Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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104. Girasoles

Sara tenía un predio de diez mil hectáreas de girasol a su cargo. Ella amaba los girasoles, sobre todo, ahora que eran pura luz vegetal. Por eso se atrevía a recorrer en carne y hueso el campo durante esta época, para acariciar y dejarse acariciar por las plantas. Ciertamente su avatar podía transmitirle con eficacia dichas sensaciones, pero no era lo mismo. Descalza, se entregó al libre albedrío de sus pies, hasta que, casi sin darse cuenta, se topó con el límite norte del predio. Un hombre la saludó y se aproximó a la alambrada. Ella hizo lo propio. El hombre no era un hombre, sino su avatar. Sara lo supo al instante por la luz maquinal de sus ojos. Él le confesó la extrañeza de estar charlando con una mujer de cuerpo presente y no con su avatar. Ella se rió y le contó de su pasión por los girasoles. Él, aunque no le gustaban los girasoles, la escuchó atentamente. Un rato después, quedaron para el día siguiente, a la misma hora y en el mismo lugar, pero en esta ocasión, ella no sería la única en carne y hueso.

7 Responses

  1. Jesús Garabato Rodríguez

    Lo que no consiga el amor. Qué mejor que uno mismo, sin intermediarios ni confidentes, para disfrutar de sus mieles de igual a igual. Me ha gustado mucho, Gabriel. Suerte y un saludo.

  2. Gabriel, tu relato me ha hecho pensar, ja ja y no quiero.
    Aunque tengamos sensaciones, si nuestros avatares son los que van a tener sexo, apaga y vámonos. Hacia dónde nos dirigimos, prefiero quedarme en la era, con la paja, ja ja.
    Un abrazo

  3. Es un planteamiento muy original, Gabriel, y esperanzador. Que sea una mujer la que regrese al contacto con la tierra, con sus girasoles, y que sea capaz de contagiar su pasión. Pareces invitarnos a abandonar el mundo virtual y regresar al origen, un nuevo origen.
    Suerte y beso.

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