36. VERSOS DE PLOMO (Ángel Saiz Mora)
Mis padres decidieron vender el viejo cortijo del abuelo, donde pasamos tantos veranos. No es agradable desalojar el hogar de un muerto, pero yo me proclamé encargado de la parte más lúdica, su pequeña biblioteca. Siempre me había preguntado cómo un hombre de aspecto rudo y modales toscos podía pasarse horas embebido en la poesía, con las cejas muy juntas y esa boca abierta en cada palabra que torpemente repetía su bigote poblado, como si una fuerza interior le obligase a ser sensible a trompicones.
Uno a uno hojeé cada volumen. Ningún libro era nuevo, aunque estaban especialmente ajados los de un determinado poeta. Las manchas de humedad seca me recordaron una vez más sus largas lecturas con ojos emocionados.
Dentro del más deslucido de los libros hallé suelta la fotografía gris y sepia de un grupo de soldados, todos sonrientes, menos uno con el bigote poblado. Tras ellos, una pared llena de impactos. En esa página, tres versos premonitorios subrayados:
Orden terminante de apuntar a la cabeza.
Tramposa obediencia debida, muerte en su conciencia.
No hay misericordia para quien fusila a un poeta.
No tengo palabras, Ángel. Admiro mucho a Lorca y, cuando lo leo, siempre pienso en los poemas que aún tenía que haber escrito. Tu relato es justicia poética y espero que los culpables reales pasaran de verdad ese calvario durante toda su vida… con todos mis respetos a tu abuelo.
Abrazo gigante.
Veo que no hacía falta decir qué poeta tenía en la mente al escribir el relato.
Entre todas las mezquindades, qué puede haber peor que segar la vida de un genio, una muerte a sangre fría nunca o casi nunca puede estar justificada.
Aclaro que mi abuelo, gracias a Dios, no formó parte de ese pelotón de fusilamiento. En este caso, más que el brazo ejecutor de un soldado que cumple órdenes, el problema es de quien estuvo detrás de ellas, si pasó o no un calvario posterior me temo que nunca lo sabremos.
Muchas gracias y un abrazo.
Según mi modesto entender, tiene todo lo que debe tener un buen microrrelato.
Agradezco mucho tus palabras. No soy quien para calificar mi propio texto, sólo quiero decir algo que quizá es una obviedad compartida, que he disfrutado haciéndolo, como casi siempre que escribo.
Un saludo.
Es un relato muy bonito, muy completo, que creo que rinde homenaje no solo al poeta, sino al recuerdo de un sinrazón (una de tantas). Enhorabuena porque te ha quedado precioso. Mucha suerte 🙂
Efectivamente, Juan Antonio, aunque tengamos en la cabeza a Lorca, realmente podría ser aplicable a un personaje ficticio, o a la sinrazón en general.
Me alegro de que te haya gustado.
Un saludo.
Muy bueno tu relato. La Fotografía todo un documento.
Mucha suerte.
La imagen gráfica como arte y documento, las sonrisas de un grupo de hombres que sin duda no son conscientes de lo que acaban de hacer, todos menos uno.
No sé si estar siempre de acuerdo con aquello de «una imagen vale más que mil palabras», pero quizá, en este caso, con la descripción de la fotografía ya hubiera bastado.
Muchas gracias y un saludo.
Me ha quedado por decir que el título es magistral.
Gracias, Edita, el título tiene su importancia, ya se sabe que es la carta de presentación.
Saludos.
Ángel, detras de cada persona se esconden tantas cosas! y no siempre se descubren; en este cuento el protagonista tiene la posibilidad de llegar hasta ese secreto, seguramente bien guardado. Tu nos lo explicas con claras imagenes. Suerte y saludos
Tienes mucha razón, Juan, cuando dices que dentro de cada ser humano hay un poeta. Algunos expresan su sensibilidad con otras artes, incluso ¿por qué no?, arreglando cañerías. El caso es poner el alma en lo que se hace.
Muchas gracias por tus palabras, un lujo de elaboración que nunca defrauda.
Buen domingo también para ti.
Supongo que cada persona guarda dentro un puñado de secretos, a veces tonterías sin importancia que queremos dejar sepultadas, o las consideramos muy nuestras, y otras, como es el caso del protagonista, escuecen y marcan toda una vida.
Muchas gracias y un saludo..
No sólo los versos, Ángel; también los secretos guardados en esa biblioteca pesaban plomo para el abuelo del narrador. El hecho de su seriedad, de su arrepentimiento, del gesto adusto en el poblado bigote después de la «obediencia debida», ya un poco lo redime del hecho…
Me gustó mucho tu cuento, amigo.
Cariños,
Mariángeles
El hombre lleva gran parte de su vida mortificado con una pesada carga, quizá, el problema puede ser que él no se perdone a sí mismo.
Me alegro mucho de verte por aquí, Mari Ángeles, gracias por comentar
Saludos
Ángel, razón no te falta, una buena forma de purgar su culpa es honrar su obra. Si la sociedad leyese más poesía, estoy seguro de que sería más permisiva con las diferentes ideologías. Muy, muy bueno. Abrazos.
No me cabe duda de que si todos leyéramos poesía cada día, siquiera unos versos, seríamos mejores personas.
Un poeta es tan mortal como cualquiera, pero su obra puede ser inmortal.
Muchas gracias, de verdad.
Un abrazo.
Es inquietante el morbo con que algunos se fotografían para mostrar algún hecho atroz, en este caso el paredón, como un trofeo. Recuerdo las fotos de la cárcel de Abu Gharaib en Iraq. Este mes he leído en ENTC algunos relatos de homenajes, el tuyo es muy bueno, me gusta. ¡Suerte!
Saludos.
Es muy triste comprobar hasta donde puede llegar la inhumanidad.
Me alegro mucho de que te haya gustado.
Saludos
Ya desde el título, te ha quedado un relato intenso, de los que llegan, no tanto por el descubrimiento final, cuánto por la caracterización de las miserias y grandezas humanas en tu personaje.
Mucha suerte y saludos.
Un hombre con plomo en el alma que busca redimirse, quizá sin darse cuenta.
Muchas gracias y un saludo para ti.
García Márquez hablaba, con desprecio, de «la obediencia debida y el sentido del deber» pero el soldado que tiene que disparar en un pelotón de fusilamiento o es un criminal o toda su vida tendrá remordimientos.
Por otro lado, el relato muy bueno, como siempre.
Jesús
Es conocido que para tranquilizar la conciencia de los que aprietan el gatillo, uno de ellos puede llevar munición de fogueo, sin que se sepa quién. También puede ser que el protagonista incrementase esos impactos en la pared sin dar adrede al blanco. Es probable que simplemente lo mataran por ser homosexual, razones menores han motivado otros asesinatos o crueles «limpiezas».
El caso es que aquello marcó un antes y un después en la existencia del protagonista, con una mezcla de admiración, respeto «pos mortis» y remordimiento.
Gracias por tu amable comentario, en el que ha abordado muy lúcidamente diferentes vertientes.
Saludos
Un soldado, con todos mis respetos, más en tiempo de guerra, es entrenado para ser instrumento de matar, lo que no quiere decir que no tenga sentimientos, ni que con su labor no esté evitando un mal mayor como una invasión, por ejemplo. En todo caso, enfrentarse a un oponente igualmente armado, de tú a tú, es una cosa, y disparar fríamente a una persona indefensa, incluso maniatada, es otra, por mucho que lo justifique una orden.
Gracias por comentar.
Ángel, un relato muy emotivo y muy bien llevado. Desde el cortijo, los libros ajados y la fotografía, hasta los versos finales.
Excelente!! 😉
Un saludo afectuoso!
Y suerte!!
Muchas gracias. Valoro mucho la opinión de un exitoso y polifacético autor.
Un saludo, campeón.
Ángel, un relato muy emotivo y muy bien narrado con una preciosa historia que cuenta mucho.
Un abrazo
Me alegro mucho de que te haya gustado y, sobre todo, de que el relato cuente y no se trate de una suma de palabras vacías.
Un abrazo y gracias.
¡Qué bellezaaaaaa! me encantó. ME EN CAN TÓ…
Sólo me queda expresar mi satisfacción por haber compuesto una pequeña creación que ha suscitado un poco tu interés.
Gracias de corazón por tus palabras y tu comentario.
Un saludo
De lo mejor que te he leído.
Así de simple.
Con el genial recurso de la foto haces que veamos la lucha interna del protagonista, su arrepentimiento, su dolor por ser parte directa de una ejecución.
Y da igual que fuese un poeta, un campesino, un maestro…
Era una persona.
Y la guerra saca lo peor de nosotros mismos, pero…
Cuantos soldados (hombres, antes que soldados) fueron obligados a hacer cosas abominables y, por años que pasaran, su conciencia les habrá mortificado a lo largo de toda su vida.
Que pena. Que asco.
GRAN, GRAN, GRAN RELATO.
Un abrazo y ojalá lleguen los merecidos laureles.
Leer este comentario inmerecido de un artistazo consagrado me deja casi sin palabras, todo un premio.
Sólo darte las gracias más sinceras, decirte que es un placer leer todo lo que tú haces y enviarte un abrazo.
Gran relato nos brindas este mes, Ángel. Homenaje a todos esos poetas que fueron asesinados por defender sus ideales o simplemente por no someterse al de otros, como apunta ese personaje bigotudo que pese a la maldad de su trabajo, al final, consigue dar también lástima, como si antaño más que un oficio fuese para él una obligación.
El texto, como la mayoría, puede tener varias lecturas, pero quizá la que más predomine sea la de ponerse en el lugar del verdugo obligado a una tarea ingrata.
Muchas gracias por comentar y un saludo
Ojalá haya muchos arrepentidos entre los que jugaron ese tremendo papel de ejecutar, cumpliendo órdenes o no, a los que no pensaban como ellos. La pena es que ese arrepentimiento muchas veces queda oculto. Un gran e interesante relato para reflexionar, una vez más, sobre la barbarie de la guerra. Mucha suerte, Ángel. Saludos
Si algo debe salir a la luz es el arrepentimiento, pues en caso contrario, carcome a la víctima o a sus allegados y, por supuesto, al causante directa o indirectamente del mal.
Muy agradecido por tus palabras. Saludos
No se vislumbra en los dos primeros párrafos un final tan profundo y drástico, cuánta fuerza en esas tres últimas frases.
Un placer leer micros así.
Saludos
Me alegro mucho de que te haya gustado y agradezco tu comentario. Te aseguro que también es un placer leerte a ti.
Saludos.
Hola, Ángel.
No hacía falta nombrarle porque tu relato le pone nombre y le homenajea con talento.
Me ha puesto los pelos de punta y eso me pasa cuando algo me llega hasta los «adentros».
Felicidades, porque es un texto brillante.
Unos abrazos.
Sí que es un homenaje a Lorca, por supuesto, aunque también, como ha comentado del gran Modes, podía haberse tratado de un campesino o un maestro, es, en suma, una persona víctima de un sistema.
Aprecio mucho tu comentario. Muy agradecido.
Un abrazo.
Homenaje a aquel y aquellos que pensaban distinto. Nos muestra la sinrazón de la guerra, el aborrecimiento y la tristeza de matar, de cumplir órdenes sin alma ni sentido. Excelente relato. Un beso
No debe ser fácil ser distinto cuando te ves arrastrado dentro de la vorágine de una guerra.
Muchas gracias y otro beso para ti.
Muy visual tu relato, intenso y bien escrito. Me ha gustado mucho todo lo que cuenta y como lo cuentas, y también por el título, muy acertado.
Mucha suerte
Besitos
Muchas gracias por tus amables palabras. Me llena de sincera satisfacción que te haya gustado. Comentarios como el tuyo recargan esa pila invisible que nos hace seguir adelante.
Besos
Me gusta vislumbrar la lectura positiva que nos ofrece el relato: la muerte del poeta originó la pasión por la lectura de aquel infeliz. Dentro de lo trágico, anónimo e indeterminado de las situaciones injustas donde se asesina a tanta gente, si por cada gota de sangre derramada en este mundo se consiguiera un nuevo lector… Haría ya muchos siglos que la paz reinaría en el planeta.
Me gusta mucho tu visión y es muy cierto lo que dices, si por cada sangres se consiguiera un nuevo lector reinaría la paz. Si viviese John Lennon lo incluiría en una canción.
Gracias por tu comentario y un saludo.
Lo cuentas todo muy bien, pero al final me pierdo un poquito. Interpreto que perteneció a un pelotón de fusilamiento.
Efectivamente, Javier, él es el soldado con el bigote poblado que no sonreía en la fotografía, cargado por ello de remordimientos, admirador póstumo de su víctima.
Gracias por pasarte por aquí y enhorabuena por haber resultado finalista en el concurso del grupo Andén.
Un saludo
Y tan de plomo…qué de vidas, familias, almas y conciencias destrozan las guerras y las insensateces de los que se creen dioses del mundo. Me ha gustado, Angel, felicidades y suerte.
Las atrocidades, más si se cometen a sangre fría como es el caso, nunca están justificadas.
Gracias por pasarte por aquí. Saludos
Ángel, un microrrelato contenido por ese homenaje velado a Lorca y esa proclama contra la barbarie. Ojalá que la cultura, los artistas, las ideas se respetasen de mejor manera cuando las armas toman el mando, o mejor aún, que las armas se convirtiesen de chocolate cuando alguien quisiera utilizarlas.
Me gustó tu prosa contenida, la historia que cuentas y todo aquello que ocultas. ¡Excelente!
¡Suerte con el concurso!
Un abrazo.
Agradezco mucho que te hayas pasado por aquí, Nicolás, con gusto saboreo tus amables palabras, al tiempo que imagino una pistola o una granada de mano de chocolate. Tienes razón, pobre cultura y artistas, siempre son las víctimas.
Un abrazó
Me pregunto como se puede sonreir en una foto después de haber matado a alguien de ese modo. Quizás sea el mayor horror de todos. Buen relato, Ángel, que te hace cómplice del pesar del protagonista. Te deseo lo mejor para principios de mes.
Abracísimos.
De una forma quizá no muy distinta a la de un actor en su papel, he tratado de ponerme en el del protagonista. El ser humano tiene gran capacidad de superación, pero delante de las injusticias sobra toda sonrisa.
Muchas gracias y abrazos para ti.
Genial tu prosa poética Ángel, ese homenaje a Lorca y las tragedias de la guerra. Me lo apunto como finalista este mes.
Un abrazo microlunático
PD: Perdona por pasarme tan tarde a comentar. Si es que no me da la vida….
No voy a negar que tu confianza en mí me halaga un montón, pero te confesaré que yo ya tenía mi propia lista mental de finalistas (no hablo del mío), que acabo de ampliar después de leer un fantástico, original y simpático homenaje a los tebeos de nuestra infancia.
Dichoso tiempo, qué me vas a contar a mí.
Un abrazo, fenómeno.
No solo el título es bellísimo y el final magnífico. Es que todo él deja traslucir esa emoción de los grandes relatos. Aunque el homenaje está claro, a mí me gusta leerlo como un alegato contra la injusticia cometido contra cualquiera. Todos merecemos ser poetas.
Suerte y saludos.
Está claro que se trata de un homenaje a Lorca, aunque también, y al mismo tiempo, de un alegato contra la injusticia de la que ninguno estamos libres, como bien dices. En ese sentido, todo el mundo merece ser poeta o lo que quiera o intente ser sin que lo cercenen antes de tiempo.
Muchas gracias, Rafa. Un saludo
Enhorabuena por la mención.
Gracias, Javier, igualmente para ti.
Felicidades por la mención Angel. El jurado ha tenido que sudar tinta para elegir este mes, con maravillas como esta no era fácil la elección.
Abrazos,
Mi querido Amigo, que hermosa forma de escribir ese relato, un estilo diferente.
Saludos y bendiciones.