19. Trampantojos (Cristina Requejo)
Suda. Su cuerpo reacciona ante los estímulos que laten desde la pantalla del teléfono. Hay deseo y no siente pudor al decírselo. Él le sigue el juego, aunque de manera más sutil, incitándola, con su ambigüedad, a que fantasee. Ella se excita, pero a veces le araña la sensación de que la mejor parte de su vida es precisamente aquella que no vive más que en sus ensoñaciones, dibujada en su anodina realidad a modo de trampantojo. Él alimenta su ego sintiéndose deseado. Juegan un rato cada día y después, una vez aparcado ese momento de éxtasis artificial, siguen cada uno con sus vidas.
A ella, la realidad le habla de un marido que no la satisface, de los horarios de los niños y de las arrugas que avanzan en su rostro; de esas aguas mansas en las que se cobijan los cobardes y que, al cabo de los años, terminarán ahogando su existencia. Llegará, entonces, el tiempo de la autocompasión.
Él pasará páginas dejándolas en blanco.
Con suerte, los dos saldrán ilesos de ese pasatiempo en el que apuestan con monedas de tan bajo valor que apenas sirven para comprar cada día, a su manera, unos minutos de felicidad.
Muy buen relato; su autora ya ha demostrado de sobra que atesora mucha calidad. Vamos a disfrutar mucho leyendo sus historias y ella va a llegar muy lejos. Enhorabuena.
Muchas gracias, Lorenzo. El disfrute de la lectura es compartido, pues hay muy buenos cuentistas aquí metidos.
Un abrazo.
Genial Cristina. Me ha gustado el ritmo de la historia y ese mensaje que nos deja pensando.
¡Gracias, Yolanda! Ganas de leer el tuyo, compañera.
Una ensoñación que nada tiene que ver con la realidad anodina, una ilusión pasajera frente a un día a día que se impone obstinado. Mientras tanto, el tiempo, ajeno a todo ello, no deja de pasar para esta pareja que en realidad nunca llegará a serlo, que trata de buscar la felicidad a distancia, en pequeñas dosis, con auto engaños y simulaciones.
La fuerza de la pesadumbre y los intentos vanos de aferrarse al aire, contado con mucha elegancia.
Un saludo y suerte, Cristina
Gracias por tus palabras, Ángel. Las ensoñaciones no son malas, siempre que sepamos que sólo son eso; supongo que a veces no es fácil…
Saludo de vuelta, compañero.
Pues te ha quedado muy bien, sinceramente me gusta más que con el que ganaste el mes pasado, Cristina. Aunque creo que a veces hace falta más valor para mantenerse a flote en aguas mansas que para darse un chapuzón en los rápidos. Cada uno, a su manera. Suerte.
Gracias por leer, y decir, Eva. La realidad del personaje -su realidad, pues yo sólo soy un instrumento que le da voz- habla de cobardía, la que ella siente al permanecer, infeliz, en esa dudosa zona de confort. Yo pienso que todo es relativo; si el hecho de permanecer en esas aguas mansas nos hace felices (y hace feliz a quienes están en ellas con nosotros), el plan de vida es perfecto. Si permanecer en ellas nos crea turbulencias emocionales, ya no lo es tanto. Después está la opción de ‘estar en misa y repicando’, asunto que supongo que tiene que desestabilizar bastante. Me refiero a permanecer en esas aguas y chapotear al tiempo en los rápidos que mencionas.
Todas las opciones son válidas. Yo escribo sin juzgar, a mi manera.
Suerte también para ti.
Que manera tan sutil de relatar, suena a quienes buscan en la fantasía de un chat un momento que pueda llenar ese vacío que el tiempo dilata sin razón.
Muy bueno.
Un abrazo y suerte.
Moli, gracias por tu lectura y por tu comentario. Cuando la realidad individual está vacía, o no del todo llena, la gente busca alternativas. Esta historia habla de una de tantas.
Abrazo y suerte también para ti.
Muy bien llevado el relato. Me gusta desde el título.
Felicidades.
Gracias por tus palabras, María. Los títulos suelen traerme de cabeza, y una nunca sabe si acierta… (me sucede también con los textos, que conste, jaja).
Un abrazo.
Muy bueno el relato, con un ritmo apropiado y con un final acertado.
Saludos
Muchas gracias por pararte a leerlo, Blanca.
Un abrazo.
Es lindo de verdad Cristina. Y tan actual que, tras la realidad cruda que nos plantea, podríamos vernos reflejado cualquiera de los lectores.
Me ha gustado MUCHO. No te deseo suerte, pues no la necesitas.
Ton.
El tumor de la soledad (de la que duele, no de la otra, la buscada, que esa es un lujo) suele tener un buen caldo de cultivo el los vacíos que nos produce una relación frustrante. En mayor o menor medida, todos sabemos cuánto duele la insatisfacción y, con acierto o sin él, en ocasiones buscamos refugios, Ton; estos, hoy, se nos sirven en bandeja gracias a las redes sociales, los chats, etc.
Gracias por tus palabras y por dedicar unos minutos a leerme.
Un abrazo, compañero.
Una historia muy bien escrita que dice muchas cosas. Me ha gustado mucho, y también ese toque personal que has utilizado en el punto de vista. Un gran relato. Muy bonito. Mucha suerte 🙂
Muchas gracias por leerme y comentar, Juan Antonio.
Te envío un abrazo y suerte también para ti en esta última propuesta de 2015, compañero.
En general, se suelen encontrar buenos relatos en esta página, pero este tuyo es extraordinario, Cristina.
Es un poco como una soga de seda, que te va asfixiando suavemente, como esas aguas mansas que retratas, y al final sientes que algo se te ha quebrado por dentro.
Felicidades.
Carles, muchas gracias por tus palabras, generosas y motivadoras. Si mi relato te ha pellizcado, me doy por satisfecha; supongo que, cuando escribimos, buscamos, no siempre con éxito, un efecto en el lector.
Abrazo.
Puede que sigan con sus anodinas vidas, sí, pero prefiero imaginar que un día sacarán una pizca de valentía y vivan el resto de sus días a su manera. Un abrazo.
Sólo tienen que atreverse; las pantallitas son filtros que nos protegen de la vida o pueden ser la excusa perfecta para evitar vivirla, o hacerlo a medias.
Gracias por pasarte, Mar.
Abrazo y Feliz 2016.