Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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45. Sinfonía nº1 para flauta dulce, Pirenaica

La madre se deja acariciar el rostro por un sol que disfraza de fuego la nieve que les rodea. Su lugar, detrás del padre y del chico mayor, huele a perro y madera húmeda. Le acompañan los mellizos, que, uno a cada lado, siguen sin comprender y se aburren con lo que sus progenitores denominan un viaje fantástico. Rememora la primera vez que bajaron al pueblo.

María administra dos grupos de Facebook, es bloguera premiada, traductora de textos del alemán, fotógrafa de renombre, alfarera vocacional, presidenta de la asociación comarcal de mujeres rurales, hortelana por necesidad y toca por igual el viento o la cuerda.

Se recoloca el saco de arpillera en el que va sentada. En invierno sólo pueden recorrer esos diez kilómetros en tracción animal. Jeremías les dejó hace meses a causa de una indigestión de brevas. Después de la pantomima que rompe la monotonía, cubren el carro con la lona que también tapa el 4×4, cierran el cobertizo y se dirigen a la cocina. Como obertura hay boniatos asados y revuelto de setas. De postre tomarán melocotones de lata. El plato principal es una suculenta carne de caballo estofada con cierto sabor a higos.

3 Responses

  1. Jesús Garabato Rodríguez

    Esperemos que el caballo ese no sea Jeremías y que el boniato esté bien cocinado y que las wstas no sean venenosas. Miedo me da esa sinfonía gastronómica, ojalá que no haya motivos para ello. El relato me parece muy curioso y bien escrito. Como dicen algunos: con varios niveles de significado. Muy bien . Suerte y saludos.

  2. Cristina Aguas

    Gracias por tu jugoso comentario Jesús. Si, es Jeremías, que María es muy previsora y lo tiene convenientemente congelado en tuppers en un arcón, pero como son un «poco» veganos, hay un túmulo al pie de la higuera, con letras pseudo-celtas, y epitafio escrito con muchas letras k, y no se lo van a contar a nadie, que quede entre nosotros. Además a los chicos los tienen engañados porque, para el caso es carne de vaca, le tenían cariño al pobre y si lo supiesen no se lo comerían cuando el aislamiento obliga. Efectivamente, hay varios niveles de significado. Es otro tipo de mujer rural.

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