Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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ABR.31. LA LLUVIA DE LA FELICIDAD, de Sotirios Moutsanas

Hacía ocho meses que no llovía. El país entero estaba sufriendo una desolación total. Los campos se secaron, los agricultores se arruinaron, los embalses estaban bajo mínimos. Ni los más viejos recordaban algo parecido.
       Salvador, un erudito en las artes místicas, leyendo como San Elías pidió a Dios que lloviera  en una gran sequía y Dios escuchara sus plegarias, decidió actuar. Ayunó dos días y al tercero empezó con meditación, respiraciones y a posteriori comenzó a recitar los diez sagrados mantras. Los combinó con respiraciones: “Kyrie, eleison. Christe, eleison”. Pasó  una hora, y empezó a entrar  en un estado de bienaventuranza hasta llegar al éxtasis. De súpito escuchó un estruendo como una manada de mil caballos y finalmente una luz fuerte como siete soles estremeció todo su ser. Entonces empezó a rezar en su interior: “Señor del universo, tú que eres la matriz y el esperma de todo. Señor, conocedor del pasado, presente y futuro de todos los seres, escucha mi súplica. ¡Haz que llueva, oh, Pantocrátor!”
       La lluvia empapaba la sedienta tierra, los meteorólogos estaban desconcertados, nadie podía explicar aquel fenómeno.
       Por fin la lluvia nos devolvió la felicidad.

6 Responses

  1. Chelo

    Qué curiosa mezcla de creencias de aquí y de allá, pero es cierto que eso de la oración, siempre es un súplica divina. El caso es que llovió, sea cual sea el dios solicitado

  2. Anonymous

    Primero se vé la luz, después se escucha el sonido. La luz viaja más rápido que el sonido. (Para ser correcto).
    Por lo demás, muy bonito, imaginativo.

    1. Yo, como alumna de filología hispánica, creo que tengo el poder para refutar tu argumento. La frase discutida es la siguiente: “De súpito escuchó un estruendo como una manada de mil caballos y finalmente una luz fuerte como siete soles estremeció todo su ser.” Estás argumentando la teoría del trueno y del rayo, pero Sotirios no se está refiriendo a ninguna de ellas en ningún momento. Su personaje ha entrado en una especie de nirvana, al éxtasis en el que llegan los místicos y los yoguis, pero el autor no quiere poner a los ojos del lector la metáfora del rayo, más bien está usando la comparación “como una manada de mil caballos” y la sinestesia “una luz fuerte como siete soles estremeció todo su ser”, describiendo un tipo de estado, de bienaventuranza, a su manera.
      Para abreviar, está intentado explicar algo abstracto, como un sentimiento, pero fuera de lo común, y no está describiendo que una especie rayo alcanzó a Salvador de la manera que quieres señalar. Así que para mí es correcto.
      ¡Un saludo, concursantes!
      Anais

    2. SOTIRIOS MOUTSANAS

      Querido anónimo, muchas gracias por leer mi cuento, me siento muy feliz que te haya gustado. Por el sonido y la luz, si hablamos de fenómenos naturales tienes razón, pero lamentablemente no me estoy refiriendo a esto. El estruendo simboliza la llegada de Dios a su discípulo, igual antiguamente las trompetas la llegada del rey. La luz, como siete soles, la verdadera forma de Dios, que es luz y solo unos pocos elegidos amantes de Dios pueden ver su verdadera forma porque él se lo permite.
      Amablemente, Sotirios Moutsanas

  3. Anonymous

    Ha sido sumamente agradable para mí escuchar vuestros argumentos y vuestras razones y tengo que admitir humildemente que teneis razón. No lo digo como excusa, pero también pensé lo que tú, Sotirios me explicas, pero leyendo y «oyendote» como lo dices me parece genial. Además me gusta mucho vuestra forma de escribir. Gracias por vuestra amabilidad. Y saludos cordiales.

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