Votación popular. Un pacto ético.
El valor fundamental común a toda competición es el juego limpio. Lamentablemente el historial de premios y concursos literarios (y no sólo literarios) acumula numerosos hábitos criticables desde ese punto de vista. Entre las prácticas más habituales: interferencias de intereses comerciales por parte de editoriales o grupos mediáticos, pactos previos a la decisión de los jurados, lobbies de amigos y familiares movilizados por los candidatos a premios (o autores de obras a concurso) para hacer campaña. Estas malas prácticas generan a menudo graves desequilibrios en la igualdad de oportunidades que debería regir cualquier concurso.
El contacto intenso y empático con la realidad humana que se supone inherente a los amantes de las artes y la literatura, hace que estos no debieran ser ajenos a un ejemplo ético que se contraponga a las corruptelas de todo orden que impregnan las sociedades en las que vivimos. Ese ejemplo debería expresarse en el respeto por los mecanismos y rituales democráticos, que hoy viven una profunda renovación y actualización gracias a las posibilidades de las herramientas digitales. Los concursos literarios abiertos son una fórmula novedosa en ese sentido, donde no solo se concursa sino que se participa en un sentido más amplio: se leen los trabajos de los demás concursantes, se votan, se comentan. Una convivencia que obliga a extremar el respeto tanto en las prácticas de uso de los mecanismos de voto y comentario como en la forma de expresar las opiniones.
Un concurso abierto a la votación colectiva ofrece la posibilidad de que el concursante convoque a sus amigos y familiares a leer su intervención y votarla. Siendo esto legítimo debe permitirse, incluso incentivarse, solo en el marco de un riguroso pacto de honradez, que cualquier amigo o familiar de un concursante se obligue a votar prescindiendo de factores afectivos y, además, vote en plena convicción otras participaciones además de la de su amigo o familiar.
Un concurso literario abierto busca propiciar el intercambio y la lectura de obras inéditas y originales, y busca por tanto propiciar los comentarios de los lectores, que eventualmente podrán así ayudar a los autores a comprender mejor los distintos ángulos y sensibilidades desde los que se lee su trabajo. Tendrá así una mejor posición, caso de que decida abordar una reescritura que mejore su original para presentarlo en otro certamen. Se recomienda utilizar el espacio habilitado para los comentarios en cada obra participante para justificar la votación y para permitir un feedback, expresado siempre con el máximo respeto por parte de los lectores al autor de cada texto.
Tanto concursantes como votantes y lectores en general deben ser escrupulosos en atender al máximo el respeto por las personas que concursan con sus obras. A quien no le guste un trabajo es preferible que pase discretamente a otro antes que dedicarle un comentario únicamente negativo. A quien le guste una obra a concurso y observe mejoras que quizás pueda aportar al autor, debe expresarlas con el máximo respeto y siempre tratar de fundamentarlas, sin olvidar nunca mencionar también las cosas positivas que percibe. Y, desde luego, si te gusta mucho una obra a concurso, no dejes de transmitírselo a su autor: escribir es un trabajo solitario y esforzado en el que siempre se agradece un mensaje de refuerzo.
El concursante en un Concurso Literario Abierto debe obligarse a leer a otros participantes y a votar con criterio y en plena coherencia otras obras a concurso. Pretender ser sólo centro de atención sin dedicar a los demás el equivalente del interés recibido es la mayor falta de respeto en la que un participante puede incurrir. Quien quiera recibir opiniones sobre sus escritos antes debe demostrar su disposición y capacidad para ofrecer atención a otras obras concursantes.
No por muy repetido deja de ser imprescindible insistir siempre en que lo importante es participar. Salvo que se constituyan formalmente como becas a la creación, las dotaciones de los concursos literarios para aficionados a la escritura literaria deberían evitar suculentos premios, que ponen el foco sobre la lógica competitiva en lugar de en la lógica participativa que debería prevalecer en todo concurso.
En concreto, en los concursos abiertos, la dimensión auténticamente participativa es su razón de ser: aunque no se gane se recibe algo: lectores, opiniones y quizás el reconocimiento que otorga ganar un premio. A quien no le apetezca implicarse en leer, votar y comentar trabajos ajenos, en colaborar a la satisfacción común de los participantes, honradamente es preferible que se presente solo a concursos tradicionales cerrados. Esos que solo ofrecen satisfacción al vencedor. Incluso aunque no logre con ello un premio.
(Club de escritura Fuentetaja)
Ya lo has dicho todo, bueno, el club de escritura de Fuentetaja, completamente de acuerdo.
Creo que este artículo de Fuentetaja da en el clavo en cuanto al tema de las votaciones y por eso lo he querido compartir en este espacio. Quizá no es el sitio más indicado, pero esta es una página de micros y un concurso. Y hay una votación popular como sabemos, por eso no creo que desentone mucho.
Y una vez leida la entrada que cada uno saque sus conclusiones.
Los principios del manifiesto de Fuentetaja se dan en gran medida en ENTC y no creo que en ningún otro lugar; yo no lo conozco. Personalmente eludo concurrir a foros que se prestan a la fácil manipulación de los votos amigos. La condición humana es la que es, por más que nos gustaría que fuera mejor.
Susana, me parece muy apropiado este articulo, creo que en ENTC se hace mucho de lo que cuenta.
EStaba yo fliping fliping con el asunto este. Digo yo, joder, qué bien escribe esta condenada, es buena escribiendo relatos, microrelatos, dinosaurios, cuentos, moralejas y encima, mira la tía que pedazo artículo s´ha cascao, poniendo los puntos sobre las íes y todas las tildes en su sitio. En fin, el artículo no es tuyo, Su, pero estoy segura de que eres capaz de igualarlo y mejorarlo. Me juego ahora mismo un bote de mermelada.
Y sobre lo que cuenta el artículo, más claro el agua (del molino y del sendero).
Abrazo
Parece que lo escribieron pensando en que alguna vez se iba a crear ENTC. Muy buena reflexión y bien traído a estas páginas, Susana.
Sin olvidar que aquí el jurado funciona a grasa de jamones, no seamos hipocritones ni hipocritillas. 😛