corta por lo sano con el mundo gris y decadente. Muchas gracias Edita.
Abrazos.
Si es que en este mundo en el que todo se compra y se vende ya solo falta que alguien se ponga a traficar con nuestras sonrisas, Belén. Yo también creo que tendría que volver a funcionar en ocasiones la guillotina, enhorabuena.
Las sonrisas ni tocarlas, ni traficar con ellas, siempre regalarlas. Cuanto te privan de ellas es facíl que una hoja afilada deje constancia de que ese robo no ha sido una buena idea.
Muchas gracias Manuel. Besos y sonrisas.
La corrupción es capaz de traficar con todo, hasta con lo inmaterial y mejor del ser humano. Bajo una estructura de cuento clásico, narras cómo la pérdida de lo esencial, en las manos especulativas de unos pocos, puede volver el mundo gris, todo lo contrario de la alegría de los versos azules de alguien que yo conozco. Como en todo cuento clásico que se precie, vence el bien, pero en este nada se suaviza con vistas a un posible público infantil, y se corta por lo sano (de forma literal) con los villanos.
Un abrazo grande, Belén. Suerte
Siempre procurar que en un mundo idílico gane el bien. Las sonrisas se tienen que sembrar día a día y regarlas con la esencia de lo que somos. Huyamos del color gris y seamos arcoiris, seamos tinta azul en nuestras vidas.
Muchas gracias Ángel, un abrazo grande.
Sean sonrisas, nubes o caramelos, si ya desde el vamos vienen precedidas por la palabra «traficantes», hay que empezar a desconfiar. Y esa palabra, «traficantes», ya desde el principio marca la tónica del texto y va afilando la guillotina que cae al final e, irónicamente, hace sonreír a lugareños y convecinos.
Moraleja: A los cuentos con filo, hay que leerlos con mucho cuidado. 😉
Me gustó muchísimo, MARÍA BELÉN. Un besote.
Buena moraleja me has regalado querida Mariángeles.
Traficar ya es en sí una palabra que invita a desconfiar y a intuir que nada bueno va a traer. Nunca dejemos que nos roben la sonrisa, es un bien muy preciado y codiciado por quienes viven al otro lado, en su mundo gris.
Muchas gracias. Un besito preciosa.
Relato diferente, que se torna duro y triste, mucho. Un estilo muy personal que… ha sabido salir de la foto del bar y mirar un poco más allá, más lejos, lo cual está muy bien.
Un beso, Luisa
Todo se torna triste y gris cuando te roban las sonrisas.
Muchas gracias por tus palabras Luisa.
Un beso bonita.
El encabezamiento me ha gustado mucho MªBelén. Ni las sonrisas se escapan de algunas codicias. Mucha suerte !!
Quien es codicioso por defecto desea atesorar todo aquello de lo que carece.
Muchas gracias Juan Antonio. Un beso y suerte para ti también campeón.
MªBelén, cuanto dice tu historia sin contarlo. Fenomenal moraleja. Suerte y saludos
Muchas gracias Calamanda. En la lectura de cada uno se descubre un matiz distinto y esto me enriquecey me encanta.
Un abrazo bonita.
Cuando el mal se adueña del corazón -y las sonrisas- de las gentes, el mundo es de una vastedad sin color en el que la codicia se alimenta de sí misma.
Un texto metafórico, narrado con la acostumbrada belleza de tu pluma, María Belén. Un abrazo.
En un mundo oscuro sin sonrisas, la codicia despierta el más terrible hambre de querrer poseer ese tesoro que otros disfrutan en su mundo de luz.
Muchas gracias Manoli. Un beso preciosa.
Jo, que pena!!!!
La sonrisa derriba barreras!!!!
Un micro muy, muy creativo, Mª Belén.
Me gusta!!!
Un abrazooo grande para ti.
Siempre las sonrisas son capaces de derribar barreras, fronteras y mundos grises.
Muchas gracias Amparo.
Besossss…
Hola Belén, cuesta imaginarte creando personajes malvados, pero aquí lo has hecho y nos haces reflexionar sobre la tristeza de un mundo donde no existieran sonrisas.
Un beso
Un mundo sin ellas si que cuesta imaginar. Son el arcoiris de la vida, sin ellas la pesadumbre nos envolvería en una capa de oscuridad.
Muchas gracias Asunción.
Un besito.
Hola, María Belén.
Me encanta el título con que encabezas tu texto. Me trae a la memoria un pedazo de relato que leí acerca de un taxidermista de recuerdos. Qué bien creas intriga en el lector con las primeras palabras y qué formidablemente van fluyendo las demás en esta atmósfera rural y medieval como suponemos y constatamos al fin. Qué lejos te vas de la foto, pero con payaso, qué bueno. Y el timador timado. El marchante le puede al regidor. ¡Vaya par de pajarracos! Y ocurre lo que ocurre: todo el ámbito en blanco y negro, fenecido el color. Y la posible sonrisa, antes perenne en los lugareños, suscitada solo por el atroz y morboso sonido de la guillotina. Un micro excelente, modélico. Un beso y feliz todo para ti siempre.
Hola Eduardo.
Muchas gracias por desgranar cada línea de mi texto con tanto acierto y generosidad. Las sonrisas es un bien muy preciado y quien carece de ellas se vuelve codicioso, con ansia de poseerlas, sin saber que en la profundidad oscura y triste de sus vidas nunca logrará hacerla brillar en sus manos.
Hay sonidos que hacen recobrarla aunque sea de una manera tan drástica. La luz al final siempre sale para los que saben disfrutar de ella.
Otro beso de vuelta cargado de sonrisas.
Una idea de argumento genial, tocayita. Te felicito por este relato tan original y con tu sello de poeta. Besos y mucha suerte.
Muchas gracias mi Tocayita. Bien sabes tú de sonrisas que las regalas siempre.
Muchos besos con mi sello de cariño.