32 Vergüenza original
Eran sus mascotas. Macho y hembra para la reproducción. Creados a partir de una cruza genética entre razas de gran pilosidad, estaban cubiertos por un pelaje abundante y dotados de una cola pomposa que movían al llamarlo “papá”. Acondicionó el jardín para que vivieran en medio de una tierra rebosante de arroyos y árboles frutales. Solo les hizo la advertencia de no acercarse a las plantas tóxicas; pero, desobedientes, terminaron con la piel lampiña a causa del efecto abrasivo de aquellos frutos rojos. Encontró al par oculto en lo más profundo del huerto, como si él no fuera omnipotente y conociera sus escondrijos.
—Adán, ¿dónde estás? —le dijo fingiendo desconocimiento de lo ocurrido.
—Señor, escuché tus pasos por el jardín y me sentí confuso, turbado, porque estoy desnudo; por eso me escondí —le contestó la criatura masculina, mientras, pudorosa, se cubría con hojas de higuera los genitales—.. Fue ella la culpable. —Ante el señalamiento del macho, se desató una riña entre la pareja a mordiscos y zarpazos
Con asco, el dios agarró a ambos del rabo pelado y, entre las risas de los demás animales al ver el aspecto tan cómico de los humanos, los arrojó fuera del Edén.
Los hechos pueden ser siempre los mismos, es la manera de contarlos lo que les da el toque de originalidad. Reescribir el Génesis, con la expulsión de Adán y Eva del paraíso, puede ser diferente si se emplaza la vergüenza como tema central, como si fuese un personaje más. Quizá no haya peor castigo que el propio bochorno, nada peor que perder la dignidad, sentir rubor de sí mismo.
Un saludo y suerte, Rosalía
Curiosa visión de parte del Génesis en la que das categoría de animales a quienes lo somos en realidad. Una forma distinta y agradable de acometer la vergüenza. Saludos y suerte.