Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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118. Éxodo

Las nubes negras, el viento del sur y ciertos dolores en los huesos de los ancianos pronosticaban lluvias después de muchos años. Ante la certeza mezclada con deseo, el pueblo entero se lanzó a sus calles y se dirigieron a la plaza para esperar. Cada adulto portó un par de cántaros, y los niños, que imitaban a sus mayores sin saber qué les aguardaba, cargaron pequeñas vasijas para recoger ¿agua?, sí agua caída del cielo. Se podría decir que iban a ser testigos de un acontecimiento histórico y, como tal, lo celebraban todos, todos, menos uno: el forastero mudo. El mismo que había envejecido atado al palo de un gallinero y que no acababa de morirse, andaba revuelto. Trataba el enclenque de hacerse entender con balbuceos, utilizando sus últimas energías, pero sin articular una mísera palabra. De esta forma lo contó, entre risas, el granjero que lo cuidaba, antes de que las chanzas de los paisanos le obligasen a amarrarlo en mitad de la plaza para alegrarles la espera. Así, cuando el cielo se abrió y la primera gota abrasó la carita de un querubín, el extraño desplazado, muy aterrado, al fin pudo gritar un poco tarde: «¡Me llamo Noé!».

9 Responses

  1. La Marca Amarilla

    Jarque, me ha gustado mucho tu relato, está muy bien narrado! Siempre esperamos a la lluvia!!! 😉

    Enhorabuena por ese forastero mudo!!!

    Un saludo microlunático! 😉

  2. Tanto desear la lluvia, y ahora se van a hartar. Me ha gustado la imagen de esos niños portando cántaros sin saber lo que les aguarda, entiendo que no han visto nunca llover y para ser la primera vez van a quedar traumatizados.
    Me ha parecido interesante el título porque explica el porqué tienen atado al forastero: por recomendar la huida, cuando todos están regocijándose ante la próxima lluvia. Un toque de humor.
    El relato está muy bien estructurado y, aunque las frases son largas, se lee del tirón, con ritmo. Llegas al final anticipando que va a haber una sorpresa, y no decepciona. Muy bueno.
    Suerte y saludos

  3. Ángel Saiz Mora

    Qué bueno, Nicolás, cuántos matices introduces, atreviéndote a reescribir la Biblia, un relato que da un giro de 180 grados, pasando de la alegría por la lluvia esperada al anticipo del diluvio que les espera. Muy curioso ese Noé intemporal.
    A esto se le llama clase.
    Un abrazo

  4. Juan Antonio

    Nicolás. Te atreves con todo. Me ha gustado mucho como has descrito el «trato» que se le da ese pobre hombre. No sé si has querido buscar una relación causa-efecto entre quién puebla tu historia y cómo se comportan (a la vista queda) con el castigo que se les intuye. Yo, si te sirve, he interpretado por ahí. Me ha gustado mucho. Te deseo mucha suerte 🙂

  5. Salvador Esteve

    Nicolás, original y divertido, lástima me dan los pobres animales, me refiero a los irracionales, jajaja. Abrazos.

  6. Buena idea y bien llevada, compadre, pero me despista mucho esa gota abrasando la cara del querubín. Entiendo que se refiere a un niño del pueblo, pero que lo abrase me descoloca. Me da para pensar en una versión alternativa. Noe ejecuta el encargo, carga el arca y se salva con los animalicos, pero en algún momento el agua baja y aparca el barco, y la vida sigue. Luego, años después, va a dar a ese pueblo donde lo tratan peor que a Modes en Santander, y el Jefe enfadado con la actitud de esas gentes los castiga con una lluvia de fuego divina. Hala, mucha suerte.

    Abracísimos.

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