Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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122. REGRESO

En aquel autobús viajaban todas sus pertenencias y ellos, los únicos viajeros. Una pareja con las manos y las miradas encadenadas como retándose en un duelo de amor. Se habían casado unos meses atrás invirtiendo sus ahorros en una granja que pretendían sembrar de sueños. Al bajarse en la plaza del pueblo, les siguieron todas las miradas de los clientes del bar; pero, al poco tiempo, ya se habían ganado el respeto y el cariño de sus vecinos que les revelaron todo lo que debían saber para un trabajo duro y desconocido para ellos. Treinta y cinco años después, una mujer sentada en la cantina no podía apartar los ojos, quemados por el llanto, de sus propias manos. Llevaban impresas el paso del tiempo y las huellas de sus largas jornadas con la azada bajo el implacable sol. Cortes, surcos, durezas y unas prominencias en los nudillos que le recordaron los anillos de los troncos por los que se les podía calcular la edad. El ruido del autobús la hizo levantarse… se atusó el pelo viendo como bajaba una chica que regresaba al pueblo y  que la envolvió luego en un abrazo.
Su hija volvía al entierro de su padre.

6 Responses

  1. Jesús Garabato Rodríguez

    Con cuánta emotividad nos cuentas como una pareja, joven e ilusionada, avanza al encuentro de una nueva vida y como, tras años de duro trabajo, esta se ve truncada de por la realidad de la muerte. Ahora, la que se queda tendrá que aprender a sobrellevar su nueva existencia. Esperemos que con el apoyo de los que la quieren. Suerte y un saludo.

  2. MªBelén

    Toda una dura vida en el campo se proyecta en esa triste y bella imagen que nos regalas, unas manos encallecidas, cortadas, con el sello impreso del paso de la edad y la ausencia.
    Treinta y cinco años separan ambos viajes de autobús, el primero con la esperanza en la mirada, el segundo con el llanto.
    Fantástica historia Yoya.
    Un beso grande.

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