24 Virgen extra
Llevaba un tiempo medio enamorándome de la hija de la dueña de la freiduría. Era una chiquilla con cara de ángel que debía de tener unos dos años menos que yo y ayudaba a despachar por las tardes. A menudo me paseaba despacio por delante del puesto y, algunos días, para disimular, entraba a comprar cien gramos de cualquier cosa.
Una tarde que ella no estaba, su madre me hizo pasar a un almacenito que olía a harina y matarratas. Era una mujer de unos cuarenta y tantos, con hechuras de actriz de Cinemascope.
Pensé que querría conocer mis intenciones pero me pidió que oliera la garrafa del adobo. Su cuerpo estaba barnizado de un sudor dulzón, perfumado.
—¿Huele bien? —me preguntó.
Yo asentí.
Vertió aceite de oliva en un plato y mojó un dedo que acercó a mi boca.
—Mira qué denso —susurró, haciendo que se lo lamiera—. Virgen extra.
—Pica un poco —dije.
Derramó el resto sobre su pecho y acercó mi cabeza. Lamí todo lo que pude, apresurado, torpe, mientras ella se encargaba de lo demás.
Y durante un tiempo, todo me olió a orégano y a pimentón. A jabón verde. A acedías y a culpa requemadas.
Delicioso, Salvador, imposible no acordarse de Amarcord, pero creo que con ese toque de aceite de AOVE, que le da una identidad propia.
Enhorabuena y mucha suerte!!
Abrazos!!!
Este micro bebe un 8 y 1/2 por ciento del bueno de Fellini y aquella escena de la impepinable Amarcord, pero un 91 y 1/2 por ciento de la vida en las tierras regadas por el Guadalquivir, saladas por un mar y un océano y enraizadas de acebuches, sarmientos, soleares y martinetes… ¡Mucho AOVE y mucho cazón en adobo!
Pero vamos, que lo de Amsrcord lo has clavao…jajaja
Gracias, Juancho, amigo.
Abrazo fuerte.
Estoy de acuerdo con Juancho en que esta historia es un buen homenaje a la famosa escena de la estanquera de Amarcord, solo que aliñado con buenos productos de la tierra, a los que es difícil oponer resistencia. En una situación así, qué difícil tendría que haber sido negarse. Toda una experiencia vital y de los sentidos para el protagonista.
Sin embargo, su sentimiento de culpa también está justificado, porque después de lo sucedido, va a resultar difícil que progrese con la hija de la dueña. Hay suegras y suegras con conflictos de intereses.
Aparte de todo, he leído tu relato justo antes de comer y ha sido un buen activador de los jugos gástricos.
Un abrazo y suerte, Salva
Muchas suerte amigo con este delicioso relato.
Muchisimas gracias por leerme ycomentar, Nati! Para un micro es una suertepoder contarcon cuantos más ojos encima, mejor.
Gracias!!
Es curioso cómo se quedan algunas escenas grabadas en nuestro subconsciente, tan a fuego, que llegan a formar parte de nosotros. Aunque parezca increíble, no fui consciente de la presencia de Fellini en mi relato hasta que lo terminé. Nunca fue un homenaje intencionado. Pero después lo vi nítido. Y ahora, a través de vuestros ojos, es como un pañuelito rojo que parece imposible no ver… ¡Me da hasta coraje! Jajaja…
Bueno, ojo con esa culpa chamuscada que el micro no dice de quién es.
Gracias x tu comentario siempre, amigo. Abrazo fuerte
Ay, que la señora aprovechó el merodeo que llevaba el chico alrededor de su tienda y se lo quedó para ella.
Si es que el virgen extra es un manjar…
Que no se sienta culpable, tu chico, que el solo siguió los dictados del instinto…de la señora.
Feliz día Salvador.
Jajaja… me encanta tu análisis, Mercedes! Esta es una historia en la que los instintos, la pasión, están por encima de las convenciones y la razón. Una mujer madura que necesita seducir y un chico rompiendo ala vida que no puede evitar dejarse seducir… Ella por sentirse viva, él por sentirse hombre. La culpa, si la hubo, quedó hecha trizas entre los boquerones y el adobo…
Gracias x leerme!!
Se ve que la suegra quería catar el género y ver si era digo de su criatura, aunque tal vez llevara un poco lejos el exceso de celo. Lo que tiene que hacer una madre…
Muy buen micro. Mucha suerte.
Jajaja… Javier, eso es abnegación y sacrificio, y lo demás es tontería.
Si es que ya no hay madres como las de antes…
Gracias x pasarte. Un abrazo
Qué bien dosificado ese AOVE.
Muy buen relato, Salva. Suerte con él!
Besosss
Hombreee, no olvidemos que el AOVE es una grasa y, por muy antioxidante y multivitamínica que sea… los esxcesos no son buenos. Mira esta señora, por ejemplo, un poquito en el dedo para catar y el resto para hidratar la piel y, quizá, como lubricante natural… jajaja
Muchas gracias, Nuria! Besitos
Muy bueno, visual y sabroso también. ¡Suerte!
Parece casi inevitable imaginar, visualizarla escena, y recordar aquella de Amarcord que ya han citado por aquí.
Pero, claro, con otro rollo más de aquí, todo bien sabrossso y adobado…
Gracias por pasarte!! Besos