Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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ENCUENTRO 16 PRIMERA RONDA

madoz 16

Juancho Plaza – Esperanza Tirado Jimenez – Juan Perez Diaz

Los participantes aquí señalados tendrán que publicar en el espacio reservado a los comentarios de esta entrada del blog, un relato INÉDITO de un máximo de 100 palabras antes de las 15 horas (hora local española) del MIÉRCOLES 20 DE ENERO y cuya única condición será que esté inspirado CLARAMENTE en la fotografía de CHEMA MADOZ que se adjunta en este post.

Una vez publicado no habrá posibilidad de corregir ni reeditar.

Podrán hacerse comentarios y ejerccer votos (mediante la fórmula «VOTO A + Título de 2 relatos») después de la publicación de los tres relatos y hasta el jueves 21 DE ENERO a las 15 horas) Cualquier comentario o votación que no cumpla estas condiciones no se tendrá en cuenta e incluso podrá ser eliminada.

El resultado de este encuentro se hará público en una entrada general de la sección EnoTiCias.

47 Responses

  1. Esperanza Tirado Jiménez

    Abracadabra

    Mezclar en una marmita unos metros de terciopelo azul para una piel de seda; hierro frío espolvoreado con una pizca de canela y unos granos de pimienta rosa para un carácter enérgico pero sensual; miel pura para unos ojos dulces y soñadores; fresas silvestres para unos labios rojos y carnosos; el gorjeo de los ruiseñores al anochecer para una voz melodiosa. Y unas gotas de licor de café para dar buen cuerpo.

    Se revuelve la mezcla con una cuchara de madera de boj, y se deja hervir unas 12 horas.

    Deje reposar retirado del fuego.

    Usar a las 72 horas.

  2. Bueno, bueno, que prisas…
    Enhorabuena compañer@s, me habéis puesto el listón muy alto, me tomaré mi tiempo, que los desempates ya los tengo perdidos. Un placer lidiar con tan excelentes plumas.

  3. Hombre De Fluorescente Adiós. Kuyperr Kerguelen.

    Sensación perfecta el deseo de medirme Las costillas con tan adecuados duelistas.
    Un abrazo juancho y un beso esperanza.
    J u a n .

  4. El hombre de los caramelos
    Ni el desaliento de Amelie ni los reproches de la negra Samantha sirvieron para que volviera. Tampoco las amenazas de Joe consiguieron detenerla. La puerta se cerró de golpe dejando atrás los focos de color rojo, las columnas recubiertas de espejos, la barra forrada de escay, algunos clientes apurando su whisky de garrafón y, en el piso de arriba, unas sábanas aún calientes. Salió con las medias rotas, la falda corta, el top ajustado, el abrigo a medio poner y con un tesoro en el fondo del bolso: envueltos en papel celofán los culpables, por fin, de una mirada dulce.

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