Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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105. ÁNGELES DE LA GUARDA

Ángeles de la Guarda

Érase que se era, una pareja de “abuelitos” que vivía en el peculiar barrio del Albaicín de Granada. Cada mañana, ella se levantaba y le ponía su café en la cama. Él, con su cigarrillo matutino, la miraba con los ojos entornados de un joven enamorado.

Desde la cama, la Alhambra les daba los buenos días. A los pies, Belinda, su fiel compañera de viaje.

Belinda, era una pequeña pomenaria de gran carácter. Apareció una gélida tarde de invierno cerca del portal. Desde aquel día, hace ya cuatro años, nunca se separaría de nuestra entrañable pareja de abuelitos.

Todo era felicidad, hasta que nuestros enamorados cayeron enfermos. La vida que tanto amaban se apagó en escasos meses. La abnegación de ellos contrastaba con la tristeza de Belinda. Su sexto sentido entendía que el final estaba cerca.

Tras cuatro meses de agonía, la luz del cielo se los llevó de la mano.

Belinda, ausente, en ocasiones, levanta la mirada y busca entre las estrellas aquellas dos que están cogidas de la mano. Sabe, que son sus dos ángeles de la guarda.

7 Responses

  1. Martín Zurita

    Hola, José María.
    Tiene, contiene tu texto cosas muy de mi gusto. Ese comienzo a la antigua.la palabra pomenaria. la expresión «La luz del cielo se los llevó de la mano». Y ese cambio de tiempo verbal en el último párrafo, en tu texto, a mi entender, justificadísimo, porque habla en presente, pasado lo pasado. Y, en fin, me encanta el conjunto, título incluido. Por ello, mi gran enhorabuena, junto a un buen abrazote.

  2. Jesús Garabato Rodríguez

    Cúanto sentimiento se aprecia en tu texto, José María. Ellos, al menos, se fueron juntos. Aguardemos que Belinda, gracias a esos ángeles que la protegen, pueda seguir su vida acompañada y acompañando a gente que la quiera y cuide, en reciprocidad. Enhorabuena y suerte. Un saludo.

  3. Curioso Jose María, al leer el título pensé que tu historia tendría un ángel de la guarda como en la mía, pero no, en este caso es al contrario, son los humanos los que velan por la pequeña Belinda, y ella lo sabe.
    Precioso y tierno relato. Me ha gustado mucho leerte.
    ¡Suerte!

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