80. UN OLFATO ESPECIAL
Estaba tan convencido que el de la máscara dorada se comportaba como un animal al acecho, que optó por no separarse ni dos metros de él. Bien estuviera bailando, bien pidiendo una copa o simplemente paseando, no le quitaba el ojo.
Se fijaba sobretodo en sus manos, a la espera de que sacara el arma que utilizaría para atacar a su víctima en cuanto descubriera tras que máscara se ocultaba.
Estuvo a punto de abalanzarse sobre él al percibir que realizaba un extraño gesto con su mano derecha, pero solo fue para rascarse la ingle. Agradeció haber dudado.
También le robó algunas parejas de baile pensando que tal vez ya había descubierto su objetivo y se disponía a actuar, pero dedujo que no era así porque su comportamiento no variaba sustancialmente.
Al final, tras tres horas de intensa vigilancia, todo se desarrolló tan rápido que no fue capaz de verlo venir. El bueno de Juan, el ebanista, le levantó la máscara, y con la mano plana como un ariete, le chafó su ya maltrecha nariz.
Javier… me parece que has descrito a un perfecto paranoide o bien a un buen policía con exceso de celo. En cualquier caso, bien tirado. Mucha suerte.
Bueno, Ana, siento que no se entienda bien. Es un micro más bien cómico. El bueno del ebanista acaba harto del protagonista, que no es la primera vez que hace de estas.
Un abrazo
Menudo personaje tan plasta. Terminó por ser él el «acechador», No me extraña que le dieran más de un cachete.
Un abrazo, Javier
Javier, que con el móvil y en el autobús, pues leo pero no escribo bien ni mi nombre. Ahora sí.
Cualquier día conseguiré poner mi foto también.
Sigo al acecho, como tu personaje…
Está bien, Amparo, que sigas al acecho, pero con control y cuidadito.
Un besete
Da la impresión de que tu personaje tiene vocación de segurata, pero de no haber superado las pruebas. La sorpresa que le da el ebanista después de tanto vigilar, está muy bien. Muy ocurrente y divertido. Suerte y saludos
Hola Juana. No, pruebas debe haber pasado pocas, pero lo que es a vocación haber quién le supera.
Gracias por tu comentario. Besos
Javier, me gusta el relato. Bien escrito y divertido.
Abrazos.
Gracias, María, me alegra que te gustara.
Besos
Javier, muy divertido. Un policía frustrado que no escarmienta, espero que alguna vez acierte, jajaja. Abrazos
Salvador, creo que esta divicil que este acierte.
Me gusta que te divirtiera.
Gracias y abrazos.
javier, a pesar del empeño le falla la tecnica; le daremos un voto de confianza. Bien contado y con humor. Suerte y saludos
Calamanda, lo que le falla es que ha dejado de tomarse las pastillas que le recetó el psiquiatra, y le van a moler a palos.
Gracias y besos.
El bueno de Juan ya estaba harto. Bofetada merecida, pues.
Sí, Andrea, por lo menos justificada. Juan también tiene sus límites.
Un beso
Muy bueno Javier. Y un final estupendo, jaja. Un abrazo
Gracias Concha. Me alegra que te resultara simpático.
Un beso
Pues después del golpe, Javier, el olfato a la mierda ja ja
Un abrazo
Ya lo tenía mal, Epífisis, así que ahora como tu dices.
Un abrazote