50. Tregua
Son tres, las caravanas. Dejan atrás el prado con la nieve manchada de cagajones que los caballos arrojan incontinentes soltando lastres. Las calles están sordas, sólo en la plaza retozan algunos críos que han ido a despedirles. Las mujeres cierran los postigos a cal y canto alegando frío. No dejan salir a los hombres por el miedo que llevan cosido a los delantales. Que no vengan a quitarles al marido, al padre o al hijo. Quieren que se olviden pronto las batidas en el bosque, las noches de vigilia, los gritos rotos y el llanto de los titiriteros. Cocinan la sopa a conciencia para sellar los estómagos y que se cierren las llagas. La nieve aplaza la infamia. Hasta el deshielo. Cuando las alimañas la encuentren entre las jaras y la despedacen. La niña desbaratada y rota, devolviéndoles la vergüenza a sus frentes. Los volatineros se van, en silencio. Todos, menos una.
Mei, se aprecia y se disfruta en tu microrrelato una prosa poética excelente que narra esa tregua que debe ser tan amarga como dulce. Amarga porque se sabe que no es el final y dulce porque al menos es un instante de paz.
Excelente trabajo y te felicito por ello.
¡Suerte!
Besos.
Mei, la calma falsa de la tregua está ahí, se visualiza y respira. Tambien el buen ritmo en sus secuencias. Suerte y saludos
Mei, transportas en el tiempo, en el espacio… ,entre sensaciones y vivencias, a un escenario de miseria humana tan hermosa en la forma que llega muy adentro.
Sensacional relato lleno de matices poéticos.
Un abrazo.
Qué dura y fría vivencia y qué buen modo de relatar una crónica tan cruel.
Un cálido saludo.
En la tristeza que congela tu relato, la nieve resulta cálida. Me ha gustado mucho.
Un abrazo
Mei, me ha gustado mucho y me has dejado con la incertidumbre de saber qué le ha pasado a esa niña y por qué los del pueblo cierran las puertas a la verdad. Abrazos.
Aunque creo que no he llegado a entenderlo de todo, me gusta. Me llama la atención la manera sutil y poética de plasmar tanta crudeza.
Crudísimo relato Mei, contado con sutileza pero sin juicios de valor. Curioso el título, desde el punto de vista de «los malos».
Saludos,
Sutil y poético relato, aunque lo que narras es crudo te mantienes al margen y casi parece que dan lástima los vecinos cobardes que se esconden en sus casas, mientras los titiriteros marchan sin saber que habrá sido de la niña.
La tregua no durará mucho.
Suerte y saludos.
Gracias a todos por comentar.
Un abrazo