Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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27. Braulio

En la aldea parece que se han acostumbrado, que ya no hacen caso ni le dan importancia. Pero la verdad es que en su cementerio, cada 5 de mayo, sucede algo extraordinario. Sobre la tumba de Braulio, el antiguo maestro, aparece una botella vacía de pacharán.

Los que le conocieron saben que era adicto a ese licor y piensan que su espíritu despierta todos los años para agarrar una melopea que le ayude a olvidar la barbaridad que cometió en fecha semejante -hace ya bastantes años- cuando, también ebrio, se llevó por delante a la parienta de un hachazo. Los demás opinan que es, sencillamente, la broma de mal gusto ideada por un idiota superlativo.

Mientras, en su epitafio, oculto por las hierbas que nadie se preocupa de retirar, rezan las siguientes palabras: «No me juzguéis culpable del crimen que un desconocido perpetró»

16 Responses

  1. Es cierto que el alcohol, o el abuso de él, despierta ese monstruo que todos llevamos dentro y que, en general, ni siquiera nosotros somos conscientes de su existencia. Me ha gustado mucho cómo nos acercas a un drama que, lejos de solucionarse, crece cada día como una mancha de aceite. Enhorabuena Rafa!! Suerte. Un abrazo.

  2. Mª Belén Mateos

    Hasta aquí me llega el aroma de ese pacharan, de su aliento embriagado y de la locura cometida.
    Un relato estupendo, bien narrado y que nos deja con un sabor ácido en ese epitafio final. La mente se desdobla ante ante alcohol.
    Un beso Rafa, suerte con Braulio.

  3. Ángel Saiz Mora

    El alcohol transforma a las personas en otras: a veces los vuelve pesados; otras, patéticos; lo peor es cuando, rotas las inhibiciones, propicia que salga a relucir el rol violento. Tu epitafio, sin proclamarlo, dice mucho. Al margen de todo ello, el pacharán es un buen hallazgo, pero, como tantas cosas, en su justa medida.
    Un abrazo, Rafa. Suerte

  4. Lo que yo entiendo es que Braulio, en efecto, le pegó el hachazo a la parienta, pero se excusa en su ebriedad para decir que no fue él. O sea, enajenación mental transitoria.

    Mucha suerte Rafa.

    PD. Me encanta el pacharán bien hecho.

  5. María Ordóñez

    Qué historia tan buena, como espeluznante. ¿Acaso el epitafio lo escribe el muerto? No siendo así, pobre Braulio. ¡Muchas felicidades y salud con un buen pacharán!

  6. Ese final que deja pensativo al lector me gusta y mucho. Casi tanto como una copa de patxaran a los postres de una comida copiosa. Enhorabuena Rafa. Creo que es un micro bien narrado y estructurado que además implica al lector tras leer el epitafio. Un acierto. Besotes

  7. Pensativa me dejas. El extraño es el propio Braulio bajo los efectos del alcohol o, es el bromista que le deja cada año la botella de pacharán?
    Buen relato Rafa. Suerte y besos.

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