Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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92. EL ORFEBRE (Rafa Heredero)

Hace años, un jinete herido solicitó mi ayuda a cambio del don para poder esquivar la Muerte. Accedí a su ruego, le oculté, y los perseguidores que lo acechaban no pudieron atraparlo.

Él cumplió su promesa. Con mi oro, mis temores y el deseo nunca confesado me hizo una gargantilla, adornada con dos talismanes en forma de corazón, que abrochó sobre mi cuello. Desde entonces, para desorientar a la Muerte cada vez que me ha rondado, solo he tenido que esconder mi alma en uno de ellos y no dejarlo latir.

Pero ya me siento cansado. Por eso, al ver su sombra en el umbral de mi vivienda, no he querido calmar los latidos del amuleto en que el alma está metida, y la he saludado como a un antiguo conocido.

—Adelante, señor Orfebre.

—Así que sabes quién soy.

—Hace tiempo que lo sé, y todavía no me he perdonado haber impedido tu derrota cuando nos conocimos.

—No te aflijas, viejo. Antes o después todos me hubierais acabado llamando. Como tú, ningún hombre encontrará jamás consuelo. Aquellos ángeles que trataron de acabar conmigo tampoco querían reconocerlo.

—¿Es que nunca te vas a rendir?

—Nunca. Hasta el fin de los tiempos.

 

 

23 Responses

    1. Rafa Heredero

      Gracias por pasarte por aquí, Javier. Eso es lo que piensan muchos (hasta la Muerte, por lo que se ve), que seríamos incapaces de aguantar la inmortalidad.
      Un abrazo.

    1. Rafa Heredero

      Gracias, Blanca. Al parecer siempre es así, y no se puede hacer nada contra ello. Parece que nunca se va a rendir.
      Un abrazo.

  1. Ángel Saiz Mora

    «Ningún hombre encontrará nunca jamás consuelo»: no sé si habrá otra sentencia más real y terminante. Transitamos una existencia tratando de evitar el final decretado, al tiempo que procurando sufrir lo menos posible, pero todo resulta en vano; tanto es así que la muerte tan temida se convierte en liberación, descanso y reposo eterno, o quien sabe si en el paso a otra dimensión.
    Análisis textuales pormenorizados, crónicas colectivas exhaustivas, reportajes fotográficos completos y, además, autor de una prosa valiente que se atreve con las mayores inquietudes del ser humano. Estás hecho un artista completo.
    Rafa, un abrazo grande y mucha suerte

    1. Rafa Heredero

      Buena reflexión sobre la vida, Ángel, y sobre la Muerte como liberación.
      Y gracias por todo el comentario. Me dejas sorprendido y agradecido.
      Un abrazo.

    1. Rafa Heredero

      Gracias, Rafa. La Muerte se puede disfrazar de lo quiera y cuando quiera. Supongo que tiene ese privilegio.
      Un abrazo.

  2. Esperanza Tirado Jiménez

    No sé si me alejo mucho de tu idea, pero me han venido a la cabeza varias cosas:

    – la historia de Fausto, aquel que hacía un pacto con el diablo para conseguir a cambio de determinados favores (fama, riquezas, vida eterna…)

    – con la gargantilla en forma de corazón me he acordado de todas esas películas de enamorados que se prometen amor eterno compartiendo cada uno una de las mitades.

    – Y la canción de Queen: Who Wants to Live Forever? ¿Quién querría vivir eternamente?

    Igual que Ana también me quedo con el trozo que ella menciona.

    Mucha Suerte.

    1. Rafa Heredero

      Hola, Esperanza. Gracias por tu comentario. Casi siempre creo que los textos, una vez escritos, también pertenecen a los lectores y a lo que a ellos les sugiera. Las ideas que te han venido a la cabeza al leerlo son tan válidas como las de cualquier otro, incluso las mías. Es un texto que tú lees, con tu propia experiencia, y lo que te sugiera a ti será lo que realmente cuente. A mí me ha gustado esas alusiones que haces al mito de Fausto y a las películas de enamorados. A ti que te gusta el cine te recomiendo una película muy antigua (tengo debilidad por ellas), de 1934, que a lo mejor ya has visto. Se titula «La muerte está de vacaciones» (hay una especie de remake más moderno con Brad Pitt), donde se sugiere esa posibilidad de enamorarse de la muerte. Y lo de la canción de Queen, desde luego a mi protagonista le va como anillo al dedo.
      Un abrazo.

  3. Qué original perspectiva la de la muerte como orfebre y qué bien has tejido la red de engaños y encuentros. Como un cuento de las Mil y una noches. Mágico. Felicidades y mucha suerte.

    1. Rafa Heredero

      Qué bonito es tu comentario, Belén. Un cuento como los de las Mil y una noches, nada menos, y mágico además. Estoy encantado de que te parezca así.
      Gracias por pasarte por aquí, y un abrazo.

  4. Impactante esa escenificación de una huida que al final, acaba el propio perseguido. Me parece muy interesante el tema que subyace y como lo has representado todo en el relato, haciendo pensar, y dejando un amplio margen para la reflexión personal. Las ideas de los colgantes y la manera de escapar puntualmente de la muerte me ha gustado también mucho. Mucha suerte 🙂

    1. Rafa Heredero

      Es un placer seguir tus reflexiones sobre todos los relatos, Juan Antonio. Me gusta cómo defines esa vida, como una huida. Y que te haya gustado es otro placer.
      Un abrazo.

  5. Izaskun Albéniz

    Creo que nunca había leído a la Muerte disfrazada de orfebre. Me ha encantado, Rafa. Genial el tema, la pista de los colgantes y estupendo el poso que nos dejas. Suerte.
    Abrazos

    1. Rafa Heredero

      Gracias por tu comentario, Izaskun. Como le decía más arriba a mi tocayo, la Muerte puede disfrazarse de lo quiera. Me alegra mucho que te haya gustado.
      Un abrazo.

  6. Rafa Heredero

    Hola, Ana. La verdad es que el relato podría ser intemporal, pero el cine y las historias parecidas con la Muerte personificada y la fantasía de sus encuentros, nos llevan a esa Edad Media donde la muerte siempre parece estar muy presente. Yo también me lo he imaginado así, por el tono gris de esas películas, y porque la historia original en la que se basa esta del orfebre tenía relación con campanas y la situaba en una época en la que se fundían como en la Edad Media. Al final lo cambié todo y quedó así.
    Gracias por el comentario, y un abrazo.

  7. María José Escudero

    Decía mi abuelo materno que era saludable dedicar unos instantes cada día a pensar en la muerte, para ir aceptándola y verla venir… Bueno, no sé si tanto.Pero, ya que no podemos escapar de de este «orfebre», ¿sería mucho pedir poder elegir el momento?
    Un cuento del que no he podido escapar. Precioso.Mucha suerte.

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