87. Una vida sencilla
La señora Ambrosia se había levantado, como cada mañana, antes del amanecer.
Fuera, en las cuadras, le esperaban impacientes sus 100 vacas y terneros, para ser ordeñadas y alimentados.
Antes debía preparar el desayuno para coger fuerza, ya que entre ella y su esposo, Emeterio, tenían que tener lista la faena antes de las 7.
A esa hora, puntuales como un reloj, se acercaban los de la empresa láctea a recoger su preciada mercancía.
Después, ya con más tranquilidad, limpiaban la nave, sacaban a pastar el ganado en los prados y se ocupaban de los campos.
Sabían que su tarea era esclava, pues para ellos no existían vacaciones, fines de semanas, ni festivos, pero allí, en sus tierras, y con sus bellos animales, eran felices.
Y esa felicidad sabían que no la iban a alcanzar de otra manera.
Una vida aparentemente sencilla pero muy dura y rigurosa, demasiado. Creo que muchos de los que han vivido las circunstancias de tu protagonista no han tenido la oportunidad de conocer otras ni, por supuesto, de elegir. En ocasiones vemos, en los medios de comunicación, como resaltan que fulanito o fulanita tiene más de setentaytantos años y lleva cotizados sesenta y sigue, mientras el cuerpo aguante, al pie del cañón. Ya se que cada persona es un mundo pero yo eso no lo veo positivo. Hay más cosas en la vida que el trabajo, aunque sea placentero. Da para pensar tu relato. Suerte y saludos
Jesús, posiblemente se hayan perdido muchas experiencias vitales, pero para muchos, incluyendo muchos de mis tíos, primos, abuelos, la vida era eso: el cuidado del ganado, del campo, de la familia. No sé si esperaban más de la vida, pero al final en eso consistían su paso por el mundo: trabajo, entrega, renuncia y una vida sencilla y tranquila. Gracias por comentar. Un fuerte abrazo. Gloria
El tener una existencia programada y ocupada, sin demasiado tiempo para pensar en otra cosa, con las necesidades básicas resueltas y sin carencias en lo que a compañía se refiere, puede suponer la dicha para muchas personas; así lo parece para tu protagonista y su compañero. Sin embargo, no existen dos personas iguales, de ahí que también pueda darse el polo opuesto, personas inquietas a quienes la rutina les consume, que de alguna forma necesitan ampliar y enriquecer su mundo constantemente. A algunos hasta nos da por escribir.
Un abrazo, Gloria, suerte.
Sí, algunos necesitamos algo más, y aunque sea vivimos otras vidas gracias a la escritura. Gracias Ángel. espero verte pronto. Un abrazo fuerte de Gloria
Un vida sencilla, amable, plena. Qué bonito relato y cuánta paz al leerlo. Un beso grande, Gloria, y mucha suerte.
Me alegra que te haya gustado. Yo sé, porque mi familia, tanto paterna como materna son campesinos, y lo he vivido de niña. es una vida dura, pendiente de las inclemencias del tiempo, con largas e interminables jornadas, pero yo siempre los he sentido plenos, felices, en total comunión con el paisaje, la naturaleza, sus animales y sus tierras. Creo que no añoraban nada, por eso lo he descrito así. espero verte pronto en alguna quedada y felicidades por tus éxitos. Un abrazo fuerte. Gloria
La sencillez es belleza en las letras y en la vida.
Un gusto leerte Gloria. Tu historia da paz, calma… y sientes la felicidad de su vida a pesar de la dureza del trabajo.
Un beso grande. Suerte.
Gracias, María Belén, especialmente viniendo de ti, que derrochas belleza y poesía en tus textos. Enhorabuena por tus recientes éxitos. Espero verte pronto. un beso muy fuerte. Gloria
Una vida reconocible en cualquier ambiente rural. Lo has construido con imágenes bien traídas .
Suerte y un besito virtual
Muchas gracias, María Jesús.Lo he escrito como lo he vivido, de una forma sencilla, apegada a la tierra, los paisajes y la naturaleza. Gracias por tus palabras y recibe otro gran abrazo, virtual y real. Gloria
Gloria. Sencilla forma de contar esta historia cargada de mensajes. Suerte y saludos
Tienes razón, Ana. Mis abuelos, que vivían en el campo ni se lo planteaban, su vida era el trabajo con los animales, la tierra, el monte, y que yo sepa jamás comentaron que echaran de menos otro tipo de vida. Mi abuela era feliz ordeñando sus vacas, desgranando el maíz o los guisantes, cultivando su huerta y cuidando de sus animales y de su familia.
En cuanto a mí, ahora estoy más tranquila, el tiempo va curando algunas cicatrices y voy aceptando que el pasado no se puede cambiar. Así que sigo con mis chicos, mi trabajo, mi carnet y en buenas relaciones con mi ex, aunque su traición me siga doliendo.
Encaro el futuro de la mejor forma que sé, y espero salir adelante.
Gracias por tus buenos deseos. Lo mismo te deseo, que tengas paz, cariño de los tuyos, suerte y buenas letras. Un fuerte abrazo, Gloria.
Gracias, Calamanda. La verdad es que mis palabras suelen ser sencillas. No soy capaz de escribir de forma barroca, no me sale. Además creo que este es el lenguaje que mejor refleja la realidad de la vida rural. Un saludo y un fuerte abrazo. Gloria