Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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118. OTRO DÍA DE SECUNDARIA (Mariángeles Abelli Bonardi)

Bajo la luz del baño, por enésima vez, Teresa mira su reflejo. Vuelve a cepillarse el pelo, retoca el labial, comprueba que la ropa le combina. Pero por más que compruebe, por más que cepille y retoque, sus ojos hacen foco en la boca. “¡Alambre de púas! ¿Quién te va a querer besar?”. Reprime las lágrimas, y con gran esfuerzo, se sacude la crueldad de sus compañeras de clase. “Esta cárcel, estos hierros no van a durar para siempre”, repite mientras palpa la estampita en el bolsillo, forzando una metálica sonrisa ante el espejo. Inspira profundamente y en el mismo bolsillo, bien pegado a la estampa, coloca el labial. Ahora sí. Ahora sí está lista para irse.

13 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    En esa etapa de la adolescencia o cercana a ella, en la que los jóvenes que acaban de dejar de ser niños consideran crucial causar buena impresión, la muchacha protagonista de este relato se afana todo lo que puede para estar presentable, pero entiendo que en su boca hay un aparato corrector que habrá de llevar largo tiempo y que, muy a pesar suyo, marca su semblante. Ella sabe que es algo temporal, pero se le hace eterno, una cárcel que le acompaña, una condena que no puede eludir, algo que trata de contrarrestar con su única arma, un lápiz de labios, aunque parece más testimonial que eficaz para ocultar o disimular esos «hierros». Pese a todo y tras agónicas lamentaciones ante el espejo, finalmente logra sobreponerse y se dispone a acometer un día más como estudiante.
    Ya echaba de menos tu participación, Mariángeles, así que, como siempre, me alegro de leerte, como también de haber sido el primero en comentarte.
    Un fuerte abrazo y mucha suerte

    1. Hola, ÁNGEL. Yo también echaba de menos participar y también me dio mucho gusto que hayas sido justamente vos el primero en comentar mi envío.
      Creo que has hecho una muy buena síntesis de la historia, pero me gustaría señalar que el lápiz labial, que por cierto más que ocultar destaca los «hierros»/brackets/frenos en la boca de la chica, yo lo puse como un símbolo de su coquetería adolescente, pero sobre todo de esa resiliencia que quiere adquirir para sobrellevar las dos cosas: el largo tratamiento ortodóncico que «le marca el semblante», y ese bullying/acoso que sufre por parte de sus compañeras de clase… ¡Menudo tema el que salió de esos hierros de Santa Teresa!

      Te retribuyo la suerte y los abrazos.

      Cariños,
      Mariángeles

  2. Blanca Oteiza

    Así es, has contado muy bien lo que suele ser la adolescencia y cómo los jovenes actuan a veces con el que es «distinto».
    Buen relato.
    Abrazos

    1. ¡Y ese «distinto» vaya si lo sufre, BLANCA! Pero como dice el refrán, «no hay mal que dure cien años ni enfermo que se lo aguante», por lo que opino lo mismo que Ana U.: esta joven saldrá adelante.

      Me complace que el relato te parezca bueno.

      Cariños,
      Mariángeles

  3. Calamanda Nevado

    Mariángeles, coincido con los comentarios anteriores. Bonita interpretacion de esa epoca de la vida. Suerte y saludos

  4. ¡Precioso! No sé si en Argentina hay colegios de las Teresianas. En mi ciudad hay uno y me imagino a tu protagonista vestida con el uniforme del colegio y la estampa de la santa en el bolsillo, en cuyo mensaje ha encontrado consuelo, un poco diferente del pretendido. Lo has contado reflejando exactamente las zozobras de la adolescencia, que todos hemos pasado.
    ¡Qué grande, Mariángeles!

    1. Sí, PATRICIA. En Argentina hay muchos colegios Teresianos- «Colegios de monjas», en la jerga de aquí,- y aunque parezca mentira, en ellos el bullying/acoso suele ser más encarnizado aún que en los colegios laicos, por lo que no me extrañan para nada las zozobras de esta adolescente que hace de todo, y más si cabe, por ser aceptada. Que recurra a la estampita de la Santa me habla no sólo de su desesperación sino también de su fe, de su perseverar en la esperanza de que, más temprano que tarde, todo mejorará para ella.

      Fue un gusto recibir tu comentario.

      Cariños,
      Mariángeles

  5. Muy original la manera de encauzar la consigna y muy bien representadas esas visicitudes adolescentes. Veo un acierto en ese acento con el que remarcas esa crueldad sobre el que giran los porqués de tus protagonistas. Mucha suerte 🙂

    1. ¡Muchas gracias, JUAN ANTONIO! Si tardé tanto en participar- lo hice al filo del plazo de envío,- fue porque me costó, justamente, encauzar la consigna, por lo que me complace enormemente que encuentres el micro original.
      Aunque cueste ponerse en la piel de ellos a la hora de escribir, creo que los personajes sufridos, a merced de los otros, son los más ricos en matices, y por ello, los más gratificantes.

      Mucha suerte para vos también.

      Cariños,
      Mariángeles

  6. Me da gusto que lo veas así, ANA, porque la esperanza no se debe perder, mucho más si se trata de una joven como la protagonista del micro, y ya se sabe lo ansiosos que los jóvenes pueden ser en circunstancias como esas.

    Yo tampoco dudo de que la joven sabrá superarlas.

    Cariños,
    Mariángeles

  7. Alejandra Mychalewsky

    Muy bien logrado el microrelato!Excelente interpretación de una de las tantas conflictivas adolescentes. Pero lo que más me gustó es la fuerza esperanzadora del final, hacia la que es deseable se encaminen los jóvenes en su evolución, lo expresaste de manera muy firme y sutil.
    Felicitaciones!!!

  8. ¡Muchas gracias, ALEJANDRA!!! Me complace sobremanera que el micro te haya gustado y que trasluzca todo lo que quise que diera a entender, especialmente ese final esperanzador.

    Fue muy grato leerte por acá 🙂

    Cariños,
    Mariángeles

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