Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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131. CINCUENTA Y OCHO

Te habían dicho que el trayecto estaba plagado de obstáculos, pero no les habías hecho caso: a estas alturas sabes bien que la gente disfruta, disfrutamos, de la opacidad que pinta el miedo en los ojos ajenos.

El verdor bordea el camino, tanto que a veces parece fundirse con tu propia indumentaria. Es llano, cruzado por un par de ríos que se salvan sin dificultad. Has encontrado agua potable y hasta una posada, aunque no has hecho noche. A veces has avanzado tan deprisa como si un par de alas blancas te levantasen del suelo.

Lo del laberinto ha sido un retraso, pero te crees con todo el tiempo del mundo ahora que sabes que no vas a acabar en la cárcel. Con lo que no contabas, como ninguno hacemos, era con la Muerte. Casilla de salida y vuelta a empezar.

(RELATO FUERA DE CONCURSO)

18 Responses

  1. Virtudes Torres

    No recuerdo los años que hace que no jugaba a la oca. Y desde que terminó el curso escolar me traen a mi nieto a casa y para pasar el rato hemos estado jugando a este juego.
    Mira tú por donde vas y lo plasmas en un micro.
    Me ha encantado.

  2. Me has dejado con la sonrisa tonta, esos juegos en tardes eternas de verano. Momentos que vistos desde la distancia, no tienen precio.
    Abrazos.

  3. Eduardo Iáñez

    Coincido con otros entecianos en mi reconocimiento de que has logrado imprimir en mi rostro una sonrisa dulce, aunque nostálgica. Gracias, querida Ana, por retraerme a los largos veranos de la infancia, con primos y amigos dando vueltas rojas, verdes, amarillas en esa espiral infinita plagada de peligros que era el gastado tablero de la oca, sostenido en el sonsonete del dado agitado en el cubilete.
    No sé si también a otros os pasará, pero a mí, curiosamente, esos peligros intangibles pintados con tanto primor sobre el tablero, me hacían más mella que muchos otros que he encontrado, mucho más temibles, a lo largo de mi vida. ¡Y que esas sensaciones se queden dormidas en nuestras almas, hasta que un genio (como el de las cuerdas del arpa de Bécquer), en 200 palabras, los vuelve a poner delante de nosotros! Gracias de nuevo, Ana.
    Saludos infantiles, y tiro porque me toca.

  4. Ángel Saiz Mora

    «Y tiro porque me toca». Que me han dado ganas de jugar otra vez, la verdad. Mañana se lo propongo a mi niño. Un juego donde manda el azar y te encumbra o te da la gloria a su capricho, pasando por divertidas viñetas, como lo es este relato con sorpresa final.
    Un saludo.

  5. Marta

    Enhorabuena, Ana!
    Has narrado a la perfección el juego laberíntico por antonomasia… a mí también me has despertado una sonrisa!!!
    Gracias!!!
    Un abrazo!
    Marta

  6. Qué ocurrente micro. Confieso que hasta esa «casilla de salida», no sabía que hablabas del juego de la oca. La segunda lectura ya, para degustarlo a tope.
    Suerte y un abrazo Ana.

  7. calamanda

    Ana, has conseguido, con esa dualidad que juegas, llevarnos a emocions vividas y a desear repetirlas. Gracias y saludos

  8. Ana Fúster

    Me alegra haberos traído a la memoria recuerdos felices de la infancia, a pesar de que mi protagonista no es un niño y su camino por el «juego» desemboca en una situación que es de todo menos feliz. Abrazos a cada uno y muchas gracias por los comentarios.

  9. Mª Belén Mateos

    Original y genial relato Ana. Cuanto hemos jugado a la Oca !!! Aunque creo que en tu relato esta ha cobrado vida y se ha hecho realidad.
    Suerte, un beso.

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