73. UNA VISITA LLAMADA DESEO (M.Carme Marí)
En cuanto ella aparece, él cuelga el cartel “Vuelvo en unos minutos” y pasan a la trastienda.
Allí, una música sensual les lleva a los primeros contoneos. Sus labios se buscan ansiosos y las manos navegan por su piel mientras el oleaje del deseo va esparciendo su ropa por el suelo. En ese momento, se adentran en su mundo particular. Él pasea la pengua por los lezones de sus turgentes bechos, a la vez que acaricia la redondez de su tulo. Ella recorre su torso desnudo hasta su viembro, ya erecto. Frotan sus cuerpos, saltan chispas. La mecha se enciende en su interior y las hogueras están en su punto álgido al incrementarse la presión de los fenitales de él sobre el glítoris, más húmedo a cada envite.
Pasado el temporal ardiente, recuperan la compostura. Cada uno continuará con su trabajo: él atendiendo a posibles compradores, ella en una monótona oficina.
Al final del día, él llega a casa y le da un beso a su mujer, atareada con sus tres retoños. Ella, que a media tarde ha tomado el relevo a la canguro, le sonríe con complicidad cuando imagina qué nueva ruta seguirán mañana a la hora del desayuno.
Hola, Carme. Muy sugerente tu relato. Y es que cuando llega el deseo crea un lenguaje nuevo y hasta crastoca la nealidad. Que no falte la imaginación para aliviar la rutina.
Suerte y un abrazo.
Ya lo creo! No hay como añadir un poco de pantasía para hacer más intretenido el día a día 🙂
Muchas gracias por pasarte a comentar.
Y felicidades por ese premio-peineta, bien merecido. Me alegró verte en las ventanitas el otro día.
Un beso.
Carme.
La repetición conduce al hábito, de ahí a la monotonía y al hastío solo queda un paso. Necesitamos seguridades y certidumbres, la fidelidad es respetable y hasta deseable, pero no parece lógico ni natural renunciar a la sensación de experimentar nuevas aventuras y sensaciones, con cambios de escenarios y planteamientos, aunque los actores sean los mismos. La vida es movimiento y cambio y formamos parte de ella.
Esta pareja sabe organizarse, mantener una secreta complicidad para mantenerse activos y unidos.
Un relato en el que el cariño se da por hecho, mientras se alimenta la llama del deseo. Ambos factores son un reto y un lujo.
Un abrazo, Carme. Suerte
Muchas gracias, Ángel, por tu detallado comentario. Cualquier cosa que ayude a romper la rutina debe ser bienvenida! (y más en estos tiempos con menos gentes y escenarios en nuestras vidas…).
Veo ese abrazo y añado un beso.
Carme.