6. Tres son multitud (Susana Revuelta)
Cuando tan solo se encuentra a unos pasos de la frutería, Pepa dobla la esquina en sentido contrario, embriagada por un aroma que le hace salivar.
―Te dije que dieras un rodeo y tú nada ―se lamenta abatida una voz interior.
―¡Ni caso, reina! ―estalla una segunda voz―. A ver, que llevas toda la semana masticando acelgas y tomando yogures desnatados. Qué tristeza, hija, de verdad.
Pepa se detiene frente al escaparate de la confitería del barrio. Antes, mete barriga para plegar las lorzas que sobresalen por encima del vaquero. Hoy está contenta: en el último mes ha conseguido bajar de la talla 46. Aunque, eso sí, el botón lo lleva incrustado en el ombligo.
―¡Mmm! ―se relame la voz tentadora―. Fíjate en esa bandeja: bombas de hojaldre y nata recién hechas. Como para resistirse, ¿eh?
―Peepaaa… Date media vuelta y vete por donde has venido.
Una señora sale de la tienda y Pepa le sostiene la puerta. Ya está con un pie dentro.
―Bah, por un dulce de nada, ¿qué te va a pasar? ―insiste la voz dominante―. Luego subes andando las escaleras de casa y listo.
―Buenos días ―saluda a la dependienta―. Por favor, póngame un par de…
Como siempre, original a tope. Esta no es una batalla, ¡es una guerra interminable! 🙂
Como siempre, tan amable. ¡Esto es un sinvivir!
Abrazo, Edita.
Esto sí que es una batalla. Pero lo mío es el cocido montañés, no los emparedados de Gómez. Lo de mi lorza, sólo una grande y libre, creo que ya la tengo fosilizada.
Muy bien escrito, como siempre.
Besos.
Qué exagerao con la barriga, si te queda muy bien ¡Que ya sé que sigues de ruta por los montes, Jesusito!
Besote.
Una batalla perdida en la que estamos inmersos la malloría, pero está todo tan rico. Resignación y ejercicio.
Suerte. Un beso.
Juancho, el relato va de dulces, pero aplicable a toooodo en general. Yo me veo identificadísima.
Un abrazo.
Esa es mi batalla diaria contra los helados.
Te entiendo, M Carmen, te entiendo.
Un abrazo.
Admitámoslo por siempre: ante el chocolate cualquier resistencia es inútil. En el relato de Octubre te daré la solución a sus efectos perversos; y no se trata de subir escaleras.
Muy bueno Susana. Suerte.
Con el chocolata y los dulces no tengo problema, es que no me atrapan. Pero estoy deseando leer tu terapia de octubre. Igual sirva para lo mío también.
Beso, Rafa.
Hay batallas que siempre dejan un regusto triste a acelgas y yogur, el problema es que pasados los dulces efectos del hojaldre y la nata, viene el amargo arrepentimiento. Nadie gana en esa guerra, aunque tu relato, original, humano y cotidiano, sí que puede ser perfectamente ganador.
Un saludo y suerte.
La gran batalla la libramos, los de a pie, con nosotros mismos. Cada día y en cada momento. Y con distintos sabores, claro.
Un abrazo grande, Ángel.
La lucha contra el perímetro abdominal es algo más que una contienda, es la madre de todas las batallas. Muy divertido
Un saludo
JM
Tú lo has dicho, y ya veo que no distingue de sexos, jaja. Es un horror hacer abdominales y que no aparezca la tableta, con lo que me cuesta.
Beos, Juan M.
Susana, simpatico punto de vista de lo que es una batalla cotidiana. Sus claras imagenes tienen diversas lecturas. suerte y saludos
Bueno, yo este relato lo veo con una sola lectura, la que es: la tentación y la debilidad y la rendición. Todo con imágenes muy conocidas y reales.
Beso, Calamanda. Enhorabuena, que estás en el libro de Libramentvm.
Divertido relato y ameno por los diálogos entre el ángel y el demonio que todos llevamos dentro. Sucumbir ante un suculento escaparate no es debilidad es necesidad.
un beso Susana
Creo que todos (y no se salva ninguno) por un motivo u otro nos vemos reflejados en este relato y creo que por eso este es el mérito del mismo.
Abrazo, Bel´n.
Jo, Susana, me has hecho recordar mi apetencia inmoderada por las cuñas de chocolate y las tortas de aceite.. ¡Y eso no se hace al comenzar un mes como este de septiembre!
Saludos.
Pues mira: yo salivo con los puestos de encurtidos (ya sabes: boquerones en vinagre, aceitunas, pepinillos…). El dulce no me va. Por eso creo identificar y reconocer las sensaciones físicas del enganchado al azúcar. A mí me lagrimean los ojos cuando me acerco a donde los pepinillos.
Beso, Eduardo.
Una batalla muy común en la que con más o menos motivo casi todos hemos participado alguna vez. Muy imaginativa y divertida tu manera de ver el tema del mes. Saludos.
Juana, eres otra más de las que reconocen haber caído. No creo que nadie pueda lanzar una piedra diciendo lo contrario.
Un beso.
Vamos que no se quien ha disfrutado más, si mis ojos, mi imaginación o mis papilas gustativas. ¡Bombas de hojaldre! en fin, que buenísimo todo, Susana
Felicidades.
Luis, felicidades a ti por haberte asomado por esta página con tanta humildad y ganas. Eres muy bienvenido, y por los comentarios que haces por aquí y por allá. me has parecido un miembro más de esta página con toda la garantía.
Posdata: cuando comentes en mis relatos, no quiero jabón ni lisonjas. Espero tu opinión y tus críticas.
Un beso.
Muy original modo de afrontar el tema del mes. Bien escrito. Menciono la ubicación oportuna de la palabra «dominante». Si hubiera aparecido en el texto un estanco de tabaco me identificaría plenamente con el personaje.
Es que, Daniel, la tentación está ahí fuera. Y nadie se libra. Algunos en forma de tabaco, dulces, Berska, chuletón… Lo que es claro es que las dos voces siguen y seguirán ahí dentro. Estoy muy contenta de este micro por haberlo sabido reflejar con sencillez.
Un beso, Daniel.
Jajajaja, bien Susana con esa imaginación dura y realista. El universo Hierbalife, las dietas a todo trapo, y esas lorzas. Por mi parte viva Botero y su formato de belleza. Eso sí, cuidado con la salud.
Una batalla muy difícil de librar.
Abrazos artista.
Lo difícil para mí es alcanzar el equilibrio, siempre me paso o me quedo corta. Por eso me llaman la atención los extremos. Y tener salud es un bingo, te lo digo de primera mano, o pie. Dos meses llevo jodida del pie y sin ninguna causa.
Achaques serán.
Un abrazo, Manuel.
Una batalla que conozco muy bien…y nunca gano ¿o sí? pues depende si tras ella te sientes orgullosa, culpable o sencillamente satisfecha y chupándote los dedos. Todo depende del cristal con que se quiera mirar ;). Me encanta tu Pepa. Un abrazo.
Eva, tu micro sí que es buenísimo, de verdad. Has crecido este año, te has salido, te has desbordado. Me has dejado atrapada, en serio.
Mi Pepa somos todos ante cualquier tentación, ¿o no?
Un beso, guapa.
Esa guerra la tenemos perdida, si acaso logramos ganar alguna batalla… A mí, fíjate, me pierde más la sal que el azúcar: aceitunas, pepinillos, frutos secos salados, cosas así… será para compensar mi sosura, jejeje.
Seguiremos en esta guerra, Susana.
Un abrazo.
Ah, menos mal, una de los míos en cuento a paladar. Yo es acercarme al puesto de aceitunas y siempre salgo con algo.
Los dulces, cero.
Un abrazo, Yolanda.
Susana, con el tuyo ya llevo unos cuantos leídos de mucha exquisitez, como siga así me va a salir una barriga de dulces letras, pero te advierto de que yo no voy a. Hacer dieta. Voy a ver si me como los más de cien pasteles que hay por aquí mmm este es una delicatesen
Muchas gracias, Lorenzo. Aunque elegí la tentación del dulce por ser la más tópica, esta batalla creo que la libramos todos en multitud de decisiones diarias. Nada nada, a degustar relatos, dulces, o lo que más te apetezca.
Un abrazo.
Qué graciosa la guerra que has ideado para este mes. Cierto es que es un duro enemigo y que gana un montón de veces. Pero que no se descuide que le tenemos muy vigilado.
Como le comenté a Lorenzo, las dudas e indecisiones saturan buena parte de mi tiempo diario. Este es mi homenaje literario a esos dos personajillos que habitan en mí.
Un abrazo.
Esa guerra nunca acaba.
Ya te digo, Reve. Tengo muchos frentes abiertos.
Un abrazo.
Si ya lo cantaba el Piraña…
COMER, COMEEEER, COMER, COMEEER, ES LO MEJOR PARA PODER CRECEEEER!!!!
Pero mintió cómo una perra, y no habló de los efectos secundarios a la altura del perímetro torácico.
Bien hecho. Susana.
Deja que tu prota se dé el gustazo.
Y que vivan las Rubens Girls!
Y Doña Rafaela Aparicio!
Y Tete Delgado!
Y al que no le guste, que le vayan dando…
Un beso sincero.
No creas, que precisamente los dulces no son mi batalla. Pero tengo otras muchas, como tú y como todos, por eso no me fue nada difícil escribir este micro de oponentes.
Un abrazo, Modes.
Como los otros me veo reflejada. Añoro los tiempos en que podía comer sin límites. Ahora cuando me doy un pequeño homenaje, no muy a menudo, me genera un pequeño remordimiento, que enseguida olvido al recordar el placer de degustar un buen pastel. Original batalla la tuya pero universal. Un beso. Gloria
Ajá, por ahí va la cosa, de remordimientos, arrepintioles y batallas universalmente perdidas. Pero perdidas perdidísimas, jaja.
Un abrazo, Gloria.
Qué buena y que original esa batalla contra las tentaciones que nos persiguen por muy lejos que nos vayamos. He sonreído con tu propuesta la que por cierto me parece de una redacción excelente (no era fácil ese dialogo entre voces). Mucha suerte 🙂
Muy gracioso y cierto eso que dices de las tentaciones, que nos persiguen allá donde vayamos. Pues así es la cosa: no podemos huir de nosotros mismos. Es lo que hay.
Un abrazo, Juan Antonio.
Yo le diría a Pepa que se cuide y , por encima de todo, que se acepte como es . Un beso.
Tampoco viene mal conversar con esos dos monstruitos interiores. O por lo menos, dar voz al más débil, tan sufrido él. Y tan perdedor.
Un beso, María José.
Una vez más se perdió la batalla…
¡Son tan peleones esos dulces melosos, que siempre nos ganan!… je je je
Fuerza de voluntad, Pîluca. O eso o michelines.
Abrazoooo.
Que batalla más original Susana, me ha gustado la forma en que lo cuentas.
Un abrazo
Blanca, gracias. Coloquial lo he contado. Sin más lío. Pa qué.
Un abrazo.
La batalla entre el diablillo de la conciencia y la fuerza de voluntad siempre es ganada por el diablillo instigador. Buen relato, suerte.
Saludos.
Tú lo has dicho: siempre gana el malvado. Que, mira tú por dónde, suele ser el más simpático.
Como dice la canción: todo lo que me gusta es ilegaaal, es inmoraaal, o engooordaaa.
Abrazo grande. (abrazos no engordan)
Como lo entiendo, todos los días libro esa misma batalla, y siempre pierdo. No hay manera, tendría que coserme la boca, como dice una compañera mía.
Abrazos Susana
Asun, eso de coserse la boca me conduce a peli de terrrror. No te pases y no me robes el sueño.
Beso.
Me gusta esta batalla contra uno mismo que narras, porque sinceramente es uno de los puntos clave de la vida, y además siempre aporta esa intriga de «qué haré al final». Lo malo es que muchas veces no ceder a una tentación es la peor forma de obsesionarse con ella. Tenemos que dejarnos caer de vez en cuando, así que bravo por tu prota. Suerte y besos.
Si es que desde el origen de los tiempos, cuando el Creador se sacó de la manga lo de la fruta prohibida, andamos en un sinvivir con las tentaciones. Viene de lejos la cosa. Vamos, que en los genes la llevamos. (Sobre este tema tengo un relato, jeje).
Un besote, Ana.
Es relato no es autobiográfico, que tú de lorzas ná. Fluye, te lleva de la mano y tiene mucha guasa, aparte de mucha verdad. Yo habría sido de los que sucumben. Buen trabajo, amiga Susana, has aprobado este mes. Mucha suerte para la lista.
Besísimos.
Gracias, majete. Como dije más arriba, mi idea era la lucha esa interna ante una tentación. Es cierto que los dulces no me tientan, los elegí porque es lo más reconocible. Claro, no me iba a poner a hablar de boquerones en vinagre porque entonces no se me identificaba el personal con el cuento; pero eso y los pepinillos y demás familia de encurtidos sí que me hace salivar.
Abracísimo.
Pero mujer, ¡que hay que ir a la compra con el estómago lleno! Aunque ya se encargan las fuerzas del mal de ponernos las tentaciones bien al alcance de la vista… y de las manos.
Un beso, Anita.
¡Que añadir a lo dicho! Esta guerra la tenemos perdida de antemano, pero la lucha está más igualada. Un abrazo
Es tan tan difícil seguir a la voz coherente y reflexiva, la que nos lleva por el buen camino… Es que sinceramente, es más coñazo, todo prohibiciones. Qué rollo.
Beso, Esther.