Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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29. Münchhausen (towanda)

Pensar y ver resulta lo mismo cuando tienes los ojos cerrados. Parece mágico. La boca me sabe a tornillos, puedo hacerme pis encima y elevarme alto como un globo. Mi superhéroe favorito es papá. Y yo, el suyo. Aunque no llevamos mallas. Dice que cuando esté asustado repita mi nombre, mis años y el miedo desaparecerá. En el cole funciona. Papá no es mi padre, pero hace como si lo fuera. Lo ha dicho esta mañana mamá al echarlo del cuarto. Después, gritó muy fuerte y arrojó algo contra el suelo. Hizo mucho ruido. Deseé que parara.

Mi mente salta entre pensamientos disparatados. De pronto, recuerdo a aquella niña del parque a quien apenas conozco y, al momento, pienso en Stradivarius, mi cobaya. Mi mejor amigo. Sabe mis deseos de vivir con papá y odia los cambios de humor de mamá. Desconfía. La culpa de que siempre esté enfermo. Papá, también. Yo no. Es tan guapa… Acaba de entrar. Huele rico, me besa, coge mi brazo. El suero vuelve a escocer. Como ayer. Ahora, siento presión, como si los cielos hubieran caído sobre mi nariz. No puedo respirar… Tengo miedo.

Me llamó Adrián, tengo ocho años… Me llamo Adrián, tengo…

42 Responses

  1. Jesús Garabato Rodríguez

    Hola, Towanda. Terrible lo que nos cuentas. Nos muestras a una madre que, ofuscada por su trastorno, es capaz de causar el mal a su hijo -al que más debería proteger-, aunque crea estar haciendo lo correcto al procurarle su atención. Como siempre ocurre con tus relatos, me ha gustado mucho. Enhorabuena. Saludos y suerte, Towanda.

    1. Hola, Jesús.
      Efectivamente, así es. Un trastorno, una enfermedad mental que hace que un ser, al que debiera proteger, enferme.
      Me alegro mucho de tus palabras y si te ha gustado, más.
      Besos y gracias.

  2. Odio, huyo, maldigo, rechazo, me enferman los argumentos típicos y tópicos. Sin duda este lo es, pero escritos as,í me replanteo mis gustos y hasta mi propia vida. ¡Townda, Towanda, Towanda! ¡Madre mía!

  3. Ángel Saiz Mora

    Gracias a ti y a San Google creo haber aprendido algo sobre un síndrome terrible, para quien lo padece y para sus allegados, que no hace sino corroborar lo complicados que podemos llegar a ser los humanos.
    Quien arrastra esta patología inventa síntomas para parecer enfermo, un sufrimiento que para él no es simulado, sino real. El niño protagonista cuenta el cariño que siente hacia su padre, al tiempo que nos relata y hace partícipes, hasta el dolor, de los violentos cambios de humor de su madre, a la que intuye causa de sus males, cuando en realidad, el auténtico mal solo es el que él lleva dentro.
    Lo haya interpretado yo de forma correcta o no, quiero destacar la fuerza desgarradora de tu relato. El lector, aunado con tu protagonista, sufre con él hasta límites insospechados; el que este padecer sea real o no se vuelve secundario. Solo me queda quitarme el sombrero una vez más antes esa capacidad que tienes para imprimir fuerza e interés en cualquier narración y, sobre todo, para emocionar.
    Un abrazo muy grande. Towi. Suerte

    1. Hola, Ángel.
      Esta vez, San Google no ha acertado del todo.
      En esta historia, la madre provoca síntomas reales en su hijo (lo enferma).
      La narración es desde la posición del pequeño que, en su ignoracia o no de lo que pasa, carga la posible duda en la figura de su cobaya. Creo que se niega a admitir que «mamá no es buena».
      No sé si me explico o no.

      Un abrazo grandísimo y muchas gracias por tu lectura, análisis y comentario. Que es el mejor (uno de los mejores, para que no se enfade el Jefe) premio del concurso.

      Un abrazo grandísimo, precioso, y gracias.

      1. Ángel Saiz Mora

        Vaya, siento no haber estado más fino en mi interpretación. Es culpa mía, que hoy estoy un poco espeso, la verdad.
        Un abrazo enorme y enhorabuena otra vez por este relatazo.

        1. Ni mucho menos tienes que disculparte, eres el gran comentarista de ENTC. Arriesgas siempre al lanzarte a comentar y eso, a veces, es difícil. Si no se acaba de entender, la culpa será solo mía.
          Un abrazo gigante y gracias, otra vez y siempre.

          1. Asun Paredes

            Hola, Towanda y Ángel, disculpada que me entrometa en vuestra conversación. Existen dos síndromes diferentes.
            El de Münchhausen es una enfermedad psiquiátrica en la que una persona finge enfermedades, provocándose síntomas a sí misma, porque de esa forma obtiene la atención sanitaria y es sometido a una gran cantidad de pruebas, al ser imposible llegar a un diagnóstico. Suelen ser personas con cierto nivel de conocimientos sanitarios.
            El que tú narras, Towanda, se llama síndrome de Münchhausen «por poderes», en el que los síntomas le son provocados a un niño por un adulto. Afortunadamente, es muy infrecuente, pero el niño sufre muchas exploraciones, en el intento de llegar a un diagnóstico de sus síntomas. Yo he visto dos, y es horrible cuando te das cuenta de que el niño está sano y, por insistencia de su padre/ madre (normalmente son madres), ha sido sometido a multitud de pruebas médicas, a veces dolorosas.
            Un relato muy bueno, y muy bien conducido, Towanda. En un día como hoy (día de la madre) es particularmente impresionante.
            Un abrazo y suerte.

          2. Hola, Asun.
            Efectivamente, así es como lo dices, tal cual. Por eso le decía a Ángel que San Google había acertado, pero no del todo. Este cuento habla del Münchhausen por poderes, el más tremendo a mi modo de ver si es uno de tus padres el que te provoca el daño.
            Lo que cuentas es tremendo, Asun, porque hablas desde tu experiencia en primera persona y no forma parte de una ficción como es el caso que nos ocupa.
            Lo de hacerlo coincidir con el Dia de la Madre es una malicia mía.

            Muchísimas gracias por tu comentario.
            Abrazos gigantescos.

  4. Martín Zurita

    Hola, Towanda.
    Luego me vendrás con aquello de que si diosa por aquí, de que si diosa por allá, pues ya me explicarás. Poquér de «Abogados». Si lo sabía además de desearlo. Alucino contigo, con vosotros, sois un prodigio, en tiempo y forma. ¿el primer día hábil? Qué barbaridad. Por mi parte, envié un texto el viernes día cinco, pensando que era pronto, ya, ya. Veremos que suerte corre, aunque en vistas de lo visto, no sé, no sé. Ya os comentaré, si puedo acto seguido, y si no lo más tarde el lunes. Y con el voto, por supuesto.
    Bueno, al texto actual.
    Siento defraudarte, lo de diosa se magnifica, queda en DIOSA, pura y simplemente. El título me ha llevado a Ángel y me quedo en él, con él, con su aplicación y talento con, para mí, el mejor exégeta, comentarista o crítico literario de ENTC y confines: merece un género literario para el solito. Pero la escritora eres tú, eso es lo que eres: ESCRITORA, SUPERESCRITORA. Tu texto tiene un tono y una atmósfera muy difíciles de igualar. Es como una bofetada tierna, como un mazazo de terciopelo. El lenguaje, como el círculo a la geometría, a la de un relato redondo. ¿Quién dijo que no sabía lo que era un relato? ¿Quién dudó de que pudiera existir uno redondo, tan REDONDO? Que te lea. Eres una heroína, una de las súper. Una diosa de la literatura.
    Quiero entrar en una tienda donde vendan besos para proveerme de muchos para una DIOSA. Y regalártelos todos.

  5. Hola, Eduardo.

    Descendamos de los olimpos, que quedan muy altos para mí y me marean las alturas. Mejor se ven las cosas desde el suelo, con los pies bien apoyados en la tierra.
    Gracias, por venir, comentar, extenderte, divinizarme (exageras tanto) y todo lo demás… Pero ya te conozco y sabes que te aprecio.

    Un abrazo grandísimo y si te gustó la historia me quedo contenta. Contentísima. Quizá no era la más apropiada para el día de la madre, pero salió así.

  6. Barceló Martínez

    Hola Towanda, había oído hablar de ese transtorno mental con nombre tan difícil, que creo recibe la coletilla de «por poderes», pero desconocía sus implicaciones. Es terrible, parece ser que la persona que cuida al niño inventa síntomas falsos o provoca síntomas reales para que parezca que está enfermo.
    Un relato duro, pero como todos los tuyos: de calidad literaria. Un cariñoso saludo y mucha suerte.

    1. Hola, Barceló.
      Es terrible, como bien dices, por eso he querido ver superhéroes en esos pequeños que lo padecen.
      Un poco duro sí es.
      Agradezco tu comentario y te mando unos abrazos.

  7. Esperanza Tirado Jiménez

    Conocía el síndrome y he visto algunas series de médicos que lo han tratado. Pero la ficción en este caso no supera a la realidad.
    Tú te has acercado mucho y me has puesto los pelos de punta.
    El amor de madre es otra cosa…

    Besos y Suerte ♣

  8. Ton Pedraz

    Hola Towanda. Muy bien adaptado tu relato a la temática bimensual. Relatas a la perfección la vida bajo los efectos del síndrome en el que un adulto puede ser perjudicial para un niño. Te deseo suerte, aquí y en La Copa. Duro con todos, que eres mi favorita. Animo.
    Ton

    1. Hola, Ton.
      El síndrome es tremendo, dañino, maligno… Menos mal que estamos a salvo de él.
      Muchísimas gracias por tus palabras. Qué grande eres, madre mía. Con tu apoyo me retiro a mis aposentos con un subidón.
      Un abraso grandísimo.

  9. Jo, más que un relato es toda una lección. Impresionante cómo has reflejado la voz del niño. Eres una gran artista y persona, en tus letras se ve claro, clarito. No te deseo suerte porque no te hace falta, pero te dejo muchos besos.

  10. Hola Tow, leer a la una de la mañana no es bueno, y menos un relato como el tuyo, profundo, profundo. También he tenido que recurrir a google, y eso que conocemos muchos síndromes y dolencias. A juzgar por los comentarios anteriores el relato se entiende bien y transmite lo deseado. A mi me ha costado un poco, debo admitir.Pero es que ya estoy perdiendo hasta la costumbre de leer…
    Kisses

  11. Calamanda

    towanda, felicidades por tus exitos lo primero, y por esta historia y su triste situacion contada con fluidez y acierto, y bien ambientada. suerte y abrazos

  12. Blanca Oteiza

    Towanda, precioso relato (como todos los tuyos), con ese aire de inocencia del niño. Dura historia.
    Un beso

  13. Hola, Juan.
    En tu inocencia? Qué va, siempre conoces o intuyes todo.
    Muchas gracias por tus palabras y unos besos así de GRANDES que te mando via fibra óptica.

  14. Alberto

    Enhorabuena Towanda, texto súpertrabajado desde la preparación hasta el punto final, sin dejar nada al azar. Sí conocía el Mounchaussen por poderes y me parecía un síndrome sobre el cual había que escribir. Ahora, leyendo tu relato, es sencillo ver que sí, que tiene fuerza, crudeza y más aún con la perspectiva del niño. Felicidades

    1. Hola, Albeto.
      Muchas gracias por tu comentario. Efectivamente, es un síndrome terrible que, a mí, me sedujo desde que supe de él. Ya sabes, seducción imaginativa para microrrelatar, nada más.
      Gracias y unos abrazísimos.

  15. Salvador Esteve

    Un trastorno antinatura, una madre que lejos de arropar con sus alas a su hijo, lo arroja a la enfermedad. Lo que más me ha impactado, a la vez que enternecido, es la inocencia del hijo; su madre jamás podría ser mala con él. Buenísimo, Towanda. Abrazos y suerte.

    1. Hola, Salva.
      Ya lo creo que es antinatura y aquí, quizá, desde la voz narrativa del hijo inocente sea aún más duro.
      Muchas gracias por tus amables palabras. Te mando unos abrazos.

  16. Nuria Rubio

    Impactante relato; todo un acierto la voz narrativa del pequeño.
    Escalofriante el trastorno materno que refleja.
    Alucinante que, hasta hoy, yo no haya podido pasarme por aquí a leer y dejar unas líneas.
    Un afectuoso (no tengo adjetivo en «-ante», jo) saludo con mis mejores deseos.

    1. Hola, Nuria.
      Me encanta contar las cosas a través de los ojos de un niño, creo que haciendo ese ejercicio con frecuencia no pierdo cosas que me encantan de la infancia.
      En verdad, un trastorno tremendo y antinatura este del Münchhausen.
      Muchísimas gracias por acercarte a comentar y encantada (tampoco hay adjetivo acabado en «-ante», jolines) de conocerte.

  17. Buen texto, Towanda. Hace falta volver al título para ver el trastorno y si encima puede ser propio o provocado volver a leer el relato. La clave diferenciadora está aquí, a mi entender, en ese pensamiento del niño que actúa como una autodefensa y a la vez es el ancla a la que se sujeta el lector: me llamo Adrián, tengo ocho años…
    Ese estribillo emocional atrapa al que lo lee en ese bucle tan bien armado.

    Un abrazo.

  18. Al principio pensé que nos estabas contando la vida de un niño en un campo de concentración. No me enteraba de nada. Luego busqué el significado del título y todo cuadra. Es un relato que tiene demasiados conflictos (como ya hemos hablado da para mayor desarrollo). Tengo dudas sobre la voz narrativa, no sé si un niño habla o piensa así. En fin, me alegro de que lo hayas alargado pues la historia es muy buena, fuerte y conmovedora. Suerte.

    1. Hola, Ximens.
      Suena parecido el síndrome de Münchhausen al Campo de concentración de Mauthausen, es cierto, y mucho más para los que no controlamos el alemán.
      Agradezco mucho lo escrito y lo ya hablado sobre el micro.

      Unos besos grandísimos.

  19. María Rojas

    Un relato durísimo. Es muy difícil tratar estos temas en tan pocas líneas y hacerlo tan bien.
    Un fuerte abrazo de verano.

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