Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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AGO107. ANOPHELES, de Miguel Ángel Page

La sola idea de haber influido en su vocación ya me hace languidecer. Una fría punzada en mi pecho acompaña a ese zumbido insistente de dos palmos más arriba. ¿Qué me voy a encontrar?

Los hijos se miran en el espejo de sus progenitores, es algo inexorable. Tan pertinaz como el orbitar de los planetas o el devenir de las estaciones.

Siempre creí que otro mundo era posible. A pesar de las noticias que nos llegan de cataclismos, guerras y codicia.

Recuerdo su asombro, bien niña, al contarle las historias de mis viajes por Sudamérica, años antes de que su madre y yo nos conociéramos; sus dibujos de ‘negritos pobres’ o cómo conminaba a su hermano a cerrar el grifo porque en otros países faltaba el agua.

Era inevitable que acabara marchándose. La cara de su madre en Barajas, un poema. La mía, mezcolanza de satisfacción, miedo y nostalgia.

No tardó en ilusionarse con el proyecto. Sus llamabas así lo confirmaban. Se puede, papá. Luego su voz empezó a titilar del otro lado.

Hoy soy yo el que está a punto de aterrizar en Ghana. Con la esperanza de que aquel mosquito no la aparte para siempre de nosotros.

30 Responses

  1. Muy bueno, Miguel Ángel. Me ha gustado mucho la historia y el título. Se me quedó un poco colgado ese ‘zumbido insistente de dos palmos más arriba’, en la primera lectura di por sentado de que se trataba del zumbido del mosquito pero al leer que el avión estaba a punto de aterrizar, me ha quedado la duda si no sería el aviso de abrocharse el cinturón o algo así… Pero me parece magnífico, no solo como homenaje a cooperantes como dicen por ahi arriba, sino como testimonio de la gran importancia que pueden llegar a tener los ‘pequeños insectos’ en la vida humana. Algunos hasta ‘protegen’ grandes territorios de la presencia del hombre. Suerte y un abrazo.

    1. El zumbido rodea todo el texto, está el mosquito, el avión y, sobre todo, los pensamientos martilleantes en la cabeza del padre.
      Y sí, si el hombre si luchará cuerpo a cuerpo con la naturaleza lo llevaba claro. Gracias por marcarte un comentario así. Un abrazo.

  2. Miguel Ángel, muy bien traído el tema. Al hilo de los mosquitos nos muestras que aún hay gente dispuesta a darlo todo por cambiar el mundo. Y a pensar que se puede, a pesar del final amargo que nos dejas.
    Te felicito sinceramente.

    1. Los insectos me tenían atascado este mes, hasta que di con el enfoque que quería y ya salió todo como un enjambre.
      Y sí creo que se puede cambiar, aunque resulte un poco iluso pensarlo a veces. Gracias por tu comentario.

  3. Eres tremendo, Page, y eso que no eres padre aún, que yo sepa. Así, o casi, es como se sienten los padres cuando ocurre lo que narras, el sentimiento de culpa. Me gusta el detalle de las madres, pues siempre son las que llevan a los hijos en las entrañas. Ahora, lo que más me gusta es ese «Se puede, papá», que aliviará y justificará el sacrificio si ocurre lo peor. Creo que te lo has currado, te has puesto en el papel, como buen escritor. A ver si tienes suerte a fin de mes.

    1. Pues que yo sepa tampoco, jeje. Me alegra que te parezca que haya podido conseguir esa voz, expresar ese sentimiento. Y más si viene de alguien que valoraba tanto la relación con su padre como ahora lo hace con su hija.

  4. El hecho de marchar a un pais desconocido sabiendo que puedes sufrir calamidades como las que sufrió tu protagonsita, hace de los voluntarios gente a la que debemos admirar y esas palabras del padre cuando dice que su cara es un gesto de satisfación y miedo a la vez son muy clarificadora. Me gustó mucho y espero que tengas suerte con tu relato.
    Un abrazo.
    Puri

  5. Estupendo homenaje a esas personas que sacrifican todo, a veces incluso la vida, por los demás. Ese padre a la vez orgulloso y aterrado, qué bien lo has plasmado.

    Mucha suerte Miguel Ángel, a ver si ese mosquito te acerca a lo más alto. Abrazos.

  6. Precioso homenaje a tanta gente anónima que se dedica a ayudar a los demás, Miguel Ángel. A mí me has dejado con un zumbido constante, pensando en las dificultades a las que se enfrentan y que nosostros desde nuestra comodidad no sabemos ver y muchas veces ni apreciar lo que hacen. Has hecho muy bien en recordárnoslo, utilizando muy bien el tema del mes.
    Un abrazo y suerte.

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