19. Ολυμπιακοί Αγώνες, 776 π.X.
Llegó apresurado y lo soltó sobre una sucia repisa. No había tiempo que perder, llegarían pronto. Se aseó en el pilón, atizó el horno preparado al alba e introdujo en él un viejo cuenco de barro con agua. Sobre maderos roídos había panecillos, y sobre ellos finas y desgastadas gasas blancas. Ya fermentados esperaban ser greñados suave y hábilmente, como solía hacer.
A veces miraba de reojo aquel estante polvoriento, un rayo de luz se empeñaba en reposar allí. Parecía que brillara al contacto con aquella furtiva y débil lucecita, oro parece, pensaba sonriendo. Hacia los mejores panecillos de éste y del otro lado del Egeo, «capricho de dioses» los llamaban burlonamente en la región.
Fue Heracles quien lo convenció para que dejara Élide, su ciudad natal, y se instalara en Olimpia por “citius, altius, fortius”; lo puso al servicio del mismísimo Zeus. Honor éste al que respondía no solo con sus condiciones atléticas sino con la excelencia en lo personal. Y es que Corebo pasaría a la historia sin saberlo. Él era como aquel insulso brote de olivo ganado, que en efecto no era de oro, solo ilusión óptica, pero que sí los valores y la gloria que atesoraba.
Menos mal que los que no hemos estudiado, en su día, disponemos de la wikipedia para poder disfrutar, aún más, este magnífico relato. Enhorabuena y suerte.
Espero te gustara de verdad, no es necesaria ninguna Wikipedia para disfrutar y entender lo que quiere decir el relato, no sólo son importantes cualidades atléticas las necesarias para el deporte, olímpico o no, también valores como la responsabilidad, humildad, sencillez, honestidad, etc son igualmente valiosos…y necesarios; en el deporte y en la vida. Al igual que mis pretensiones, sólo me gusta escribir, bien o mal, pero hacerlo con humildad y sencillez…, no hay más. Gracias insisto por tu comentario. Un saludo.
Cristóbal, muy bien ambientada tu historia. Y su mkoraleja. Suerte y saludos
Un relato muy enriquecedor y muy bien narrado. Mucha suerte !!