66. Trauma marítimo (Óscar Quijada Reyes)
Quedé anonadado ante ese monstruo, un barco más grande que el RMS Titanic, cuya tragedia y la percepción que tenía de la misma, era la causa de mi miedo al vasto océano. Yo había llegado al puerto antes de la hora acordada y, ante tal vista, me sumergí en pensamientos perturbadores. Los conceptos de inmensidad, profundidad e inconmensurabilidad horrorizaban mis sentidos cuando estaba cerca del mar. Como en otras ocasiones, me imagine como tripulante de la nave que se hundió en 1912 y que, escondido en un compartimiento, permanecía vivo y era uno de los que podía contar la historia como testigo presencial. Me pregunté: ¿podía alguien sobrevivir quedándose a bordo, quizá en un camarote como el 115, o el 212, o en cualquier otro rincón de la embarcación? Me respondí furioso: ¡no, claro que no, era un lugar muy profundo del océano! Con mis temores en auge, escuché el llamado de abordaje y, de forma discreta, decidí ocultarme y perder un trabajo muy bien remunerado.
Qué puede haber más profundo, inmenso e incomensurable que el mar, quizá el corazón del hombre.
Siempre me alegro de leerte, Óscar.
Suerte y un abrazo
Gracias Ángel, igual me alegra saludarte y leer tus buenos comentarios.
Un abrazo.
Imaginación, al poder para contarnos tu historia.
Suerte.
Gracias María Jesús por pasar por aquí y dejar tu comentario animador.
Un abrazo a la distancia.
Que bien te metiste en la mente de quien eligió vivir. Muy buen relato.
Un abrazo y suerte.
Muy agradecido por tus palabras. Espero que estés excelentemente.
Un abrazo.
Está claro Oscar que el miedo ante esa inmensidad en este caso es superior a las promesas de bienestar económico y en este caso ha supuesto la diferencia entre vida y muerte. Felicidades. Gloria
Hola Gloria, gracias por pasar por aquí y tener unas palabras fascinantes.
Te deseo mucho éxito.
Se sienten muy bien sensaciones que van desde la claustrofobia a la agorafobia. Ese trabajo bien remunerado y ese abordaje me sugieren un protagonista pirata.
Hola Isabel, se aprecian mucho comentarios que van más allá de lo evidente. Gracias por dar una vuelta por aquí y dejar tus letras.
Un abrazo.
Óscar, los miedos y las fobias pueden hundirte sin necesidad de estar en el mar. Me ha gustado mucho. Abrazos.
Hola Salvador,
Gracias por tu atinado comentario que refleja una realidad.
Saludos.
Cuánto daño hace el miedo… Pero somos humanos y es muy difícil acertar en el combate ante el destino. ¿Hizo bien o se equivocó? Es lo malo de la vida, que nunca sabemos qué hubiera pasado si hubiéramos ido por otro camino.
Muy bien contado, Óscar.
Saludos Patricia, es cierto. Nunca se sabe, pero lo que si es verdad es que tus comentarios con muy buenos, como las historias y los poemas que escribes.
Gracias por pasar por aquí. Un abrazo.