UNA RACHA DE VIENTO INSPIRADOR…
Por los caminos voy, como el burrito de San Fernando, un poquito a pie y otro poquito andando.
A veces me reconozco en los demás. Me reconozco en los que quedarán, en los amigos abrigos, locos lindos de la justicia y bichos voladores de la belleza y demás vagos y mal entretenidos que andan por ahí y por ahí seguirán, como seguirán las estrellas de la noche y las olas de la mar. Entonces, cuando me reconozco en ellos, yo soy aire aprendiendo a saberme continuado en el viento.
Me parece que fue Vallejo, César Vallejo, quien dijo que a veces el viento cambia de aire.
Cuando yo ya no esté, el viento estará, seguirá estando.
Eduardo Galeano. El Libro de los Abrazos.
«A veces me reconozco en los demás… Entonces, cuando me reconozco en ellos, yo soy aire aprendiendo a saberme continuado en el viento.»
así a menudo nos reconocemos en los cuentos o relatos aquí expuestos… y el poder compartir es muy importante para nuestro equilibrio…
Esta texto me hace pensar en que todos podemos ser todas estas cosas que nombra pero que nosotros somos solo aves de paso, y lo demás permanecerá, el sol, las estrellas, el aire aprendiendo a ser viento…
El otro día leí que habían hecho una encuesta y preguntaban si se era más sincero cara a cara o a través de los SMS, la mayoría contestó:… «que a través de estos últimos».
Cuatro espigas vi en aquel marco. Dobladas, inclinadas al socaire del viento…pareciasé que pidieran perdón de aquello que ni ellas mismas han generado. Las miré, quietas estaban… llenas de mies y con unas largos pinchos rodeadas, parecianse a armas letales con el fin de atacar para defender esos granos de oro, que siendo de ellas, son de todos… hasta el viento puede mostrar su cara cruel y arremetiendo, logra que se desprendan y no solo eso, arrastrarlos a su conveniencia, a su interés… porque para aqui te llevo para aquí te traigo. Ninguna se queja… ¿Por qué no gritais? ¿Por qué enmudeceis?. A lo lejos, se oyen motores, armatostes de hierro, de acero y de goma rodantes, ya desaparecieron las amigas del cuarto, ya lo hicieron también las del tercero, ahora las del segundo y las siguientes seremos nosotras… pero hoy no será así, por favor compañeras ¡escapemos!… nuestros amigos los conejos nos salvarán. Formado el ejército cada uno toma en sus espaldas una espiga y se van lejos, cuando se cansen del camino, decidirán libres lo que cada una vaya a ser, una será modelo, otra policía de tráfico, otra ama de casa y la otra se acaba de marchar con el jilguero ya que ha quedado subyugada por sus trinos y con ese canto embaucador tendrán niños, más jilguerillos…
¡¡me gusto muchísimo este cuento anónimo!!
sobre todo la primera parte con la descripción de las espigas…
hasta con un ligero retoque, nombrando el viento que cambio, habría estado perfecto aquí…
mas allá de este cuento infantil que es deliciosamente «fresco» se puede leerlo en otras escalas:
escapar del mundano ruido y de este ambiente fabril…
pero también constatar como cada generación va cayendo una tras otra… (de la generación de mi madre, que tiene 93 años, quedan 4, luego toca a la mía… hasta algunos primos o primas mías ya han «caído»… ley de vida es cierto…)…
Gracias, kistila, me alegro que te guste… lo escribí así de repente solo mirando las espigas que tenemos de fondo y que me parecen tan bonitas… asi como también el fondo del formato de los otros meses que también han sido muy bonitos… me recordaban los campos de cereales tan amarillos que hay en mi tierra llegado el verano y la época de la recogida. Las cosechadoras van por los caminos parcelarios y se adentran en las piezas y una a una hacen desaparecer la mies cimbreante, el grano queda a un lado y la paja sale ya empaquetada por otro. Las amigas del 4º y del 3º etc solo es una forma de hablar del avance de la máquina. Y luego se me ocurrió darle vida a las espigas e inventarme una diferente para cada una de ellas.
No está demasiado bien redactado, hay fallos, pero bueno son cosas que me salen sin pensarlo…
De todas formas me anima lo que me dices y me resulta curioso los pensamientos que ha despertado en tí… que también, es verdad, puede significar la muerte de los primeros de la fila, y luego caen los otros y seguido nosotros. Yo ya tengo los sesenta rozándome encima del moño y espero que no me lleve el viento y me haga desaparecer ni tampoco arrojarme al acantilado de Sotirios llevándome al jorobado conmigo, el proximo día quince… jajaja
Bueno Kistila, un abrazo, preciosa.