75. Una sombra a falta de luz (Juana Mª Igarreta)
Poco tiempo llevaba Mirentxu en la casa cuando, ante el continuo descontento de la señora con el resultado de las coladas, tuvo que comentarle lo de Aritz, el niño cojito de los vecinos. La cara que puso Palmira fue la de alguien que observa revolotear una mariposa del tamaño de un elefante. Y conforme la muchacha le siguió contando que el rapazuelo brincaba sobre su única pierna como si esta poseyera un potente resorte, enredándose entre las sábanas hasta conseguir desprenderlas de las pinzas, Palmira, mirándola de hito en hito, permanecía inmóvil; y diríase que en su boca se agolpaban y morían las palabras sin ser pronunciadas, como si ninguna de ellas fuera capaz de transmitir con rigor el asombro del que se hallaba presa. Lívida ante semejante noticia, no pudo impedir que el periódico resbalara de sus temblorosas manos. Mirentxu se agachó a recoger el ejemplar de la prensa local, en el que, abierto en la sección de “Casos sin resolver”, podía leerse: “Hoy, 10 de octubre, se cumplen 15 años de la desaparición de Aritz Olaizola, el niño de Lekuondo que nacido con una sola pierna…”
¡Vaya escalofrío me ha dado, Juana! Buena apuesta.
Suerte y abrazo.
Juana Mª, vaya situación tan trágica para esa familia. Bien contado. Suerte y saludos