83. Un cruel entretenimiento
Las gradas del anfiteatro comenzaban a llenarse, el sol ya empezaba a retirarse. El espectáculo estaba previsto a la hora séptima del día y entre los asistentes se encontraban los cuestores y ediles de la ciudad.
Los leones habían sido llevados desde África para luchar con unos esclavos y cristianos, que se habían formado durante semanas y que si lograban ser vencedores, conseguirían su libertad.
La lucha empezó. Cuatro hombres morenos se enfrentaban a dos leones mientras el público aplaudía, gritaba, vociferaba y disfrutaba, todo menos una, la esposa de uno de los ediles.
Ella se acercó a la esposa de uno de los cuestores y mientras uno de los leones se lanzaba sobre uno de los luchadores, ella en voz baja con miedo a ser reprimida le dijo:
– Me causa dolor tan fiero ver esta crueldad, como fieras son esos leones. Nunca entenderé este tipo de divertimiento.
La otra domina sorprendida, se levantó y comenzó a gritar:
– «Christianus,» la esposa del edil, es «christianus».
Esta al verse descubierta, con miedo a las represalias, se lanzó a la arena, a la espera de ser devorada por los leones y convertirse en una nueva mártir por su religión.
Alrededor de las luces de los grandes imperios, se arremolinan muchas de las sombras que proyectan sobre ellas la propia naturaleza humana. Tu relato lo explica, y denuncia, a la perfección. Mucha suerte 🙂
Buenas tardes
Muchas gracias José Antonio por pasarte a leer el comentario y muchas gracias por tus palabras, sinceramente no estoy muy contento con el resultado, alguno de los párrafos es algo lioso, pero bueno…
Un abrazo…