51. Vacíos llenos
A Olvido ya la frecuentaban desde hacía tiempo los descuidos y las omisiones. Pero tenía una manera poética de vivirlos. Confundía a menudo la laca con el ambientador. Utilizaba el aerosol con olor a frutos del bosque para fijar así los tres pelos que le quedaban; antes de poder atusarse, una nube de efluvios almibarados se desparramaban por su cuero cabelludo y se extraviaban en los rincones de la casa. Unos gnomos, escapados del bote ocupaban el sofá mientras devoraban las galletas de coco de la alacena. Otras veces cocía la sopa hasta convertirla en carbón. Los diablillos de los fuegos fatuos cercanos, acostumbrados a lo incandescente echaban chispas. La cocina: un festival de fuegos artificiales. Se dejaba abierto el grifo de la bañera durante horas. De unas cascadas suaves, que se formaban en el comedor, emergían los tritones, atraídos por el sonido mojado y chapoteaban felices en los rápidos. El agua bajaba a chorros por las escaleras del sótano. En un último despiste, perdonable, pero irreversible, abrió la ventana para dejar la leche en un estante de niebla y, de paso, encaminarse hacia el empedrado de cumulonimbos que se extendía hasta el horizonte.
¡Qué bonito, Mei! Conviertes el horror en fantasía. Te doy la enhorabuena de antemano, porque del podio no te baja nadie.
Relato mágico, con un final mágico que ahora me inventaré.
Suerte
Manuela
Esta mujer vive instalada, como se dice al principio, en los descuidos y las omisiones, dando lugar a un mundo peculiar, habitado por un surtido variado de criaturas. Con unos mimbres como éstos, era difícil que lo suyo no terminase en tragedia, no menos dramática que toda su existencia cotidiana. Sin embargo, este final no lo sentimos como un epílogo oscuro y triste, sino como un episodio más de un personaje al que se le toma cariño, porque se hacer querer. La lástima es que la historia, la suya, como ella misma, termine.
Un abrazo y suerte, Mei
A veces, es muy difícil llenar esos vacíos y omisiones que rodean a tu protagonista, pero tú lo has logrado. Los has llenado de magia y de fantasía. Hasta el final resulta tan poético que no duele.
Me ha encantado tu relato. Te deseo muchísima suerte, aunque sé que no la necesitas.
Besos apretados.