100. Verdes (Luisa Hurtado González)
Eran abuela, madre, hija y tía o, quizás, simplemente cuatro amigas, poco importaba.
Desde el interior de la casa veían pasar la vida, asistían a los paseos y a las carreras, a las zancadas y a los pequeños atascos, a los asaltos y a las cazas. Con el corazón en un puño esperaban y deseaban a un tiempo: internarse en la acción y permanecer al margen.
Sin embargo también para ellas, como a nosotros nos pasa, la suerte no atiende a razones, oraciones o ruegos. El azar depende solo y exclusivamente de la cifra que saque el dado.
Más concretamente y como viene siendo costumbre en el parchís las fichas, del color que sean, han de empezar a jugar cuando sale un cinco.
En nuestro caso, dueños de las manos que empuñan esos dados, el inicio de la partida se produce al nacimiento pero en algunos parece retrasarse por extrañas e incomprensibles razones durante años.
(Escrito bajo los efectos de la Microquedada)
Me gusta como has mostrado el sentir de estas mujeres a través de detalles cotidianos (mirar permanentemente por la ventana, querer participar y mantenerse al margen…). Realmente están atrapadas por ellas mismas, viviendo vidas aplazadas. Triste historia.
Suerte y abrazos.
Luisa, si, cuentas, con claras imnagenes, sus realidades. Su extraña situación. Suerte y saludos
Hola, Luisa, me ha gustado cómo describes la situación de ‘represión’ que reciben esas cuatro ‘amigas’ pero no llego a entender del todo el porqué con ese final que se retrasa. Seguro que tengo al león delante y no lo veo.
Un saludo.
Supongo que el título de Verdes estará ligado a la solución.
De tu historia creo entender que están esperando que alguna de ellas se quede encinta, cosa que no depende solo de ellas sino de la suerte. Si lo entiendo mal es culpa mía que ando bajo de neuronas. Me gusta cómo has hilvanado esa referencia a las generaciones de abuelas , madres e hijas. Bonito relato. Mucha suerte. 🙂
Si no lo he interpretado mal, se trata de un círculo de fichas de color verde en el juego del parchís, donde tienen su refugio. Desde allí ven sucederse los avatares del juego, con la intención de formar parte de él y también el miedo a hacerlo, ya que sabe que dependen de algo tan caprichoso como el azar para triunfar o ser capturadas y comenzar de nuevo.
Me he sentido una de esas fichas, cuya existencia depende de algo tan arbitrario como el movimiento caprichoso e impredecible de un dado, más que de las propias elecciones o el libre albedrío.
Simpático y no por ello menos profundo.
Un saludo y suerte.
Luisa, si uno piensa en abuelas y parchís, el término isla de mujeres decae un poquito, al menos el lado sensual, pero no el significado intrínseco. Cuando unas ancianas se enfrascan al parchís, ya puede acabarse el mundo, que ellas hasta que no acaben la partida no se van a levantar de la silla.
Es muy original tu micro y veo que la Quedada te ha sentado bien, te ha inspirado.
¡Suerte con el concurso!
Abrazos.
Curioso relato que da otro giro al tema del mes, lo que demuestra que la literatura no sabe de límites.
Un saludo
Luisa, cada vez que lo leo le encuentro más matices y aristas. Tiene un no sé qué nostálgicos de vidas y propósitos pospuestos, que te hace pensar cuando nos comenzamos a mover en este tablero de la vida.
Es curioso el retrato que has hecho de la vida y de la suerte.
Mucha suerte, que salga tu dado con el cinco
Si esperamos a sacar el cinco, nunca ocurrira nada. A la suerte a veces tenemos que darle un empujoncito.
Qué me encanto conoceros, me encanto tu abrazote y tu sonrisa, y bueno, toda tú…
Besotesss
Hola Luisa. Las fichas verdes en su isla esperaban un cinco para poder entrar en el juego, cuatro mujeres, quienes serán, que te han inspirado esto tras la quedada…¿qué esperaban? ¿un hombre? ¿un hijo? Tu relato me resulta misterioso, pero no pierdo la ocasión de desearte lo mejor y darte un beso.
Inquietante este relato de mujeres. La suerte depende en parte del número del dado, pero también hay que saberlo caminar.
Besos.