87. VIAJERO EMPEDERNIDO (Isidro Moreno)
Ayer, ante la torre Eiffel iluminada y recortada sobre la mágica noche parisina, recordé cuántas veces, ante esa imagen, había intentado seducir a preciosas mujeres que, en su momento, creí que serían mi gran amor de por vida. Cada destello dorado de su iluminación se me antojaba un guiño de ojos, quizás de Adèle que marchó de Erasmus y jamás regresó, o tal vez de Brigitte que me abandonó por un pintor de Montmartre, aunque los recuerdos más evocadores fueron de Marie, quien nunca me llegó a amar.
Hoy, tras unos días de saturación de viajes, de rememorar vivencias y anhelar lugares no visitados, me he detenido ante la estatua de Julieta en Verona. Un turista le acariciaba las tetas mientras posaba para la foto. Otros esperaban turno para hacer lo propio, confiando en encontrar el verdadero amor o, al menos, poder regresar a Verona según marca la leyenda.
Mi lágrima resbaló sobre el rostro de Julieta y, de mi torpe mano, cayó la postal mojada. Como contagiadas, cayeron el resto de postales.
Junto a las ruedas de mi silla, diseminadas por el suelo, aparecían la Tour Eiffel, la estatua de la Libertad, el Coliseo, el Big Ben…
IsidroMoreno
Tu texto me dado pie para evocar viajes, algunos reales y otros fantaseados, como puede que sea el caso de tu protagonista. Yo también he estado en Verano, digo en Verona, y casi recuerdo solamente el río de gente pretendiendo ¿ver? lo que se supone q
Tu texto me dado pie para evocar viajes, algunos reales y otros fantaseados, como puede que sea el caso de tu protagonista. Yo también he estado en Verano, digo en Verona, y casi recuerdo solamente el río de gente pretendiendo ¿ver? lo que se supone que hay que ver. También, como aun en la dificultad física, algunos, si lo intentan, pueden. En A Coruña tenemos a una mujer de unos 80 años, Gelines Patiño, conocida por todos por su ropa llamativa y pelo de colores y que se traslada en una silla de ruedas eléctrica (no la que pudieramos conciderar normal, ella debido a su «dolencia» va de pie). En sus circunstancias, organiza excursiones (no solo por Galicia, hemos ido con ella al Pais Vasco, a Portugal, Catabria, Extremadura…) y viaja en avión con «normalidad» al extranjero (con ayuda de sus familiares, claro). Que yo sepa, ha estado en Estados Unidos y en muchos paises de Europa. Un ejemplo para muchos. Hay información sobre ella en internet, incluso una cariñosa carta que publicó María José Viz Blanco en varios periódicos. Y ya paro. Suerte, Isidro. Saludos.
Dudé en el título, pues en principio pensé en «Nostalgia», pues el protagonista lo que siente es una tremenda nostalgia recordando su juventud, sus amores, lugares idílicos como París, Roma… y también añora los lugares en que no ha estado! ¡Cómo lo entiendo! -se parece a mí, jeje!-
Cuando no había internet, a los amigos que viajaban, les pedía que me trajesen postales. Era otra forma de conocer mundo y luego poder añorarlo.
Mil gracias por pasarte por aquí con el calor que hace y en época vacacional
Un fuerte abrazo, amigo Jesús. (Voy a buscar en internet la tal Gelines patiño)
Querido Isidro, me ha gustado mucho tu relato. Existen viajeros que sueñan otros mundos con la mente y, otros, que consiguen materializarlos. He visto que Jesús hace alusión a una carta-homenaje que dediqué a mi querida amiga Gelines Patiño. Recuerdo muy bien (y youtube ayuda mucho para revivirlo) cómo leí la susodicha carta a la homenajeada en la primera presentación de mi libro y cómo ella y su familia se emocionaban. Aún no sé cómo fui capaz de leerla con tanta tranquilidad, pues yo también me sentía emocionada. Ella tiene una discapacidad, pero es tan grande su fortaleza interior, que ha hecho grandes viajes y los ha sabido disfrutar como nadie. Para algunos, la silla de ruedas es una limitación insalvable; para otros, en cambio, es un reto que superar.
Un fuerte abrazo.
Estuve viendo, en internet, a Gelines y su historia. Efectivamente es admirable la fortaleza de esta señorita y si un día voy por Coruña, haré lo posible por saludarla.
En el caso de mi protagonista, hay que comprenderlo, pues es muy humano y nada reprochable que sienta una profunda nostalgia por «los buenos tiempos» con su salud entera, su juventud a flor de piel y su vitalidad natural. Hoy, en cambio, el paso del tiempo y las limitaciones que produce una silla de ruedas, pueden provocar, «alguna» vez, «alguna» lágrima ante «alguna» imagen aunque sea foto de postal.
Muchísimas gracias por comentar.
Un fuerte y sincero abrazo para ti y para Jesús.
Isidro, bello el relato y fenomenales los comentarios. Felicidades a todos. Suerte y saludos
Muchas gracias, Calamanda, por leer y comentar.
Saludos.