71. Último deseo
El sargento me ofrece un cigarro mientras el pelotón de fusilamiento espera. Cierro los ojos y regreso a mi infancia, a mi pueblo, alejado de esta maldita guerra. Recuerdo las flores del prado, las vacas, mis amigos, con quienes juego en el río. Mamá me llama y corro a darle un beso. Papá se acerca. Tras abrazarnos, grita que me dé prisa y me cambie, que hoy son las fiestas de la patrona. Están a punto de empezar los fuegos artificiales.
¡Qué estupendo giro final! 👏🏻👏🏻👏🏻
Terrible, y muy buen organizado al final, lástima que estos fuegos sean de muerte.
Loa fuegos no fueron artificiales, sino reales. En medio del caos terrible de una guerra, que condena a un hombre a un final prematuro, nada mejor que una hermosa sensación a la que aferrarse.
Un abrazo y suerte, Gabriel
Maravilloso micro. En esencia me rceuerda mucho a otro también muy bueno de Paola Tena,»La vida eterna». Muy diferentes, pero con un mimso concepto: la evasión del condenado segundos antes del fatal desenlace.
¡Suerte!
Gabriel, es precioso. En ese momento lo único que podemos hacer es aferrarnos a los momentos felices. Unos momentos de belleza antes del caos final.
Un abrazo y suerte.