80. Tragedias cotidianas (Marta Navarro)
<<Que le cooorten la cabeza>> sentenció furiosa la avaricia cual perfecta reina de corazones y, al instante, de su humilde paraíso, un hombre fue expulsado. Condena de indigencia, desamparo y soledad. Ejecución inmediata.
En un banco del parque llora un anciano su miedo y su derrota. De su desgracia, ciega como suele, la justicia aparta la mirada. Un vendaval furioso y destemplado asola cada rincón de la ciudad. <<Hagan juego, señores, hagan juego…>>, desliza zalamero entre sus ráfagas. Borrachos de ilusión y de esperanza, aún ignoran los incautos que, siempre en este juego, al rojo ganador, sin riesgo apuesta la banca.