04. TURBULENCIAS (Fernando García del Carrizo)
Por mi trabajo tenía que volar con regularidad y ya estaba acostumbrado. Ese vuelo empezó como siempre; colas para embarcar, instrucciones de seguridad a las que nadie hace caso y las palabras de bienvenida del comandante. Quizá si hubiera prestado atención habría descubierto el temblor en su voz y ese discurso lleno de dudas que terminó con un inapropiado “buena suerte”. Nada es perfecto.
Yo, que jugaba a ser escritor, aprovechaba estos viajes para anotar ideas o modificar algunos textos. Encontraba muy productivo ese rato. Siempre pedía un café que multiplicaba mi creatividad. Sin embargo, aquel día no tenían. Frente a la pantalla del portátil no se me ocurría nada ingenioso y tras revisar dos relatos los dejé inacabados. Nada está completo.
De pronto, fuertes golpes de viento generaron sacudidas que a pesar del cinturón nos hicieron botar en el asiento. Una ola de miedo se extendió entre el pasaje. Las mascarillas cayeron. La tripulación, asustada, corrió a sentarse para evitar daños. Entre gritos de pánico, agarré las manos de los desconocidos sentados a mi lado, cerré los ojos y contuve la respiración. Nada es eterno.
Esa «buena suerte» inicial tenía ya algo de premonición. Un relato que puede ser advertencia sobre la necesidad de vivir sin olvidar del todo que no somos eternos, que todo puede terminar en un momento. Puede que termine en tragedia o no, pero el temor del protagonista y el de todo el pasaje es humano e inevitable.
Un relato inquietante y bien adecuado al tema propuesto.
Un abrazo y suerte, Fernando.
Muchas gracias Angel por tus comentarios. Como siempre has dado en el clavo.
Un saludo.
Tres situaciones cotidianas que explican muy bien el tema que nos inspira este mes, Fernando. Si nos paramos a pensarlo, cada día nos suceden multitud de ellas, y tú has citado tres muy claras y que conocemos muy bien. Enhorabuena y un abrazo, guapo.
Gracias Puri por leer y comentar.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo
Quiero pensar que se quedó en un gran susto y que el piloto del avión hizo su trabajo perfectamente. Este tipo de tragedias me dan “yuyu “
Un viaje interfecto, incompleto e incierto.
Buen ejemplo del tema que nos ocupa.
Gracias Rosa por tus comentarios. Confieso que al escribirlo tenia bien claro el destino del autor y todo el pasaje ( piensa mal…) pero es cierto que releyendo ha quedado un final abierto al gusto del lector.
Nos seguimos leyendo. Un abrazo
Fernando, te ha quedado redondo. Un wabi sabi perfecto, excepto para pasaje y tripulación.
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias por tus comentario Rosalia.
Me alegra que te haya gustado.
Nos seguimos leyendo.
Una abrazo
Un final abierto que el lector puede completar en función de su optimismo o pesimismo de base. Me gusta lo sutilmente que el narrador se va enterando de que algo pasa. Un abrazo y suerte.
Muchas gracias por tus comentarios.
Un abrazo
Fernando vivimos sin ser conscientes de lo vulnerables que somos y que estamos expuestos a constantes peligros. «No somos nada» como se suele decir pero…nunca entenderé que si «no somos nada» como el hombre ha sido y es capaz de haber llegado a la luna, de poder hacer volar a un avión o de que flote un barco, entre otras muchas cosas. En fin que, como bien dices, cada lector que le ponga su final. El mío está bien claro: solo fueron turbulencias je,je…
Saludos
Muchas gracias Pilar por leer y comentar.
Nos seguimos leyendo
Buenísimo micro, Fernando. Los personajes no parecen que vayan a acabar bien, aunque nunca se sabe, porque el micro acaba ahí justo donde ya nos toca decidir a los lectores cómo acabará todo. Suerte