66. YO ME RETRACTO
No quiero ni imaginar mi mueca… Quiero seguir viviendo. Necesito respirar y prometo encontrar sentido a mi existencia.
Mi vida pende de un hilo así como mi cuerpo pende de esta soga que abraza mi cuello, que baja de la viga de un feo cobertizo en una vieja casa, como yo, abandonada.
Ahora me arrepiento de haber pateado la banqueta y aquí, con mi ridículo balanceo, sigo pateando al aire en busca de algún soporte o de la puta banqueta que a pisar no alcanzo.
No, no quiero ni imaginar mi mueca… Qué lenta es la asfixia y cuán largometraje de vida me evoca. Patear ya es inútil, lo sé, pero cejar no puedo. Sólo quiero vivir, pisar, respi…
IsidroMoreno
Isidro, qué situación presentas; el arrepentimiento frente a la vida cuando parece imposible recuperarla. Suerte y saludos
Es penoso descubrir las bondades de la vida en el último momento, cuando ya no queda vida. Eso sí, la intensidad de esos últimos sorbos de vida, debe ser alucinante.
Muchas gracias, Calamanda, por tu lectura y comentarios.
Un sincero abrazo.
Todos hemos oído casos acerca de suicidas que no logran su objetivo hasta después de varios intentos. Tu protagonista necesitaba verse en el borde de la existencia para darse cuenta de que, en realidad, quería vivir, pese a sus problemas. Por desgracia para ella, no siempre hay una segunda oportunidad, como en aquel programa del mismo nombre sobre accidentes de tráfico, que presentaba Paco Costas.
Un relato que pone en la piel de una persona con la cabeza y el alma en ebullición, en un momento crítico.
Un par de abrazacos, Isidro. Suerte
Arrepentirse, retractarse es una reacción muy propia del ser humano, pero efectivamente, como muy bien dices, no siempre hay una segunda oportunidad. Aunque el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, me consta, de oídas, que muchas personas habiendo visto el rictus a la parca, han cambiado su escala de valores y muchas veces, han podido corregir sus preferencias y sus apegos.
Mil gracias, amigo Ángel, por tus siempre generosos comentarios.
Dos fuertes abrazacos.
Hola, Isidro.
Qué puñetero eres.
Me has dejado llena de rabia.
Me has hecho necesitar esa «puta banqueta que a pisar no alcanzo.»
Tenso, emocionante, dinámico… ¡Un buen relato!
Un abrazo grande para ti.
Hola, Amparo. Qué alegría verte por aquí. Espero que tú nunca tengas que patear banquetas y mucho menos, que no alcances lo que quieras, ya sean banquetas, banquetes o lo que te propongas.
Mil gracias por leer y comentar.
Un fuerte abrazo.
Lo que más me gusta de tu historia es el ritmo que le imprimes: las frases cortas y otras más largas que se interrumpen a veces por la falta de aire. Todo ese conjunto nos hace contener la respiración, encontrarnos en la piel del suicida arrepentido. Una técnica muy acorde con lo que querías contar.
Suerte y abrazo.
Me agrada tu observación pues es el ritmo en la escritura lo que considero más difícil de obtener principalmente en los micros, ya que después de haber luchado contra el número de palabras máximas, las elipsis, los adjetivos… si te falta el elemento ritmo por aplicar, mejor que lo vuelvas a escribir de nuevo empezando por luchar contra ese elemento para no acabar como Felipe II.
Encantado y mil gracias por leer y comentar, Anna.
Un abrazo.