UN VERANO DE LIBRO, UN LIBRO DE VERANO … MÓJATE ENTECIANO
Y finalizada ya la primera propuesta con éxito de haber conseguido reunir a las 23 parejas inscritas en la primer propuesta nos volvemos a poner en marcha.
Coooomienza la
SEGUNDA PROPUESTA
de nuestro concurso de verano.
Y vamos a seguir con las propuestas sencillas, sin complicaros en exceso, con condiciones manejables, en consonancia con la placidez de una buena siesta.
Os recordamos que esta convocatoria es EXCLUSIVA para las “PAREJAS ANÓNIMAS” que se han inscrito previamente en el concurso durante el mes de junio.
Y estas son las CONDICIONES que tendrá que cumplir el relato de esta segunda ronda.
Todos los relatos de nuestra convocatorias tendrán que presentar un máximo de 101 palabras… 101 es nuestro límite. Sin contar el título.
para esta quincena se resume en
UN VERANO DE LIBRO
Os vamos a dar SEIS POSIBLES TÍTULOS para vuestros relatos. Podréis elegir uno cualquiera de ellos. Son títulos de obras en los que el calor del verano tiene un papel protagonista. Queremos que vuestro relato presente uno de esos títulos. No queremos que mantengáis el tema, ni el tono, ni la historia… O sí, si es lo que decidís… Sois libres en la propuesta del relato, no tenéis que “homenajear” en nada a la obra que os presta el título, pero, eso sí, estaremos atentos a que el título que elijáis y el texto mantengan una buena relación.
Y estos son los 6 títulos posibles
- MI FAMILIA Y OTROS ANIMALES
- LOLITA
- EL VERANO QUE MI MADRE TUVO LOS OJOS VERDES
- LAS BICICLETAS SON PARA EL VERANO
- MUERTE EN VENECIA
- ESCUCHA LA CANCIÓN DEL VIENTO
Os enlazamos los títulos de esta lista con reseñas de cada una de las obras por si os sirven de inspiración… Pues elegir uno de estos títulos será el único asunto de nuestra segunda propuesta… Nada más… Y nada menos.
PUBLICACIÓN DE LOS RELATOS
Los relatos se enviarán al concurso mediante el formulario que os enlazamos al final de estas instrucciones. Sólo los relatos recibidos a través del formulario podrán participar. El encargado de recibirlos comprobará que cumple las condiciones y será el responsable de su publicación en la sección de comentarios de esta entrada del blog. Podría tardar en hacerlo hasta 24 horas. El relato será publicado bajo el seudónimo adjudicado oficialmente a esa pareja.
LOS JUECES
El jurado de la segunda convocatoria estará compuesto por 4 miembros: Rosana Alonso, Rosa Gil, Rafa Loscertales y JAMS. Salvo este último (que ha adjudicado y guardado los seudónimos e identidades de las parejas) los integrantes del jurado leerán los relatos desconociendo el nombre de sus autores o autoras.
La misión del jurado será presentar una lista de 5 relatos de todos los presentados para que el Jurado Popular elija a los ganadores definitivos en sus votaciones del próximo mes de septiembre.
El único modo de participar en este concurso es a través del siguiente FORMULARIO o haciendo click sobre nuestro botón dorado…
En el formulario solo se solicita el seudónimo oficial de la pareja participante y el texto del relato.
El plazo para presentar el relato es la segunda mitad del mes de julio, lo que supone que el formulario estará abierto hasta las 23:59 horas de la noche del lunes, día 31 de julio de 2023.
1. ESCUCHA LA CANCIÓN DEL VIENTO, de WAKA WAKA
Calma chicha. Aproveché el jaleo para darles esquinazo. Saben que tengo la pasta. De un momento a otro vendrán por su parte. Van a quedarse con las ganas, porque me piro. Esta falta de viento me vuelve loco. ¿Por qué me acuerdo ahora del muerto? Necesito zarpar antes de que aparezcan. ¡No lo maté!, fue María. Lástima que la atraparan. Con ella lo hubiera compartido todo y surcaríamos juntos el océano. Suelto amarras. Bastaría un leve soplo de nordeste. Parece que la vela ondea, pero no lo bastante. El bote no se mueve. ¿Por qué tuvo que disparar a su padre?
2. LAS BICICLETAS SON PARA EL VERANO, de TORERO
En el oficio de sicario, alguna torpeza puede pasarse por alto, pero el cinismo descarado nunca tiene perdón. Jerry «Sacamuelas» Smith presumía de haber cumplido su encargo con eficacia y discreción, pero don Giovanni no tardó en saber que el supuesto fiambre seguía tocando el clarinete en clubs de la Costa Oeste. Un día del pasado mes de julio encontraron el cuerpo de Jerry sobre una bicicleta con ruedines, circulando por la 54 en hora punta. La primera impresión del inspector Carter fue que aquello no tenía ni pies ni cabeza. De hecho, aún siguen buscando los pies y la cabeza.
3. ESCUCHA LA CANCIÓN DEL VIENTO, de LA VIDA LOCA
En la aldea todos sabemos que cuando llega el viento del norte hay que buscar cobijo. Estaba pescando y no he podido llegar a casa. Refugiado en una cueva, recuerdo a mi abuela que me decía que esuchara atentamente al viento, y sólo así, interpretando su canción, podría reconocerlo cuando es peligroso. Intento no tener miedo, pero su sonido me engulle, aunque me tape los oídos. Agachado junto a la pared de piedra observo una luz que va aproximándose. Al principio creo estar soñando. Mi abuela me sonríe y me pide que la acompañe. El miedo desaparece al darnos la mano.
4. MUERTE EN VENECIA, de LA BOMBA
Tras su jubilación, Paco había decidido que se trasladaran al pueblo. Conchi sabía que eso significaba perder a las amigas, los talleres de escritura, el Pilates…Consiguió convencerle de ir antes a Venecia, por aquella “luna de miel” siempre pospuesta. Una cena romántica, brindis con limoncello, gelato de ron y pasas…después sería fácil empujarlo al canal de alguna callejuela solitaria. El alcohol y la alergia a los frutos secos harían el resto. No contaba con la fuerza con que su mano artrítica se agarraría a ella para no caer.
“En Venecia el amor eterno no tiene edad” tituló Il Gazzattino.
5. LOLITA, de SARANDONGA
Mamá no me cree cuando le digo que su novio me mira raro. Dice que Humbert es un buen hombre y yo, una envidiosa. Que por qué intento amargarla ahora que ha encontrado el amor.
Mientras ella duerme la siesta, él se mete conmigo en la piscina. Simula jugar, como un padre haría con su hija, pero veo crecer un bulto en su bañador. Me abraza. Escapo. Me persigue hasta la hamaca. Se tumba encima de mí. Me da mucho asco. Grito con todas mis fuerzas.
Desde el balcón, mamá nos mira. Y yo sé que, al fin, me cree.
6. EL VERANO EN QUE MI MADRE TUVO LOS OJOS VERDES, de DESPACITO
Cada mañana, los ojos de mamá absorbían las imágenes felices de las vacaciones. Y por la noche, mi hermano y yo nos asomábamos a ellos para descubrir, como en una miniatura, las hojas tupidas de los árboles y, entre el verdor, el lago, nuestras propias figurillas chapoteando y a papá, que preparaba el bote para salir de pesca.
Pero hace años que los ojos de mamá son grises: un páramo de ceniza donde la vida dejó de latir cuando aquellas malditas aguas se tragaron el bote, a papá y la posibilidad de que mamá volviera a tener los ojos verdes.
7. MUERTE EN VENECIA, de FOREVER YOUNG
No, el gondolero no se apeó por complicidad, sino a cambio de mis últimos billetes. Tampoco este viaje lo financia una paga inesperada. He pedido un crédito y vaciado mi cuenta para emprender la aventura que nunca nos habíamos permitido. Todo por la primera gran mentira: tus análisis no indicaban una anemia. El diagnóstico auténtico es una condena terrible. No ocurrirá. Bostezas mientras sonríes contemplando el Puente de los Suspiros. Pronto las pastillas disueltas en el champán te sumirán en el sueño eterno. Te abrazaré antes de cerrar también mis ojos y, juntos, nos deslizaremos hacia la nada.
8. EL VERANO EN QUE MI MADRE TUVO LOS OJOS VERDES, de YO QUIERO BAILAR
De todos ellos, mi preferido siempre fue Alberto, el último novio de mamá. Nunca se quejaba por nada. Aceptaba con deportividad sus derrotas. No parecía muy hábil con los videojuegos ni tampoco se defendía bien en el cuerpo a cuerpo y resultaba bastante malo como portero. Aunque lo que más me gustaba de él era cómo me prestaba atención cuando le hablaba, sin interrumpirme ni una sola vez. Sabía que, si le contaba un secreto, jamás me traicionaría. No como mamá, que tenía los ojos verdes.
Por eso me dolió tanto tener que despedirme de él cuando llegó el forense.
9. LOLITA, de EL TRACTOR AMARILLO
¿Quién podía pensar que un soltero cuarentón, guapo y con dinero, se enamoraría de una muñeca? Pero ocurrió.
En el cumpleaños de mamá la senté a mi lado. Estaba tan guapa con su blusa rosa y su sonrisa pícara. Hice las presentaciones pertinentes y pronuncié, en su nombre, palabras de agradecimiento. Nos preguntaron si íbamos en serio, sin por fin alguien me había echado el lazo. Esperaron impacientes la respuesta, nos veían tan felices. Expliqué que queríamos estar siempre juntos, pero cuando se disponía a hablar, se le atragantó el tercer bocado y, tras un sonoro gas, se desinfló sin remedio.
10. MI FAMILIA Y OTROS ANIMALES, de ALL MY LOVING
Mis hermanos y yo aún estábamos en la cama cuando llegó la tía Loreto.
− ¡Arriba, zánganos! −voceó efusivamente−. Nos vamos de vacaciones.
Hacía cinco años que papá nos había dejado por una lagarta. Entonces nos mudamos a la ciudad y mamá se convirtió en una loba solitaria. Se pasaba el día trabajando sin tiempo para nosotros. En verano, la tía Loreto, siempre atenta, nos invitaba a su casa del monte.
−Este año no iremos −dije con cara de perro−. Nos quedamos en el barrio con los colegas.
Una semana después, estábamos en el monte. Corriendo como cabras. Y con mamá.
11. ESCUCHA LA CANCIÓN DEL VIENTO, de UN RAYO DE SOL
Cuántas noches Dolores llamó a mi puerta. Entraba hasta la cocina, se apoyaba en el quicio de la ventana y sin quitarle ojo a la casa de enfrente, esperaba escondida tras mis cortinas florías. Allí vivía la Engracia con tres muchachas, lozanas y mocitas, y aunque nunca le conocimos marido, decía que eran sus hijas y que de noche cosía para darles candela y comida.
Cuando aquella puerta se abría y salía su Paco tarareando, Dolores tragaba sus lágrimas, con un lastimero «hasta mañana» se despedía, y entre calores y brisas caminaba despacio tras él, meciendo su vientre cargado de meses.
12. ESCUCHA LA CANCIÓN DEL VIENTO, de AQUÍ NO HAY PLAYA
Agudiza el oído. ¿Percibes esa melodía armoniosa que hace temblar las hojas de los árboles? Es el Viento, que quiere conquistar el corazón de su amada. Él la rodea con deseo, mas ella es una diosa de frío mármol, gracia y desdén a un tiempo. Cuando el desaire es mayor que su donaire, él torna su voz en aullido huracanado.
Antes ha cantado dejándose el alma y le ha parecido apreciar que una pícara sonrisa se asomaba a los ojos de su Cibeles. Esta noche, viéndola sofocada, le trae como ofrenda un soplo de brisa marina para acunar su sueño.
13. EL VERANO QUE MI MADRE TUVO LOS OJOS VERDES, de LA FLACA
Mi madre era una señora de las de antes. Amante esposa y ama de casa dedicada en cuerpo y alma a su familia y hogar. Se arreglaba solo los domingos para ir a misa. Siempre dijo que era feliz. Pero yo le recuerdo una sonrisa eterna pero triste. Salvo aquel verano.
Laura regresó al pueblo. Habíamos oído hablar de ella. Su amiga de juventud, la que no se olvida… Desde la ventana, las vi sentarse muy juntas bajo el roble cada tarde. El viejo corazón tallado parecía haber estado esperándolas y mi madre volvía con un brillo especial en los ojos.
14. MI FAMILIA Y OTROS ANIMALES, de VENENO EN LA PIEL
Acaricio su cara sin apenas tocarla. Sus pequeñas branquias se abren y se cierran de forma regular revelando un sueño tranquilo y profundo. Han decorado su habitación con un fondo marino y su nombre escrito en la pared: Aqua. Le ponen dibujos de tiburones, cangrejos y sirenas, y le dan crustáceos y gusanos para comer. Parece feliz en su camita de corales mientras ellos ven la tele en el salón. Sé que no tardarán en aparecer por la puerta y no quiero estar aquí para entonces. Volveré más adelante. Primero tengo que averiguar qué ha pasado con el resto de huevos.
15. MUERTE EN VENECIA, de ASEREJÉ
Mientras la góndola se desliza sobre las aguas negras que ahora cubren San Marcos, recuerda los arrullos de las palomas y el estallido alegre del Carnaval, la máscara con la que se colaba en la Fenice para danzar e insuflar su aliento a aquellos que después llevaría a San Michele, la isla de los muertos.
El ser humano ha logrado aniquilarse alterando el clima y la Dama, rodeada por el silencio, sin trabajo ya y sola, busca que el fin la alcance en la ciudad hundida; es entonces cuando ve la estatua que coronaba el Campanile y sonríe: está milagrosamente seca.
16. LOLITA, de LA BARBACOA
Devoraba con los ojos a otras hermanas y sofocaba su deseo acariciando las cuentas del rosario como si fueran las picotas de sus pechos.
En la cocina, gozaba al tacto húmedo de las claras resbalando entre las yemas de sus dedos. Sus hábitos pecaban en la penumbra cuando, en su celda, rozaba con ellos el cáliz de su bajo vientre.
La noche del Sábado de Gloria, Sor Dolores, volvió a ser la Lolita colegiala que disfrutaba seduciendo a las novicias del internado. Aleluyas de Éxtasis se escucharon extramuros.
Aquel Domingo de Resurrección, el confesor sintió más calor que de costumbre
17. LOLITA, de EL CHIRINGUITO
El verano estaba en su apogeo y las jóvenes disfrutaban del ambiente propicio para el gozo.
Aprovechaban el sol que doraba su piel, haciendo más atractiva su juventud.
En el agua jugaban como niñas: salpicándose, haciendo aguadillas, retándose para llegar más lejos…
Todas eran hermosas, pero Lolita, con ojos de gata, marcados pezones sobre la camiseta blanca y el mordisqueo constante de sus labios rosas y carnosos, parecía abarcarlo todo.
Esta maravilla de la naturaleza, tan apetecible, no pasó desapercibida para ese cacique depredador.
Sin escrúpulos (nunca los conoció), juró hacerla suya; hasta la mataría apasionadamente, si no se dejaba amar.
18. ESCUCHA LA MÚSICA DEL VIENTO, de DESPECHÁ
Cuando sopla el viento se oye la banda sonora del país. A veces trae melodías tristes, otras de acción y, en ocasiones, de miedo. Según la canción que traiga se desarrolla la vida ese día y los habitantes deben seguir la partitura al pie de la letra.
Cuando el director de la orquesta saca la batuta, el país entero toca la misma obra.
Algunos sueñan con cambiar el viento matando al director. Entonces, tras una música de suspense, consiguen que suene una pieza diferente: el toque de queda, y quien desafine es expulsado de la actuación.
19. EL VERANO QUE MI MADRE TUVO LOS OJOS VERDES, de BAILANDO
Los colibríes libaban de sus pestañas, las cabritas trepaban por su espalda y una pareja de petirrojos anidó en su melena. Mamá lloraba de felicidad y las lágrimas azulearon sus pupilas y de ellas brotaron manadas de delfines, ballenas y hasta un calamar gigante que soltó un chorro de tinta y le tiñó los ojos de negro tizón. Ahora tose de vez en cuando y suelta un extraño humo por la nariz. Papá dice que tenemos que ser buenos, no sea que se enfade y entre en erupción.
20. LAS BICICLETAS SON PARA EL VERANO, de EL TIBURÓN
Su padre aparta las ramas tronchadas por la velocidad de su cuerpo bajando la cuesta. Remueve con sus enormes pies la tierra para que desaparezca el dibujo de las suelas de los zapatitos de su hermana y las marcas de las ruedas. La madre introduce en una bolsa los miembros descuartizados de la muñeca por la que han discutido durante el viaje. Los encuentra esparcidos en la vereda que conduce al acantilado. Intentan borrar las huellas de lo sucedido. La niña levanta la bicicleta de su hermana y también la empuja al vacío. El eco devuelve sin interrupción un grito aterrador.
21. EL AÑO QUE MI MADRE TUVO LOS OJOS VERDES, de LA LAMBADA
Tras su funeral, decidí vaciar la casa antes de venderla, temía que sus cosas aparecieran, como solía suceder, alrededor de los cubos de basura
Resultaba difícil reconocer a la mujer tirana y circunspecta que fue mi madre en aquella otra que, tendida, desnuda, en un aterciopelado diván rojo estudiaba con gesto divertido mi desconcierto desde una vieja postal.
Las imágenes de un verano terrible, la verdad del carácter de aquella mujer que me torturaba, animaron una venganza no planeada.
Las fotos ampliadas, apoyadas contra los cubos, convencieron al reportero del periódico local de centrar su reportaje dominical en aquella peculiar vecina.
22. MUERTE EN VENECIA, de ESCUELA DE CALOR
Desde que micer Marco expiró nadie conoce el paradero de Moretta, la muchacha rebelde y desgarbada que, al enfermar su padre, abandonó cabalgadas y esgrima para permanecer junto a él, atendiéndolo con paciencia incluso cuando deliraba en aquel idioma extraño que solo ella comprendía.
Doblan a muerto las campanas de San Lorenzo. Un joven de rostro lampiño pide enrolarse en la nave que parte para oriente. Mientras él, revoleando su espada, calla a los marineros que hacen burla de su voz delicada, el capitán lo acepta satisfecho. ¿Dónde podría encontrar otro mozo que hablase de corrido la lengua de Kublai Kan?
23. EL VERANO QUE MI MADRE TUVO LOS OJOS VERDES, de OJALÁ QUE LLUEVA CAFÉ
Cada 28 días el Dios de las Mareas asomaba una de sus cabezas, la más cruel y despiadada, por el agujero negro de una onda gravitacional cualquiera y elegía una víctima, un sacrificio para alimentar su ego y mantener la supremacía, el universo en equilibrio decía justificándose ante Nadie, porque él estaba solo en un cosmos infinito.
Aquella vez fue mi hermana la elegida. Lo vi llevársela, mientras mi madre y yo impotentes nos sumíamos en el pozo de la abulia. Tardé mucho en comprender que él se nutría de nuestra energía y sabiduría. Tardé una vida entera y dos muertes.