77. VACACIONES INOLVIDABLES
Cuando él le preguntó si era capaz de subir hasta la cima de la Gran Peña, ella, sin vacilar, respondió: «Pues claro».
Ya verás que vistas más maravillosas vas a observar, dijo él.
Y allí estaba aquella mañana de mediados de Julio, mochila a la espalda, dispuesta a la hazaña.
Bajo un sol de justicia comenzó el ascenso. Al principio leve, pero a medida que el camino se estrechaba y la pendiente aumentaba empezó a notar el aguijón de unos rayos que una y otra vez les atormentaban.
No sólo tenían que soportar aquel sol abrasador que les caía de plano, sino también aquellos rayos que al reflejarse sobre las calizas rebotaban contra ellos.Y para más «inri» ella iba vestida con bermudas y camiseta de color negro.
Sintió cierto alivio cuando el azul cobalto del cielo comenzó a cubrirse por un velo de blancos cúmulos que lentamente ascendían hacia las cumbres.
Tras más de tres horas de duro ascenso llegaron a la cima.
Lo que observó le hizo recordar un famoso cuadro de un pintor alemán.
A pesar de todo, de cualquier vicisitud, el ascenso siempre merece la pena. Esa cercanía con la naturaleza es una experiencia necesaria y, como bien dices en tu pictórico relato,inolvidable.Un beso y suerte, Begoña.
Hola María José. La experiencia inolvidable pero las agujetas también.Durante dos días no me pude atar los cordones de las botas.Pero bueno, ha merecido la pena. Gracias por tu comentario. Tu relato te ha quedado genial. Un beso.
Me ha gustado mucho tu relato, es cierto que ¡cuesta subir montañas! El resuello no llega a satisfacer la exigencia de oxígeno. Sin embargo llegar a la cima es el mejor premio, primero por llegar y disfrutar del cuadro precioso, segundo por la satisfacción personal de lograrlo, de no rendirse, de demostrarse a uno mismo que es la mente la que se cree que no puede, nosotros … pues claro!
Gracias por tu comentario, Isabel. Tienes razón, llegar a la cima no sólo nos permite disfrutar de unas perspectivas inimaginables, sino que el esfuerzo supone una victoria sobre uno mismo.Un saludo.
Begoña, me alegro por tu aventura y por esta forma de contarla. Suerte y saludos
Sara
Sara sara