118. Viajes espaciales
No me gusta Javier, pero no se lo puedo decir a nadie. Javier viene siempre acompañando a Elena, la amiga de mamá del colegio. Sólo con ella la he visto reír desde que murió papá. Elena saca a mamá de su tristeza, tiene que seguir viviendo, por eso no puedo contarle nada malo de su amigo. No me gustan los juegos que inventa conmigo, como el de bajarnos los pantalones y tocar «los pajaritos», que dice él. Cuando viene a mi habitación yo imagino que me subo a una nave espacial y viajo entre las estrellas, mientras Elena y mamá hablan de sus cosas. Después de oírlas reír unas cuantas veces le digo a Javier que ya no quiero jugar más con él y me voy al comedor.
El otro día oí que Javier le preguntaba a mi hermana María si quería jugar con nosotros. No, eso no está bien. Le diré que no podrá ser, que en casa se acabaron sus juegos: mi cohete ya no volverá a ir a la luna.
Unos viajes terribles, sin duda. Un niño, consciente de ello y víctima, demuestra una responsabilidad fuera de lo común y un amor filial por encima de todo con tal de ver a su madre contenta. También tiene el suficiente juicio para decir «¡basta!» en el momento en el que detecta que esos juegos, que no lo son, pueden extenderse también a su hermana. Duro relato con un personaje oscuro y embaucador que merecería ser lanzado al espacio para siempre, o ser troceado en pedacitos por algún extraterrestre.
Un abrazo y suerte, Carme
Gracias, Ángel, buen análisis, como nos tienes acostumbrados.
Puede que el niño no tuviera muy claro hasta qué punto no eran un «juego bueno», simplemente no se siente cómodo, no le gusta pero teme quejarse por si Elena decide no volver. Coincido contigo en el destino donde enviaríamos a Javier.
Un beso.
M. Carme, enlazar un relato espacial con el tema de la pedofilia me parece un ejercicio al alcance de una persona con tanto ingenio como tú.
Me encanta ese monólogo de tu inocente protagonista. Con un vocabulario muy cuidado relata las acciones aberrantes del amigo de Elena desde el punto de vista de la víctima.
Un excelente relato escrito por una excelente escritora.
Me gustó mucho tu relato.
Un beso.
Pablo, me vas a sacar los colores con tu generoso comentario.
Si un niño se tiene que imaginar en otro sitio, ¿qué mejor lugar que una nave espacial? La mayoría de pequeños sueñan con ser astronautas en un momento u otro.
Celebro que te guste. Un beso.
Uno de los tantos engaños de un pédofilo: el de jugar. Así los introducen al sexo sin que apenas se den cuentan los niños, de lo que en realidad están participando. Excelente cierre.
Un saludo.
Quizá haya pedófilos se queden «sólo» en «tocar» mientras «juegan» para evitar quejas de los niños (seguro que se quejarían si les hicieran daño). El niño no tiene mucha consciencia de lo que hacen o lo que significa.
El cierre… nuestro protagonista no acaba de ver claro que su hermana participe en aquello que propone Javier, aunque no sepa lo que representa.
Gracias por comentar. Un saludo.
Hola, MCarme.
A mí tampoco me gusta Javier, es más me da asco ese y otros tantos javieres que se aprovechan de los menores.
Me gusta el modo en que el pequeño desengrana lo que está ocurriendo.
Un abrazo por un micro-denuncia que tenía que estar también aquí con esa visión del espacio tan diferente.
Sí, una visió muy distinta. Al espacio es donde se evade el niño para huir temporalmente de esa realidad que no le gusta.
Javier no le va a gustar a nadie, Elena está con él porque todavía no sabe qué hace en esa habitación, cuando lo pesque in fraganti…
Encantada de que te guste.
Un abrazo.
Menos mal que por proteger a su hermana, el niño dejará de jugar con el maldito Javier, aunque no es suficiente, tendrán que enterarse su madre y Elena, creo que tendrás que hacer una segunda parte…
Buen micro denuncia, M.Carme.
Un abrazo y suerte.
Rosy, creo que de una forma u otra, se van a enterar. Quizá el niño haga un comentario sobre los juegos de Javier, y entonces…
Gracias por comentar! Un abrazo.
Tu protagonista se encuentra en una encrucijada al no poder explicar lo que está pasando e intenta evadirse de la realidad imaginando viajes que le lleven muy, muy lejos de ese ser despreciable, y solo cuando peligra su hermana, le planta cara. No me gustan estos temas porque me asquean y me dejan muy mal cuerpo, M.Carme, pero está estupendamente narrado. Felicidades y un beso.
Gracias Matrisoka, por tus comentarios sobre la narración.
Respecto al tema, no estaba muy convencida de enviarlo, porque el tema… brrrr, pero podría ser un caso de viajes espaciales, el hecho de evadirse de esa u otra realidad que no gusta.
Un beso.
Terrible historia por lo real, un depredador de la inocencia que ensucia nuestra humanidad. Muy bueno, M.Carme. Abrazos.
Gracias Salvador, siempre hay indeseables que se aprovechan de la inocencia, la de los niños y, en muchos campos, la de todo el mundo.
Celebro que te guste.
Abrazo de vuelta.
M.Carme, has sido valiente al plantear este crudo relato, y lo has sabido llevar. Suerte y saludos
Realmente es un tema espinoso.
Gracias Calamanda por leer y por tu comentario.
Un abrazo.