76. Anticipo (Toti Vollmer… with a little help from my friends)
A Cato, quien me abrió su corazón sin conocerme.
Desde siempre limpiaba con esmero y adornaba el sepulcro de sus ancestros. Cada día le preocupaba más quién lo sucedería: los jóvenes se iban del pueblo y los viejos se hacían cada vez más. Cuando se presentó la oportunidad, compró un lotecito humilde en la octava fila del panteón, con sombra, para que duraran más las flores. Años después empeñó su medalla de bautizo y mandó hacer el hueco. Remató con una lápida de granito que hizo grabar.
Este día de muertos tenía planes: tras terminar el ritual de sus difuntos llevaría ofrenda, velas, música, tamales y unos cuántos chupitos de aguardiente para estrenar por todo lo alto su propia tumba.
No hay nada que más nos aterrorice que desaparecer, de ahí que tu protagonista haya asegurado un espacio como última morada terrena y que lo celebre otra cosa es que encuentre alguien que acuda y cuide el lugar, su preocupación tiene fundamento. Por otra parte, ara asegurar una continuidad, paralelamente, podríamos recomendarle que escriba. Los relatos como éste tienen vocación de permanencia por naturaleza, siempre puede haber alguien dispuesto a leer.
Un saludo y suerte, Toti