74. UN DUELO CONTRA SEÑALES «INDESCIFRABLES» (Óscar Quijada)
Sabe que ha cometido un grave error, una vez más ha dado muchas vueltas para expresarle lo que anhela. Ella mira fijamente, sin parpadear, como cuando está furiosa, su compañero no ha sido conciso. Sus ojos revelan mil reproches y su lenguaje corporal es una incógnita.
El la rodea con su caminar mientras emite palabras con voz temblorosa. Sus expresiones son superficiales, denotan inseguridad e imprecisión. Ella solo calla, ya en varias ocasiones ha mencionado su parecer. Ahora percibe que sus puntos de vista y sus sentimientos fueron pasados por alto, ya no desea articular un solo sonido.
Los minutos pasan y el desdichado siente como sus argumentos están agotados. Parece que no tiene nada más que decir. Ella sonríe, arregla su hermosa cabellera hacia un lado, se dirige hasta su cartera y revisa su teléfono móvil. Luego vuelve a clavar sus ojos verdes en su colega, quien ya no sostiene su mirada y se marcha derrotado, vencido por una mujer de veinte años menos.
Óscar, la falta de valentía de este bucanero va a suponer que esta isla se quede sin conquistar. Abrazos y suerte.
Muchas gracias Salvador por tu excelente comentario. Muy interesantes las expresiones marítimas. Un abrazo.
Me gusta tu relato por lo que cuenta, y tambien por como lo cuentas.Cuantas señales se quedan vagando por ahi, ¿ deberiamos nacer con una bombilla en alguna parte de nuestro cuerpo, que se encendiera cuando queremos decir algo que no sale? Nos ahorrariamos muchas perdidas, pero… no sería emocionante. Habrá que aprender a interpretar señales o quizá a señalizar bien. O mejor habrá que aprender a no hacer justo lo contrario de los que nuestro corazón » anhela» pero… no somos tan libres como creemos.
Muchas gracias Begoña por pasar y expresar tus comentarios estimuladores. Es digno de destacar que compartas tus reflexiones. Un brazo.
El juego del cortejo, donde las señales basadas en gestos, ademanes y, sobre todo, miradas, cobran toda la importancia. Un asedio masculino arduo y lleno de resistencias que desconciertan y descorazonan por mucha voluntad que ponga el atacante, por muchos efectivos que emplee en la gesta. Esa mujer de veinte años menos ha podido con un varón al que se supone más experimentado, con esa serenidad que deberían haberle proporcionado la edad, pero no es así, de tal forma que la veteranía no parece ser un grado en este caso.
He tenido ocasión de leerte en otros espacios y siempre me resultan interesantes tus trabajos. Por lo demás, espero que estés bien, y envío un saludo junto con mis deseos de suerte.
Ángel, que bueno conseguirte por aquí hermano. Siempre dedicado a la lectura, a la escritura y a la reflexión. Aprecio mucho este y otros comentarios que has hecho, y esa calidad humana que te acompaña. Que estés muy bien en compañía de tu familia. Un fuerte abrazo.
Gracias Ana por tus comentarios, tan acertados como siempre. Me da mucho gusto saludarte. Un abrazo a la distancia.
Óscar, si, como tu bien dices, la juventud tuvo más fuerza que la experiencia; ocurre a menudo. Suerte y saludos
Gracias Cala, siempre con acertados comentarios. Te deseo mucho éxito, saludos
Mujer y misterio van de la mano en tu historia. Has definido muy bien a tus personajes y la historia te ha quedado con mucho empaque. Mucha suerte 🙂
Muy agradecido por tu estimulador comentario Juan Antonio. Recibe un cordial saludo y mis deseos de que todo marche bien.