33. Tumbas anónimas
Hoy, al venir a verte, he descubierto en el sendero de la entrada a dos ardillas que corrían jugando. Las he seguido y me han llevado a un rincón en el que dos tumbas están unidas por una misma lápida, sin más inscripción que un año grabado en medio, 1852.
Las tumbas anónimas, he oído que decía alguien a mis espaldas. Era el sacerdote que ofició tu funeral y me ha contado la historia de las sepulturas sin nombre.
Una mañana de noviembre de 1852 encontraron los cuerpos de dos muchachas abrazadas en la playa. No fueron identificadas y nadie las reclamó.
La única pista fue un verso que una de ellas llevaba en un papelito doblado, junto a su corazón: “Amantes clandestinas, viajeras fugitivas, tumbas anónimas”. ¿Premonición o destino? Para aquella época, un escándalo que había que tapar.
¿Sabes, Luis? Te imagino llamándome melodramático. Pero la historia de esas chiquillas ha reconfortado algo mi dolor por tu ausencia. Porque he sentido de golpe la fuerza de nuestro amor, firme y tierno, valiente, ajeno a las críticas. Y que siempre me hará buscar tu rastro junto a mis huellas al andar sobre la nieve de esta gélida realidad.
Un amor más allá de la muerte, fidelidad en el presente y más allá y postura valiente. Una muestra de maestría literaria. Suerte y un saludo, María Jesús.
Gracias, Ana. Amor… ¿qué importa su color?
Gracias, Ángel. Hay que aferrarse al amor para dar sentido a la vida, más allá de edades, sexos, creencias… Eso quiero pensar.
El tabú de siempre… Muy bonito tu relato y al mismo tiempo, doloroso. Suerte.
Besicos muchos.
Gracias, Nani. Es un tema que he querido tratar con cariño y mucho respeto.
Abrazos.
Bonito relato de amor sin fronteras con homenaje a los que padecieron represiones y las padecen. La imagen de las dos ardillas es lo que más me ha gustado: Esos animalillos tan huidizos que siempre se esconden rápidamente cuando ven a alguien cerca.
Gracias, Lorenzo. Las ardillas aparecen para abrir el relato con toda intención. Me ha gustado mucho que te hayas dado cuenta.
Un abrazo.
Patricia, me gusta el relato cuento. Las imágenes son muy buenas y la gélida realidad se percibe. Enhorabuena!
Un saludo!
Gracias, Marca. Quería contribuir a caldear un poquito la gélida realidad que últimamente nos rodea. ¡Abrazos!
María, precioso relato y un canto al amor con mayúsculas. Por suerte la realidad ya no es tan gélida y, aunque despacio, está cambiando. Abrazos.
Gracias, Salvador. Amor sin banderas ni fronteras, sólo eso, amor, motor de este mundo loco.
Enhorabuena por este relato que apuesta por la libertad en el amor con un lenguaje claro y a la vez muy cuidado. Precioso. Suerte y saludos
Gracias, Juana. Vuestros comentarios me animan mucho para seguir explorando letras y sentimientos.
Lo de las ardillas «reencarnadas» muy bueno también.
Gracias, Pablo. Las ardillas son unos animalillos muy tiernos y me pareció que podía cerrar con ellas el círculo, con su amor sencillo y alegre.
Propuesta curiosa, por el trasfondo y la puesta en escena de tumbas, playa y pisadas gélidas. Original sin duda. Abrazo MºJesús.
Gracias, Mel. El escenario, en mi mente, está en el norte de Escocia.
Algún día escribiré la historia de las chicas.
Pues hazlo, que seguro que si viene de Escocia tiene un tinte mágico
Encantador relato que rompe una lanza en aras de amor.
Me ha gustado lo ágil de su estructura y lo visual del texto.
Un abrazo.
Muchas gracias, Belén. Guardo tu comentario en mi corazón.
Nada más leer lo de las tumbas en medio del bosque me he imaginado viendo una escena de una serie británica de esas de época que me encantan. Y dando vueltas, recordé una que vi hace mucho y a medias, Fingersmith (Falsa Identidad) http://es.wikipedia.org/wiki/Falsa_identidad_%28novela%29
No sé cómo acababa su historia pero tu relato podría encajar perfectamente.
Mucha Suerte.
Besos
Gracias por el enlace, Esperanza. Voy a buscar la novela, que me interesa mucho y me ha dejado intrigada.
Un abrazo.