Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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18. ALMAS ROTAS (Ángel Saiz Mora)

Pese al gesto mustio que le acompaña, el taller se ilumina cuando parece abrazada a su bien más querido. Lo deposita en el mostrador, entre inevitables virutas. El veterano lutier saluda a la hermosa concertista. La voz femenina suena débil, aunque no son necesarias palabras, él sabe lo que ocurre. Abre el estuche, extrae el violín, tan elegante y estilizado como la anatomía de su dueña. El hombre palpa el instrumento de cuerda con respeto y oficio. A través de una de las aberturas accede al espacio en que el alma está metida, la causa del problema. Extirpa esa pequeña espiga circular de madera de pino que se ha quebrado, el verdadero corazón del violín; de inmediato procede a su sustitución. Reparado el interior del objeto con el que tanto se identifica, ella sonríe de nuevo. Ya no se siente desprotegida y vulnerable, la voz de la intérprete y la del instrumento vuelven a ser una sola música armoniosa.

 

La violinista abona el importe del trabajo y se marcha agradecida. El artesano, enamorado sin remedio, suspira y sueña con que quizá algún día ella también ponga remedio a su vieja alma rota.

61 Responses

    1. Ángel Saiz Mora

      Si alguien sabe de música y delicadeza por aquí eres tú, así que me alegro especialmente de que te haya gustado.
      Gracias por abrir los comentarios.
      Un abrazo

  1. ¡Bellísimo! Me has conmovido hasta lo más profundo de mi corazón. Más que escribir, has susurrado las palabras, tocando una melodía íntima. Hasta me ha dado la sensación de estar descubriendo sentimientos que no debía, porque les pertenecen sólo a ellos.
    ¡Extraordinario, mi amigo poeta!

    1. Ángel Saiz Mora

      Ella enamorada de su arte, él prendado de ella; ambos sumergidos en sus propios mundos. Se necesitan, pero no son del todo conscientes, o no lo son siempre, o uno lo es más que otro. Almas incompletas que no aciertan con la reparación que precisan.
      Otro comentario como este y te pongo un monumento.
      Ahí va mi amistad y mi abrazo

  2. Macarena Abilleira

    Muy poética tu prosa; los sentimientos se pueden tocar, trascienden las palabras y cobran vida a medida que el lector se interna en la historia.
    Me gustó mucho leerte.
    Suerte!

    1. Ángel Saiz Mora

      Hasta el mejor profesional de este planeta no puede dejar de ser humano y, por tanto, de mezclar los sentimientos con su trabajo, aunque este sea su pasión. No era mi intención expresa dar al texto un tono poético, pero si las letras lo han querido así, no seré yo quien las contradiga. Muchas gracias por las tuyas.
      Un saludo

    1. Ángel Saiz Mora

      Seguro que la concertista admira al artesano y hasta lo aprecia. Otra cosa es que supere esa límite, sea consciente del amor que le profesa y sienta algo similar. Desde luego, serían buena pareja.
      Muchas gracias, Mariángeles.
      Abrazos

    1. Ángel Saiz Mora

      Me parece que he jugado con cierta ventaja, pues si la música tiene una magia que a todos nos atrae, el violín es el pasaporte ideal para llegar a ella.
      Tú siempre tan atento, Lorenzo. Muy agradecido.
      Un abrazo

  3. Ángel Saiz Mora

    Cuánta razón tienes, Ana. Que tire la primera piedra «quien no tiene, tuvo o tendrá» un desgarrón interior, invisible y real. El problema es que no siempre puede enmendarse el doloroso estropicio, por mucho que digan que no hay mal que cien años dure.
    Muchas gracias

    1. Ángel Saiz Mora

      Él sabe apreciar la belleza y se le intuye una sensibilidad especial, que no se atreve a sacar a la luz, posiblemente por miedo a un rechazo que le hundiría; ahora al menos tiene una esperanza, aunque sea lejana.
      Muchas gracias, Rafa.

  4. Un relato muy entrañable, lleno de imágenes tiernas y también agridulces, como la del amor no correspondido. Me da que el lutier tendrá que conformarse con ser el técnico reparador del violín de la bella concertista. Pero de ilusión también se vive y la esperanza es lo último que se pierde. Has afinado muy bien las palabras y tu relato nos envuelve como la armonía de la mejor música. Felicidades, Ángel.

    1. Ángel Saiz Mora

      Tú sí que sabes afinar bien, Juana Mª. Estoy contigo, me temo que el pobre habrá de sobrellevar sus sentimientos sin que ella ni siquiera se dé cuenta, aunque ese amor platónico y una remota esperanza sea lo que le mantienen vivo.
      Muchas gracias por tu amable comentario.
      Un abrazo

  5. Esperanza Tirado Jiménez

    Casi lo he leído a ritmo de música de violín. Qué bonita historia. Como si estuvieras mirándoles por un agujerito. No sabía lo del alma de los instrumentos. Curioso que se llame así.

    Ayer descubrí una serie hecha por Amazon centrada en una orquesta. Coincide el tema pero el modo de tratar la historia es totalmente opuesto. Preciosa historia la tuya.

    Enhorabuena. Por esta y por tantas.

    Mucha Suerte.

    1. Ángel Saiz Mora

      Yo descubrí esa parte tan importante y oculta del violín cuando mi hijo mayor, entonces más pequeño, fue a hacer una prueba a un conservatorio, en la que acababan de rechazar a una niña porque su violín tenía el alma rota, menos mal que a la pobre le prestaron uno. Es un instrumento lleno de magia y belleza.
      Gracias, Esperanza. Un abrazo

    1. Ángel Saiz Mora

      Pueden suceder muchas cosas, pero mucho nos tememos todos que el sueño del lutier tiene visos de no materializarse, disipado bajo un lento desgaste y una tristeza perpetua.
      Gracias, Edita. Un abrazo

  6. Calamanda Nevado

    Ángel, has coneguido ambientar tu relato que parece escucharse una composicion musical de fondo. entrañabe y romantica historia. Suerte y saludos

    1. Ángel Saiz Mora

      Para buena poesía la de tu amable comentario, en el que has incidido en el sueño de un hombre en medio del mejor de lo rumores, la música.
      Gracias y un saludo

  7. bocejo@ono.com

    Si no es ella, ojalá encuentre a otra que le ponga un apósito en ese corazón herido. Sencillamente precioso. Escribes pura poesía. Un saludo.

    1. Ángel Saiz Mora

      El problema de las personas es que a menudo no tienen sustitución, pero ese viejo artesano, prudente y sensible, merece que alguien repare ese corazón roto por donde se le escapa el alma.
      Muchas gracias. Saludos

  8. Towanda

    Hola, Ängel.
    Una historia de amor hermosísima. Qué pena que ella no se haya fijado en él para que dejara de ser platónica y se convirtiera en real.
    Me ha emocionado tu relato y mucho.
    Gracias, por este pedacito de ternura.

    Un abrazo gigante.

  9. Ángel Saiz Mora

    Cuánto sufrimiento puede acumular aquel que quiere sin límite y que no se ve correspondido, que teme además ponerlo de manifiesto, no sea que se le confirmen las sospechas y todo su mundo se hunda del todo, muerto el último atisbo de esperanza.
    Muchas gracias a ti por tu análisis y tu generosidad.
    Un abrazo grande

  10. gil hernando de santiago

    Acabo de saltar del cincuenta palabras, y te encuentro. Ademas envuelto por la música. Genial coincidencia, y magnífico relato.

  11. Ana Fúster

    No puedo decir nada nuevo, excepto que me gusta mucho el paralelismo que estableces entre las dos acepciones de «alma», subrayando la gran diferencia entre ambas, que la humana es de reparación difícil o imposible. Y que mientras lo leía le he puesto fondo de banda sonora, la de la película «El violín rojo». Gracias por habérmela recordado con la música de tus palabras.
    https://www.youtube.com/watch?v=X8ITW72y_6s

  12. Ángel Saiz Mora

    Muchas gracias, Ana, por tu amable comentario, que ya en sí es un regalo, con el broche de haberme recordado esa película que tanto me gustó.
    Un abrazo

  13. Es un relato realmente bello. Has conseguido que escuchemos tus letras. Y ese desgarrón del alma que presentas me ha parecido genialmente redactado. Un relato de los que te atrapa sin que te des cuenta. Enhorabuena. Poco más puedo añadir a lo que ya te han dicho. Mucha suerte 🙂

    1. Ángel Saiz Mora

      Llevo tiempo leyéndote y llegándome ecos de tus éxitos, unas letras siempre sublimes y que has puesto en lo más alto con tu relato de este mes, por eso me siento tan satisfecho por tus palabras, que te agradezco mucho.
      Un abrazo

    1. Ángel Saiz Mora

      No podemos dejar de ser los que somos, Beto, cada cual con su estilo. Ya que estamos, aprovecho para decirte que a mi me gusta el tuyo, tan imaginativo.
      Saludos

  14. Salvador Esteve

    Ángel, precioso relato lleno de sensibilidad. Esas ondas sonoras que inundan los auditorios, seguro que tienen algo de ese amor que el artesano transmite al alma del violín. Perdona mi atrevimiento, pero ese amor no puede quedar baldío. Imagino a la concertista volviendo otra vez para reparar su preciado violín, y al enamorado lutier comprobando que no tiene nada y que está en perfecto estado. Espero y deseo premio para este relato. Abrazos y mucha suerte.

    1. Ángel Saiz Mora

      La violinista nunca encontrará a nadie que la quiera igual, de esa manera completa, pura y sin límite; por eso, la continuación que propones, Salvador, sería perfecta.
      Tus palabras sí que son un premio, te lo aseguro.
      Abrazos

  15. Virtudes Torres

    Precioso relato. Se nota el gran amor que él siente por ella.
    Creo que ella avería adrede el violín para poder estar unos momentos con él.
    Pero su timidez no le permite demostrar su amor.
    Un abrazo y mucha suerte.

    1. Ángel Saiz Mora

      Uno por otro, las cosas sin hacer. Él, porque la considera inalcanzable; ella, porque no se atreve. Alguna fórmula tendrían que encontrar para que sus dos soledades convergiesen.
      Gracias, Virtudes. Otro abrazo para ti

    1. Ángel Saiz Mora

      Sí señor, lo de la espinita está bien traído, pues es literal en el violín, y figurado pero cierto en el lutier.
      Me alegro de que te haya gustado, Manuel, y muy agradecido por tu comentario.
      Un abrazo

    1. Ángel Saiz Mora

      Decimos que los temas se agotan, pero siempre se puede aportar algo más si se bucea en la sensibilidad, como que un violín tiene «voz y corazón».
      Gracias, María.
      Un abrazo

  16. Música en cada palabra, Ángel. Has creado una historia de amor maravillosa, con delicadeza y maestría. Seguramente la conocerás pero, si no es así, te recomiendo una película canadiense de hace tiempo que se llama «El violín rojo». Un abrazo.

    1. Ángel Saiz Mora

      Hola, Belén
      Lo primero quería decirte que me alegro de que, como a otros Entecianos, nos hayamos puesto cara el otro día. Sí que vi esa película hace años, en vídeo, me pareció muy buena y no todo lo conocida que merecería ser, lo que no sabía es que es canadiense, daba por hecho que tenía que ser estadounidense, porque el marchante de arte lo interpreta Samuel L. Jackson, en fin, no todo va a ser de allí.
      Qué más podemos pedir los que nos da por escribir que el resultado sea grato para alguien, por eso te agradezco tu amable comentario.
      Un saludo, gracias otra vez y que no paren las letras

    1. Ángel Saiz Mora

      Hola, Javier
      Estoy de acuerdo contigo, cuanto menos explicaciones mejor, debe darse por hecho que el lector es inteligente y sabe interpretar, al igual que también tiene su gracia que pueda haber diferentes versiones a la hora de comprender un texto; pero como también dices, me pareció necesario dejar claro en este caso qué es el alma de un violín, más cuando se trata de la excusa sobre la que se arma todo el relato.
      Un abrazo y muchas gracias por pasarte

  17. Jerónimo Hernández de Castro

    Enhorabuena Ángel! Ese juego entre el alma del luthier y el del propio violín me parece muy logrado. Un abrazo y suerte

    1. Ángel Saiz Mora

      La palabra «alma» es común a varias acepciones, pero son inevitablemente diferentes, en tanto unas admiten reparación en las manos adecuadas, mientras que otras tienen difícil componenda.
      Gracias, Jero. Aprovecho para decirte que me gustan esos juegos de rescate de palabras que a veces propones.
      Un abrazo

  18. Lola Pacheco

    Las almas humanas no se arreglan tan fácilmente…
    Qué bello relato. De todos los versos, te has ido a por el más difícil de encajar, y lo has conseguido con la delicadeza y la maestría de un lutier. Felicidades, Ángel.

  19. Ángel Saiz Mora

    Una simple astilla de madera puede dar mucho de sí. Me pregunto qué forma tendrá el alma de cada uno, pues no acabo de creerme que sea tan inmaterial como se dice.
    Muchas gracias, Lola.
    Abrazos

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