39. Waterloo
Estaba exhausta, jamás pensó que aquel documento le hubiera sustraído tantos momentos. Hastiada pero feliz, al fin y al cabo había terminado un proyecto que para ella suponía un desafío.
Ahora sus recuerdos deambulaban en el pasado, reconstruyendo cómo empezó aquella intensa hazaña sin respaldo alguno. No podía dejar de pensar en la frase que le acribilló su madre – Nena, no pierdas tiempo en eso -. Impactantes palabras que estallaron en su interior con la violencia acústica propia de los cañones en las batallas. Aquel cruel sonido viajaba directo a su mente sin apenas poder ser absorbido por su corazón. Pero ella no se rindió, y viajó más allá de la persistencia, exprimiendo la sensatez de horas y noches para llevar a término su adeudo moral.
Era el momento de presentar aquel magnífico trabajo, se levantó y entregó a su madre el autodefinido de la revista semanal. -La palabra que me faltaba era Waterloo mamá-.
Patricia, original y bien llevado este tema y su final en tu relato. Suerte y saludos.
Agradezco mucho vuestras palabras.Una alegría saber que os ha gustado. 🙂 Un abrazo.
Hola, Patricia.
Entiendo a tu protagonista porque a mí me pasan esas cosas cuando no termino de resolver algo.
Muy original tu micro.
Un abrazo.
Hola Towanda,
muchas gracias por el comentario tan motivador. Espero seguir aprendiendo de todos vosotros.
:)Un abrazo.
Jajaja…tiene mérito, yo ya ni lo intento.
Suerte.
Gracias por tu comentario. Todos deberíamos llevar un poco de audacia en el bolso para perfumar al verbo intentar 😉
Un abrazo.
Muchas gracias por tus palabras. Un placer sentir que te ha gustado.
Un abrazo 🙂
Me encanta como describes esa tenacidad ante un folio en blanco, ante una frase o una palabra. Bien luchado por tu protagonista, muy bien narrado por ti. Ese Waterloo es la victoria.
Un beso patricia.
Hola Belén,
agradezco de corazón una valoración tan positiva y agradable. Me alegra mucho que te haya gustado.
Un abrazo 🙂
Me ha gustado esa manera tan cercana que tienes de manejar a los personajes y como todo cobra sentido al final. Manías, obsesiones, constancia… al final son muy delgadas las líneas que las separan. Mucha suerte 🙂
Hola Juan Antonio,
creo que casi todos tenemos unas pequeñas costumbres maníacas que nos ayudan a superarnos y fortalecernos.
Gracias por perder un poquito de tu tiempo leyendo mi relato.
Un abrazo 🙂
Final muy gracioso e inesperado. Suerte.
Muchas gracias. El humor es el ingrediente secreto 🙂