26. UN FESTEJO INNECESARIO
Mi primera menstruación llegó un poco tarde. Mi hermana y yo estudiábamos en el mismo instituto, yo estaba en primero de secundaria y ella en segundo Recuerdo muy bien ese día; me desperté, por una extraña razón fui al baño de mi hermana y ¡sorpresa! ahí estaba esa famosa manchita de sangre de la que tanto había oído hablar.
Le dije a mi hermana: «creo que ya me bajó». Ella rápidamente me dio una de sus compresas y me enseñó a ponerla en mis braguitas. Mi madre también entró al baño súper emocionada. Fue una escena algo incómoda pero llena de amor.
Llegué al instituto. Me sentía molesta y a la vez emocionada. Cuando se lo conté a mis amigas también se emocionaron. Sentí que ya formaba parte del selecto club de la menstruación.
Todo iba bien hasta que mi hermana le contó a todo el mundo que yo «ya era una mujer». Durante todo el día recibí felicitaciones extrañas, y, por si fuera poco, una amiga de mi hermana decidió pasar por mi salón de clases y lanzar, a diestro y siniestro, un sinfín de toallitas higiénicas femeninas, en la que había escrito con un extraño rotulador rojo: ¡Bienvenida!
Hay cambios que, no por esperados, dejan de sorprender y provocan, incluso, una cierta confusión, de ahí a la vergüenza hay un paso. Cuando las cosas se toman como deben, como algo natural y con comprensión, todo transcurre bajo los cauces normales, en su justa medida. Pero ni ocultar como un estigma ni exagerar como una fiesta de la que todo el universo debe enterarse. Seguro que esta muchacha nunca olvidará, y no será buen recuerdo, esa jugada de la amiga de su hermana, llevara buena intención o no.
Un relato que demuestra que, a veces, hasta un homenaje, o un regalo, puede estar de más, ya lo dice el título.
Un saludo, María. Suerte
Enhorabuena María, me parece un relato escrito con una exquisita sensibilidad. La delicadeza con la que describes este episodio de la vida de cualquier mujer, enternece. La naturalidad con la que lo cuentas y esa crítica velada, o no tanto, a la excesiva parafernalia con la que se recibe a veces, le da un sesgo social que lo engrandece.
Mucha suerte!!
Bsssss!!
Una forma muy curiosa de contarlo. Las dos primeras visiones ayudan a contratar aún más la vergüenza o la incomodidad que supone la tercera. Es también incómodo para quien lo lee. Abrazos y suerte.