78. TRÍO (Isidro Moreno)
Exhibe orgullosa su condición de ama de casa, manteniendo un orden y horario rigurosos en todas las tareas además de la atención a su esposo y al perro.
Ella y yo habíamos programado los paseos diarios de los tres: el matrimonio y el can.
También, ambos sabemos que la misión de sacar al perro es, en realidad, el paseo de su marido, mi amo y mi dueño que ahora ya no es dueño ni de sí mismo, pues ni su nombre recuerda y casi siempre, a ella —su mujer— y a mí —su mascota— nos mira como a auténticos extraños.
IsidroMoreno
Hola, Isidro.
Un texto el tuyo que refleja a la perfección el desvarío a través del lenguaje que crea como una aparente confusión, ese «yo», lo atestigua; mas las cosas están claras. Es un trío que más bien parece un dúo, el del ama y el can, con el lastre de ese ser que ha perdido la cabeza. Intuyo una reivindicación del rol femenino lleno de poder, que compartiría. Me gusta tu propuesta. Un abrazote.
Los perros como mascotas, casi siempre son uno más en la familia y a veces, el más cariñosamente tratado.
Es sabido el afán de protección de los canes que de forma altruista, también pueden llegar a considerarse el cuidador, el enfermero o el paseante de su amo.
Muchas gracias, Sr. Martín, por su agradable comentario.
Un abrazo.
Un trío de lo más variopinto. con una mujer abnegada que mantiene una apariencia de familia y normalidad; con un perro que no sólo hace de narrador, sino que tiene un papel fundamental, pues sirve de excusa para sacar de paseo al dueño, también de compañía para que esa buena mujer no se sienta tan sola ante su marido enfermo que, a pesar de lo compartido y de sus cuidados, no la recuerda. Los animales de compañía tienen sus necesidades, pero también rescatan a diario a las personas.
En tan sólo unas líneas has definido muy bien a los tres personajes, que caminan al unísono, con un destino familiar común, pero son muy diferentes.
Un abrazo grande, amigo Isidro. Suerte, artista
Sí, me he permitido incluir en el reparto al perro como narrador y protector responsable de sus dueños. A todos los que hemos tenido un perro por mascota, no nos sorprende esta licencia literaria, pues sabemos que esa tarea, el perro se la autoimpone como obligación y devoción y, si pudiera hablar, nos lo diría.
Lo peor es que si pudiesen hablar, quizás también nos dirían otras cosas que no las sabríamos encajar.
Su faceta de «no hablar» es lo que los hace ser el mejor amigo del hombre.
Muchas gracias, Ángel, por tu gentil comentario. Un par de abrazacos para tí.
Nos muestras eso que tantas veces escuchamos del bien que la compañía de los animales hacen a las personas mayores, deprimidas o enfermas al obligarlas a salir y a tener responsabilidades. En tu caso, vete a saber si la vida de las dos patas humanas del trío no sería bastante peor sin la compañía del perro. A mí me da que sí. Enhorabuena, Isidro. Suerte y saludos.
No me cabe duda de la bondad de la compañía y el cariño de las mascotas.
Los que hemos tenido perro lo sabemos muy bien.
Muchas gracias, Jesús.
Un abrazo.
Isidro, bien contada la vida de este trio, cada uno con sus responsabilidades y papel en la familia. Llega muy claro ese ambiente familiar. Suerte y saludos
Muchas gracias por leer y comentar.
Un abrazo.
Me gusta el papel de narrador que le has dado al can, una historia común pero muy humana.
Un abrazo y suerte.
Ya que el perro no puede hablar, le he otorgado el papel de narrador, que tampoco habla pero dice mucho. jejeje!
Muchas gracias Moli por leer y comentar.
Muy bueno Tio, me gusta tu relato y la propuesta narrativa que propones. Un saludo y abrazos.
Muchas gracias Rubén. Me alegro que te guste.
Un abrazo fuerte a tí y a la familia.
Me encanta el protagonista narrador de la historia, es verdad que, aunque los perros no hablan, nos dicen todo. El trío peculiar que nos presentas, una familia en apariencia, tiene la soledad por bandera, creo que es el can el que apoya y ayuda a dar coherencia y estabilidad.
Mucha suerte Isidro y saludos.
No lo podías resumir mejor. El instinto animal de guardar, cuidar, proteger… unido al cariño que recibe el can y el que éste demuestra a sus amos/compañeros, conforman una familia en la que, estoy seguro, el más feliz es el perro.
El perro vive el presente; no sufre por el futuro. No entiende de obligaciones laborales pues su trabajo es intrínseco a su naturaleza y tampoco entiende de horas laborables ni convenios.
Muchas gracias, Maribel, por comentar y saludos.
Una familia que pivota alrededor del cariño y del respeto de sus tres miembros, que asumen su papel con resignación, integridad y lealtad. Muy bueno, Enrique. Abrazos.
Ojalá todas las familias se sustentasen en torno al cariño y al respeto.
Muchas gracias por pasarte por aquí y comentar.
Un abrazo, Salva. (De Enrique y mío, jejeje)
Perdón, ha sido un pequeño lapsus, Isidro. Al final, no sé si leo, escribo o comento, y como el relato era un trío…, jajaja. Un abrazo.
Don’t worry, my friend!
Son gajes del oficio. jejeje!
¿Quién pasea a quién? En este caso se han cambiado los papeles entre el marido y el perro. Parece que los tres ya llevan su tiempo vivido, pero la mujer se encarga de los tres. Este tipo de «familia» se da mucho. De tres miembros ya entraditos en años y en la cual uno de ellos es un perro.
¡Que necesarios son estos animalitos!
Mucha suerte Isidro. Besotes.
Estoy convencido que el perro se cree totalmente que él es el que se ocupa de todos. lo que no se ha parado a pensar es si es una obligación, trabajo, instinto… ¡Sencillamente el perro lo hace porque Sí y ya está!
Muchas gracias, Olaga por pasarte también por aquí y comentar.
Besos.
La primera persona en la narración refuerza la fuerza del protagonista como un miembro más de la familia, que empieza refiriéndose a sí mismo de forma distante para ir integrándose como pieza fundamental en las circunstancias de su dueño enfermo.
Una bien trazada historia que subraya el hecho de que en una familia también existen miembros cuadrúpedos.
Enhorabuena, Isidro.
Un abrazo.
No lo dudes que cuando, esos «miembros cuadrúpedos», perro en este caso, conviven bajo mismo techo, el can no sólo es uno más, sino que a menudo, es el que más muestras de cariño recibe. Un amigo mío dice que tener un perro es como tener un bebé de 2 años pero durante toda la vida del perro. Lleva razón.
También «ellos», a su manera, te muestran gran cariño.
Muchas gracias por tu generoso comentario.
Un abrazo, Antonio.
Isidro, tu relato es un buen escaparate para engrandecer al fiel y cariñoso perro. Ayuda en muchos aspectos al ser humano y, cuando este llega a la vejez, es casi imprescindible para acabar su vida con tranquilidad y cariño.
Felicidades, amigo. Besos.
Sí, eso que dices está demostrado.
Muchas gracias Mariajo por tu comentario.
Un fuerte abrazo.
Me ha encantado, Isidro. Un relato de un trío, dividido en tres partes, en la que vas aclarando quién es quién y qué papel juega en la familia. Y lo que más me ha gustado es que has tratado la enfermedad del marido, o dueño en este caso, sin buscar penas ni ñoñerías, sino como algo con lo que han aprendido a convivir los otros dos protagonistas. Todo es bueno, pero, amigo, ese último párrafo demuestra la clase de escritor que estás hecho. Genial.
Un abrazo.
Al ser el perro el narrador de la historia, a él no le «caben» las ñoñerías. Las cosas son así porque son así y punto. El quiere a sus dueños, los defiende porque sí y punto. Él también sabe que depende de ellos, que lo acogen le dan de comer y punto. La «inteligencia» de los perros es muy cuadrada pero tiene menos aristas que la inteligencia humana. ¡Ventajas e inconvenientes de nuestros amigos de cuatro patas»
Muchas gracias por tu adulador comentario, amigo Pablo.
Un fuerte abrazo.
Nos haces dudar de quien está narrando y los papeles de cada uno hasta la última frase, donde nos muestras la situación real del «trío», además del juego de palabras dueño y de aclarar quien es quien en esta familia de paseantes.
Nos haces ver que el perro es en muchos casos un motivo para salir y moverse de muchos ancianos, añadiendo otro beneficio a su cariño incondicional.
Un abrazo Isidro.
Carme.
Si los perros hablaran, serían los mejores narradores de nuestra existencia, pero ya dejarían de ser el mejor amigo del hombre. No admitiríamos que nos «sacasen los colores».
Muchas gracias por leer y comentar.
Un abrazo, Carme.
Triste realidad la del olvido. Ni de su nombre se acuerda ni de su fiel compañía.
Con muy poquito nos has contado toda una historia humana vista desde un perro y vivida por este trío.
Genial Isidro.
Un abrazo grande
Como sé que tienes perrita, sé que lo entiendes perfectamente y que no te «ruboriza» reconocerlo.
Un fuerte abrazo, amiga Belén.