Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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80. YO NO CREO EN LAS MEIGAS, PERO…

Del día que te ahorcaste, apenas recuerdo nada. Los silencios de la casa, inundados por el crujir de la madera bajo los pies del dueño de la funeraria. Que era enorme. Y tuerto. Eso sí que lo recuerdo. Y que no te descolgaron hasta que llegó el juez de paz, que no vino hasta que no acabó su partida de dominó. Lo esperé a tu lado, con la vista fija en tus zapatos de domingo. Pensando en por qué llevabas el izquierdo desatado. O por qué te habías atado el derecho. También recuerdo que no fui capaz de levantar la vista más allá de tu cintura. Tus piernas colgaban inertes. Me entró el absurdo deseo de empujarlas para provocar un movimiento pendular y cadencioso, como el de esos tentetiesos con los que juegan los bebés.

No recuerdo nada más.

El tuerto te llevó a la habitación. Y nos quedamos allí solos. Fue en ese momento, cuando vi tus ojos abiertos.

Supongo que a los muertos no les queda más que eso. Una imagen congelada en la retina. La última que han visto. O la última que hubieran deseado ver. Y allí, dentro de tu pupila, estaba ella.

Haberlas, haylas.

 

 

 

 

26 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    No hay hombre que no pueda ser seducido. En ocasiones es para bien, aunque otras veces las consecuencias pueden ser perversas y fatales. Haberlas, hayas y pobre de aquel en quien se fijen. Que apenas haya pruebas de su existencia no quiere decir que no estén ahí. El juez de paz dará fe de los hechos, pero no habrá autopsia que explique lo que esa mujer sabe o sospecha. No se puede decir que un trío no sea posible, pero sí que cuando se entromete un elemento lleno de cizaña ya nada vuelve a ser lo mismo.
    Una lectura al nivel que nos tienes acostumbrados, que es lo mismo que decir que rebosa esa magia que tú sabes imprimir a las letras.
    Un abrazo y suerte, Arantza

  2. Barceló Martínez

    Escalofriante de principio a fin. ¿Cómo se puede armar una historia tan densa en tan pocas palabras y conseguir que funcione? Con subtramas y todo: el misterio de los cordones de los zapatos, que permite que imagines una historia paralela.
    Genial, eres una maga de las palabras. Féliz dicisiENTC.

  3. Como ya está dicho casi todo, voy a poner la lupa sobre el dueño grande y tuerto de la funeraria, al que he imaginado, casi sin querer, como el siniestro John Gray del Ladrón de cadáveres, soportando el peso de la muerte a sus espaldas. El micro una joya, que cruje a cada frase en nuestras mentes. Enhorabuena!!!
    Bsssss!!!

  4. Isabel

    Me encanta la forma de relatar sin emoción implicada, una descripción fria de los detalles, en los que me he quedado mientras los leía, pensando en los cordones, viendo el balanceo…, hasta el final, la pupila.
    Y la duda de lo impresionante que debe ser esa última visión en la vida.

    ¡FELIZ AÑO 2018!

  5. Martín Zurita

    Hola, Arantza.
    Bueno, recuerdo tu primer micro en el REC, los de Abogados… Tu ascensión ha sido meteórica. Lo del UNED ya son palabras mayores, versus Isabel González bis. Toda una gloriosa epopeya. Un cuento ambientado en Madrid, en la ruta de un autobús. Enhorabuena.
    El presente texto da muestra de tu singular habilidad para contar. Tiene una línea general, pero los detalles son como para comérselos. El lector avisado sabe bien a cuáles me refiero. La meiga que enamoró tanto al hombre que se le clavó en la mirada. Que la llevaba puesta en su mirada. Y que le llevó al suicidio, su única manera para no traicionar el vínculo con su mujer. Un texto riquísimo en matices. Lo tiene todo: visibilidad, humor irónico, atmósfera, textura uniforme, rotundidad. Mi mayor enhorabuena y feliz todo para ti siempre. Un beso.

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